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Brotolling Quartet. Las rejas del canon: de la severidad clásica al jolgorio jazzístico


José Santiago Lardón 'Santi' - 12 febrero, 2016 - 0 comments

Brotoling

Brotolling Quartet es una formación de amigos y músicos afincados en Almería y unidos por intereses comunes como la música, la cocina, la enología o la naturaleza. En este primer encuentro en público se servirá como primer plato una muestra del maridaje entre el jazz y el clásico con la Suite nº1 para flauta y trio de jazz del compositor francés Claude Bolling que será, como no, parte de un menú completo con segundo y postre para todo tipo de comensales. Integrarán segundos y postres, obras de Ginés Peregrín y Fernando Wihelmi, a quien han tenido el placer de invitar a este inusitado y genial concierto, y seguro que algún extra, invitación de la casa.

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Como proyectos de futuro, Brotolling Quartet pretende seguir con las interpretaciones de la obra de Claude Bolling para este formato, así como con la investigación, estudio e interpretación de obras que abarquen estilos diferentes como el jazz, el latino, el clásico o la música de compositores de nuestros días sin perder nunca el estilo clasijazzero que caracteriza a la formación.

Sonsacados hasta la extenuación, facilitaron con gentileza sublime unos breves perfiles, aduciendo con sorna y risas que ellos no son importantes, algo inconcebible dedicándose como dedican su vida con encomiable esfuerzo al duro pero gratificante oficio de la educación, hoy tan denostada, pero premisa ineludible para vislumbrar la certeza del futuro.

Pilar Romero (Flauta)

Pilar Romero (Marines, Valencia). Se crió musicalmente en la banda de su pueblo natal y en la Banda Primitiva de Llíria compaginándolo con estudios de Coro, Orquesta, Banda Sinfónica, en tanto terminaba el grado profesional y superior en el Conservatorio Superior de Música de Valencia. Pronto comenzó a trabajar en los conservatorios de Albacete, Almansa, ambos en Castilla la Mancha, Alcañíz (Teruel) y finalmente en el de Almería donde obtuvo la plaza por oposición en 2006.

Desde siempre ha sentido inquietud por el flamenco y al conocer el antiguo Clasijazz, el del Quinto Pino, comenzó a saborear y disfrutar del jazz de la mano de Pablo Mazuecos, Antonio González y la gran familia jazzística del Clasijazz.

Se considera privilegiada de que músicos almerienses cuenten con ella, ¡una flautista clásica!, para llevar a cabo otras facetas musicales, y confiesa con orgullo «aprendo día a día día para después enseñárselo a mi alumnado del Conservatorio».

Maite Palomo (Piano)

Maite Palomo (Andújar, Jaén). De formación clásica, terminó sus estudios superiores en el Conservatorio Superior de Música de Córdoba. Sus circunstancias laborales le trajeron a Almería donde inicia sus primeros acercamientos a otros estilos musicales.

Ha realizado, y continúa haciéndolo, investigaciones y variados estudios sobre formación musical de los más pequeños y Educación Auditiva. Desarrolla su labor pedagógica como profesora de Lenguaje Musical en el Conservatorio Profesional de Música de El Ejido.

Ginés Peregrín (Contrabajo)

Ginés Peregrín (Motril, Granada) Su dilatada experiencia y curiosidad le han llevado a un peculiar y personal viaje a través de diversas formaciones tanto en el campo del clasicismo como en el de un amplio abanico de músicas modernas, razón por la que en su estilo pueden observarse multitud de matices.

Como contrabajista colabora con diferentes formaciones de clásica, jazz, bossa nova y flamenco con cantantes como Ruth Becerro, Magdalena Crespo o Chelo García, y músicos como Juanjo Simón o Alberto Bonilla.

Una labor concertística que compagina con la ocupación educativa y de difusión de las enseñanzas de vanguardia en el área de la pedagogía. Fue director de la Escuela de Música de La Zubia (Granada), donde dirigió los cursos de jazz y música moderna. En la actulidad ejerce su labor docente en el Conservatorio Superior de Música de Almería.

