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Clasijazz Quintet plays Oliver Nelson. Del blues a la vanguardia


José Santiago Lardón 'Santi' - 16 enero, 2019 - 0 comments

Clasijazz Quintet plays Oliver Nelson. Pepe Zaragoza (trompeta) Antonio González (saxo alto y tenor) Pablo Mazuecos (piano) Bori Albero (contrabajo) Miguel Canale (batería). Clasijazz, viernes, 18 de enero de 2019. 19:00 y 21:00 H.

Los ‘olvidados’ del jazz

A lo largo de la historia del jazz no ha sido inusual que grandes músicos permanecieran en el olvido durante largo tiempo o que su valía y aportaciones no fueran reconocidas en su momento. A lo largo de las sesiones monográficas del Clasijazz Quintet hemos visto algunos de ellos: el pianista Freddie Redd, el trompetista Kenny Dorham. Es el caso de Oliver Nelson a cuya música se dedica esta sesión.

En la escena jazzística de la década de los 60 hubo muchos saxofonistas que dejaron su huella en el jazz a lo largo de las siguientes cuatro décadas. Puede que el saxofonista, compositor y arreglista Oliver Nelson no sea el más conocido de entre los de esa época, pero trabajó con algunos de los grandes y creo una vasta y variada obra que supera el estricto campo del jazz, abrazando la música clásica, los arreglos para otros artistas y la música para el cine y la televisión. Y a su autoría se deben piezas hoy conocidas por haberse convertido en clásicos o standards del jazz, entre otras, “Stolen Moments”, “Miss Fine” o “Hobo Flats”.

La carrera de Oliver Nelson se desarrolló entre dos aguas, a caballo de las diversas fronteras que delimitan los géneros musicales, razón por la que los críticos tuviesen dificultades para encasillarlo en una categoría contreta. Con veintipocos años se centró en el saxo alto, instrumento con el que militó en la banda de Louis Jordan y posteriormente en grupos de jazz dirigidos por Erskine Hawkins, Louie Bellson y otros. Después de la década de los 60 se decantó por el saxo tenor tanto en su propias grabaciones como en numerosos proyectos como músico de sesión, a medida que fue actuando menos pora dedicarse a la composición y los arreglos.

En 1967 se instaló en Los Ángeles e inició una intensa actividad como compositor y arreglista para un sinfín de programas de televisión y cine así como para varios músicos de jazz, de pop y de soul de primera fila.

En el momento de su muerte en 1975 parecía que el mundo del jazz se había olvidado de él, pero no del todo, porque dejó uno de los álbumes más destacados y vendidos de la historia del jazz, el magistral The Blues and the Abstract Truth (Impulse, 1961) para el que reunió a uno de los mejores combos jamás reunido en un estudio de grabación. Abre el álbum “Stolen Moments”, una pieza de hard bop de tono lastimero que saca el máximo partido de los intstrumentos de viento.

Oliver Nelson

Oliver Edward Nelson (St. Louis, Misuri, 1932-Los Ángeles, California, 1975). Saxofonista alto, tenor y soprano, arreglista, compositor y director de orquesta.

Nació en el seno de una familia musical, su hermano fue saxofonista que tocó con el legendario trompetista Cootie Williams en los años 40 y su hermana cantaba y tocaba el piano en orquestas locales. Nelson comenzó a estudiar el piano a los 6 años y a los once el saxofón, obteniendo su primera retribución estando aún en el colegio. En 1947, en plena adolescencia, inició su andadura profesional tocando en bandas locales del área de San Luis así como en las orquestas dirigidas por Jeter-Pillars, George Hudson y Nat Towles, actividad que compartió con las de chófer y conductor de autobús en su ciudad natal. Luego permaeneció durante un año como arreglista y segundo saxo alto en la big band de orientación r&b del saxofonista, compositor y cantante Louis Jordan realizando numerosas giras y grabaciones.