Jordi Lluis Espuny (Batería)

Jordi Lluis Espuny (Tortosa, Tarragona) Baterista de sesión inició su carrera musical a temprana edad cursando estudios de música en el Conservatorio Profesional de Música de Tarragona, a la par que estudiaba batería con profesores de la talla de Xavier Bertomeu o Ángel Pereira en Barcelona.

Después se desplazó a Madrid por motivos profesionales lo que le permitió seguir perfeccionando sus estudios de batería con Pepe Sánchez, profesor de renombre que la marco su carrera profesional.

A lo largo de su vida profesional formó parte de formaciones como Orquesta Florida, Big Band Internacional Marabú, Embassy Quartet u Orquesta Mancy entre otras, de estilos variados que van desde el clásico, música ligera, swing, jazz al latin jazz. En dichas formaciones coincidió con grandes músicos como Jordi Barceló, José Luis Guerrero o Lorenzo Fernández.

En la actualidad compagina las clases de batería en el ámbito privado con la colaboración en diferentes proyectos musicales de carácter semi-amateur. Forma parte del grupo de versiones pop rock Perjudik-2, de la orquesta de baile Orquesta Gala , del grupo de fusión clásico-jazz Brotolling Quartet, y es miembro de la banda que acompaña a la jovencísima vocalista almeriense Mar Hernández.

Fernando Wilhelmi (Flauta)

Fernando Wilhelmi (Granada, 1959). Compositor, saxo alto y tenor, flauta. Estudió flauta travesera en el Conservatorio Superior de Música Granada (Premio Fin de Carrera), y saxofón e improvisación en el Taller de Músics de Barcelona. Enamorado de las mejores músicas del siglo XX, reparte su actividad como compositor, docente e instrumentista en ámbitos como el jazz, las músicas de Brasil y Cuba y la música de tradición andaluza. Es profesor en el Conservatorio Superior de Música de Granada.

A lo largo de su carrera profesional ha formado parte de los grupos Costa, Abdu Salim, David Lenker y Kin-Krible, y dirigió el Fernando Wilhelmi Quintet. En otros ha actuado en los Festivales de Jazz de Sevilla, Málaga, Granada y Madrid.

Entre su discografía cabe reseñar Vengo soñando (Big Band, 1997), así como el recopilatorio Jazz en la Costa (Big Band, 1998). Formó y dirige la Orquesta de Ida y Vuelta

Claude Bolling: Suite nº 1 para flauta y trío piano jazz

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Claude Bolling (Cannes, Francia, 1930) Compositor, arreglista, pianista y director de orquesta, es uno de los músicos más activos y versátiles franceses. Desde sus primeras lecciones de piano encontró en la música la pasión de su vida, el universo ideal donde su sensibilidad artística diese via libre a su creatividad. Pianista precoz, a partir de los 14 años participó en conciertos y concursos, organizó combos o la Show Bizz Band con la que amén de sus obras musicó las de Jimmie Lunceford, Glen Miller, Basie o Ellington. A los 16 años era profesional y a los 18 años grabó su primer álbum. Adquirió un auténtico bagaje estudiando con maestros como Germaine Mounier (piano clásico), Leo Chauliac (piano jazz), Maurice Duruflé (armonía), André Hodeir (contrapunto, orquestación, escritura de jazz).

Compusó para cine, televisión y teatro, participando en 1996 en la puesta en escena de la obra de Ellington A Drum is a Woman dirigida por Jérôme Savary y estrenada en el Théâtre National de Chaillot. Descubrió el jazz a través de los discos de Fats Waller, forjando su estilo además bajo la influencia de otros pianistas como Earl Hines, Teddy Wilson, Art Tatum y especialmente Duke Ellington, su maestro y amigo, lo que le valió el alias de Bollington de parte del escritor y músico Boris Vian.