Entre 1952 y 1954 durante el servicio militar en la Marina en Japón y Corea tocó con la banda del ejército en diversos clubes japoneses. En Tokyo asistió a un concierto de la Orquesta Sinfónica de Tokyo que interpretaron la suite de Ravel Ma Mère l’Oye y la Sinfonía en Mi de Paul Hindemith que le dejaron impresionados. Esa experiencia marcó en gran medida la orientación de su carrera y fue decisiva en la estimulación de su mente y en la génesis creativa de una de las mejores músicas de la historia del jazz:

«Fue la primera vez que escuché música realmente moderna. En San Luis ni siquiera sabía que a los negros se le permitiera asistir a conciertos. Me dí cuenta de que no todo tenía que sonar como Beethoven… Fue entonces cuando decidí convertirme en compositor». (Phyl Garland, The Many ‘Bags’ of Oliver Nelson, Ebony (11.11.1968).

De vuelta a los Estados Unidos curso durante cuatro años estudios composición y teoría musical en las universidades de Washington y Lincoln, terminando el grado de máster en 1958. Además estudió con los compositores Elliott Carter, Robert WykesyGeorge Tremblay.

En 1959 se trasladó a Nueva York donde entró en contacto con el trompetista y director Erskine Hawkins, quien le introdujo en la escena musical de la Gran Manzana y le facilitó el trabajo de arreglista del popular y mítico Teatro Apolo de Harlem. Luego trabajó con Wild Bill Davis y con la big band de Louie Bellson en la costa oeste. También colaboró brevemente con las orquestas de Count Basie y Duke Ellington. Al mismo tiempo comenzó a liderar sus propios grupos exponiendo ya ideas musicales novedosas y sorprendentes que llamaron la atención del legenadorio compositor, director, arreglista y director Quincy Jones quien le ofreció una plaza como saxo tenor en su orquesta con la que realizó giras por Estados Unidos y Europa. En la banda de Jones conoció a algunos de los músicos que luego le acompañaría en varias de sus grabaciones, en especial en el mítico The Blues and the Abstract Truth (Impulse, 1961).

Desde entonces y a lo largo de la década de los años 60 empezó a grabar como líder para la discográfica Prestige al frente de pequeños combos integrados por grandes figuras —Kenny Dorham, Eric Dolphy, Roy Haynes, Ray Bryant, Art Taylor, Joe Newman o Hank Jones—. El primero, Meet Oliver Nelson apareció en 1959 y le siguieron otros cinco Screamin’ the Blues (1960), Nocturne (1960), Soul Battle (1960), Straight Ahead y Main Stem (1961), así como el grabado al frente de la Oliver Nelson Orchestra, Afro-American Sketches (Prestige, 1961), su primera grabación de material original para big band en la que puso de manifiesto que nacía un nuevo talennto y en el que explora temas raciales y políticos que siempre fueron de gran significación para él. Sin embargo con la grabación que alcanzó el éxito y el reconocimiento fue con The Blues and the Abstract Truthk (1961) su primera grabación para Impulse y que se hizó célebre por incluir el tema “Stolen Moments”, hoy clásico del jazz y versioneado por multitud de músicos y para ael que contó con un destacado elenco de músicos (Eric Dolphy, Freddie Hubbard, George Brown, Bill Evans, Paul Chambers y Roy Haynes. En 1964 vio la luz una suerte de réplica, More Bluess and the Abstract Truth también para Impulse y en formación de septeto u octeto y donde no toca y aporta tres de los temas y los arreglos de todos.

Desde entonces se centró en el trabajo al frente de grandes orquestas —Oliver Nelson Orchestra o big band— recogidas en álbumes como el citado Afro-American Sketches, Full Nelson (1963), Fantabulous (1964), Soulful Brass (1968), Black, Brown and Beautiful (1969) o Swiss Suite (1971) con Gato Baribieri como invitado, participando en prestigiosos festivales internacionales —Berlín, Montreux, Nueva York o Los Ángeles—, así como una una gira en 1969 patrocinada por el Departamento de Estado por África occidental liderando un combo junto a John Klemmer, Ernie Watts, Freddie Hill y Frank Strozier. En el marco de las grandes formaciones ponía a prueba sus composiciones y arreglos, contando con la colaboración de músicos como Phil Woods, Charles Tolliver, John Klember, Ron Carter, Grady Tate, Conte Candole, Steve Kuhn o Richard Williams, entre otros. Cabe citar en este sentido destacadas obras para grandes formaciones como el ambicioso The Kennedy Dream (Impulse, 1967), profundo homenaje al presidente e inspirado en sus discursos, o su Jazzhattan Suite, estrenada en 1967 en el Jazz Day en Nueva York, ante una audiencia de unas 4.000 personas en el Central Park Mall, al frente de la Jazz Interactions Orchestra, grabada por Verve en 1968. La obra expresa su concepto de la ciudad, su vitalidad y vigoroso ritmo. Los trabajos realizaods en ambos campos —obras para pequeños combos o para grandes formaciones— le valieron el reconocimiento y respeto en el mundo del jazz.

Pero interesado además en la otra orilla de la música o música europea occidental compuso numerosas obras, entre otras, un espléndido quinteto para instrumentos viento (1960), un ciclo de canciones para saxo contralto y piano (1961), Dirge for Chamber Orchestra (1962), Sound Piece for String Quartet and Contralto (1963), Sound Pieces for Jazz Orchestra que dirigió en la Light Music Week en Stuttgart (Alemania) en 1964.

Prolífico y versátil arreglista

Excelente arreglista fue muy solicitado por grandes figuras del jazz, colaborando en destacados álbumes de músicos como Thelonious Monk (Monk Blues, 1968), Quincy Jones, Cannonball Adderley, Sonny Rollins, Eddie ‘Lockjaw’ Davis, Johnny Hodges, Wes Montgomery, Buddy Rich, Jimmy Smith (Walk on the Wild Side o los arreglos para Peter and the Wolf de Prokófiev), Billy Taylor, Stanley Turrentine, Buddy Rich, Irene Reid o Gene Ammons, entre otros. La música que Rollins compuso para el film inglés Alfie (1966) fue arreglada por Nelson para el álbum homónimo de Rollins publicado por Impulse. Además produjóy arregló álbumes para estrellas del pop y el soul como Nancy Wilson, James Brown, The Temptations y Diana Ross.

La música de la imagen: cine y televisión

«Necesitaba dinero. Bueno, ahora está empezando a ser muy comercial. Eso es lo que Hollywood ofrece» (Oliver Nelson, 1972)

En 1967 se trasladó a Los Ángeles con el fin de introducirse en el lucrativo mundo de la industria del cine y la televisión, a la par que continuó escribiendo para combos pequeños y grandes bandas y realizando arreglos para otros artistas.

Su trabajo en este campo fue cada vez más intenso y absorbente, dado que su creatividad, velocidad y capacidad de trabajo eran muy apreciadas por Hollywood, en gran medida porque su música mantenía una especial sintonía con el drama: le apasionaba trazar cuadros tonales y otros efectos con los que retrataba a la perfección las situaciones dramáticas. Algún crítico ha apuntado que Nelson “escribía para el fotograma”, y él declaró en una entrevista de 1972: “Tienes que escribir para la imagen”.

Resulta arduo realizar un cómputo completo de las películas y programas de televisión en los que Nelson colaboró ya que era habitual que arreglistas y orquestaodres no figurasen en los créditos en Hollywood. Entre sus más destacados arreglos cabe señalar el realizado para la película Alfie (Lewis Gilbert, 1966) donde colaboró con el saxo tenor Sonny Rollins. Sus arreglos aportan un telón de fondo fluido para la interpretación de Rollins. Su destreza brilla también en su contribución a Last Tango in Paris (Bernardo Bertulucci, 1972), con música de Gato Barbieri, y donde sus arreglos van desde las reflexiones melancólicas de la apertura a la frágil elegancia del tango o el sonoridad de un gran conjunto. Su partitura para Zig Zag (Richard A. Colla, 1970) es un buen ejemplo de su labor como compositor, creando una banda sonora en la que combina densas armonías y una agresiva percusión. Otra música para cine: Death of a Gunfighter (1969), Skullduggery (1970), Dial Hot Line (1970) y The Alpha Caper (1973). De la música para televisión cabe señalar series como Ironside, Night Gallery, Columbo, The Six Million Dollar Man o The Bionic Woman.