Asiduo de los clubes de moda de posguerra de Saint-Germain-des-Prés, era solicitado por los grandes solistas americanos que visitaban Francia. Ha tocado, grabado y colaborado con grandes figuras, como los vocalistas Joe Williams, Carmen McRae, Dee Dee Bridgewater, y con instrumentistas como Rex Stewart, Cat Anderson, Paul Gonsalves, Buck Clayton, Lionel Hampton, Albert Nicholas, Mezz Mezzrow, Roy Eldridge, Dizzy Gillespie, John Faddis, Sam Woodyard o Rhoda Scott (organ), así como con las bandas de Illinois Jacquet o la Duke/Mercer Ellington Orchestra. Su encuentro con Stéphane Grappelli en 1991 en el álbum First Class (Django d’Or y Prix HCF 1993), fue un gran éxito

A su nombre ha editado excelentes álbumes como: Plays Ellington, Plays Django, Ragtime Bolling, Original Ragtime, Original Piano Blues, entre otros.

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Su primera composición en la que marida clásica y jazz fue para dos pianos —Sonate pour deux pianos (con Jean Bernard Pommier)—. Tras escucharla, el flautista y amigo, Jean-Pierre Rampal le pidió que escribiese un diálogo entre flauta y jazz. El resultado fue la Suite para flauta y trío piano de jazz, escrita en 1973 y grabada en 1975 para Columbia, donde junto al mítico flautista y el propio Bolling al piano, participaron el contrabajista Max Hédiguer y el baterista Marcel Sabiani. Fue nomimada a los Grammy en la categoria Best Chamber Music. Luego vieron la luz otras versiones, incluida una sinfónica, Symphonic Suite for Flute & Jazz Piano Trio (1995), a cargo de la Bayerische Rundfunkt Orchester y el Modern Life Quartett. Su éxito, sin precedentes, más de 500 semanas en Estado Unidos en las listas de hits, discos de oro platino, le valió a Bolling el honor de inventor de un nuevo género, crossover music, o música híbrida o mestiza —¿la hay que no lo sea?— donde las partes se ensamblan a la manera de un pachtwork, esa suerte de tela tejida con retales que pueden alcanzar gran belleza cromática. O dicho de otro modo, cohabitación sin alteración alguna y de forma muy organizada, de la sintaxis del jazz y de la clásica

Alentado, Bolling, compuso una decena de grandes obras para guitarra, violín. orquesta de cámara y violonchelo con intérpretes de lo clasico como Alexander Lagoya, Pinchas Zukerman, Maurice André, Yo Yo Ma, English Chamber Orchestra, Patrice y Renaud Fontanarosa, Marielle Normdann, Guy Touvron o Eric Franceries.

A propósito del nuevo género Bolling escribió: «Son obras que permiten al solista clásico interpretar con un trio de jazz. Para ello es esencial acentuar las diferencias entre ambos estilos. El instrumentista clásico ha de tocar tan clásico como sea posible en contraste con el trío jazz piano, bajo y batería. Y los instrumentistas del trío deben demostrar su versatilidad para tocar tan jazz como sea posible, en concordancia con su educación clásica y las necesidades de la música. Espero que los músicos encuentren tanto placer en tocar esta música, como lo tuve en su creación».

La obra se compone de siete movimientos: 1.“Baroque and Blue”. 2. “Sentimentale”. 3. “Javanaise”. 4. “Fugace”. 5. “Irlandaise”. 6. “Versatile”. 7. “Véloce”.

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Boceto: Carmen F. Agudo

Las rejas del canon: de la severidad clásica al jolgorio jazzístico. José A. Santiago Lardón

La sacralización de la cultura, sea cual sea su manifestación, suele alzarse en férreo obstáculo que cercena su desarrollo, su vislumbre de futuro, como la jaula reprime el vuelo del pájaro. Cuando una obra se erige en norma o canón, en aquello conocido y que se entiende, y por tanto modelo a imitar y espejo donde mirarse, lleva implícita su propia muerte, la tragedia acomodaticia de ese mal hábito que es la costumbre.

La esencia creativa anida en la obra del creador quien en su anhelo de horizontes de futuro libra un crudo combate contra mil obstáculos, contra la negación y el anatema. Sucedió, y sucede, con toda suerte de expresión cultural y, desde luego, con la musical, manifestación emocional inicial del ser humano, pura abstración pero también fiereza física y emotiva. Antes que el habla fue el grito, catarsis expresiva de todo sentimiento. El blues es grito, una soleá lo es, un solo de Louis Armstrong también, un aria desde luego, y un lied, y una sonata, lo es una sinfonía.

La severidad de la sacralización y el rigor de lo formal vomitó su aliento censor cada vez que un artista daba un paso al frente. Sucedió con lo clásico, Stravinsky fue abucheado, Mahler denostado, el régimen nazi trazó un amplio catálogo de “obras degeneradas”, y la guadaña no fue ajena a otras formas musicales: “Camarón herético”, “el be bop la muerte anunciada del jazz”, el free un cataclismo… Voces censoras negando el futuro. ¿Por qué no abrir la mente, despojarse del lastre del prejuicio y afrontar la “belleza que es verdad y por tanto cierta” según la célebre trilogía hegeliana? ¿Quién puede erigirse en mentor de la infinita textura de la belleza?

Desde su mismo origen el jazz mamó y amantó a toda suerte de expresión artística. La relación entre la espiritual gravedad clásica y el carnal júbilo jazzístico es camino largo y antiguo. Son aguas del intangible río de la música que baña ambas orillas. Músicos de una orilla bucearon en la esencia del jazz para nutrirse y crear grandes obras: Stravinsky (Ebony Concert, Ragtime para 11 instrumentos, Historia de un soldado), Erwin Schulhoff (Cinq Études de Jazz, Esquisses de Jazz o Rag Music), Dimitry Shostakovich (Jazz Suite nº 1 y Jazz Suite nº 2) pero también Anton Dvorak, Claude Debussy, Erik Satie, Maurice Ravel, Martinú, Bartok, Aaron Copland, Kurt Weill o George Gershwin, lo mismo que intérpretes consagrados de lo clásico se han acercado al jazz: André Previn, Friedrich Gulda, Yehudi Menuhin o Maurice André, y a la inversa, quienes desde la vertiente jazzística interpretan, o improvisan, piezas del repertorio clásico y podemos escuchar a Haydn, Mozart, Bach, Dvorak o Mahler de la mano de Winton Marsalis, Chick Corea, Keith Jarret, Art Tatum o Uri Caine respectivamente.

Seguro que Bach se hubiese bañado en las negras aguas del jazz de haber existido en aquella época de contrapuntos barrocos. Y puestos a imaginar porque no hacerlo, en una suerte de juego ácrono, con un mano a mano entre Bach y Art Tatum o Eric Satie y Bill Evans o Fanny Mendelssohn y Mary Lou Williams, incluso con un ocho manos entre… Cierren los ojos e imaginen. ¿Por qué no?

Sueño semejante hecho realidad fue el de Claude Bolling, y no menos hermoso y real el que anida tras la propuesta de Brotolling Quartet, el de cuatro aguerridos jóvenes, y un invitado de lujo, que por oficio militan en la seriedad clásica y por corazón en la única seriedad verdadera que es la música, esa olla donde desde siempre han hervvido a fuego lento plurales influencias, pura raza mestiza, valga la sólo aparente contradicción.

Brotoling Quartet & Fernando Wihelmi. Pilar Romero (flauta) Maite Palomo (piano) Ginés Peregrín (contrabajo) Jordi Lluis Espuny (batería) Fernando Wihelmi (flauta). Clasijazz, 12 de febrero de 2016.

José A. Santiago Lardón ‘Santi’. Almería 11 de febrero de 1016

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