Educador comprometido

Se implicó de forma activa y comprometida en la enseñanza del jazz en su antigua Universidad de Washington dirigiendo en el verano de 1969 un taller de cinco semanas que contó además con artistas invitados como Phil Woods, Mel Lewis, Thad Jones, Sir Roland Hanna, John Cotter y Ron Carter. Entre los estudiantes participantes en aquel Washington University Summer Jazz estaban los saxofonistas Julius Hemphill, Oliver Lake y Hamiet Bluiett, más tarde fundadores junto a David Murray del World Saxophone Quartet.

También dejó un gran legado educativo plasmado en un texto de referencia Patterns for Improvisation (Patrones para la improvisación) publicado en 1966. Es una colección de ejercicios y prácticas de jazz con comentarios y sugerencias que sigue siendo muy apreciado porque explica algunos de los componentes básicos del lenguaje del jazz.

Y con posteridad impartió diversos talleres y seminarios, entre otros, en la Universidad de Utah en 1972 donde confesó que su disposición de dedicar más tiempo a la enseñanza:

«Este año será crítico porque he decidido poner mi propia música a disposición de las escuelas y universidades. Creo que voy a hacer cada vez menos música de cine y más y más en la educación.

Respecto a su concepto de la educación jazzística se mostraba especialmente crítico con la actitud de los departamentos de música de las universidades y su especial resistencia a los programas de jazz:

«Los programas de jazz están ejerciendo una gran presión sobre las escuelas de música. Por ejemplo, el énfasis está ahora en la improvisación. Pero existe un problema de comunicación porque no todos los jefes de departamentos de música tienen un conocimiento real de jazz. Su única opción es traer profesionales para que lo enseñen. Pero los profesionales como Dizzy Gillespie tienen experiencia pero ningún título que avale su nombre. Entonces, los jefes arguyen: “¿Por qué deberíamos pagar a alguien como Dizzy Gillespie 25.000 $ al año para que enseñe si no tiene un doctorado?”. Bien, no lo necesita».

Estilo y personalidad musical

Excelente saxofonista influido primero por su ídolo de juventud, Johnny Hodges, trabajó duro para llegar a dominar el saxo alto. Luego absorvió los estilos de Parker, Coltrane y Rollins —se dice que también de Jimmy Forrest y Wardell Gray—, a la par que inició un fructífero proceso creativo que revela una gran riqueza de ideas con un fondo técnicamente impecable y una especial sensibilidad.

Creed Taylor, creador de la discográfica Impulse dijo:

«Oliver era muy especial. Tenía sentido melódico, sabía escribir para varias voces como nadie. Era tan elocuente que podía trarar multitud de temas. Tenía formación en historia de la música, clásica o de cualquier otro tipo».

Su formación como musicólogo le sirvió para componer con un enorme sentido melódico, rítmico, variedad de estilos y sobre todo de gran calidad.

Su estilo es reconocible al instante. Formado en el lenguaje del jazz y del blues pero tambien en las tradiciones musicales europeas o música clásica arraigado en el blues, pero también muy influido por la música clásica. Usó todos los instrumentos necesarios para expresar las complejas orquestaciones que bullían en su mente. Se ha dicho que su escritura era muy exigente para los músicos, utilizando numerosa instrumentación —varios clarinetes y flautas, oboe, corno inglés, o cuanto fuera necesario— para llevar a cabo sus complejas visiones.

Compuso para combos pequeños y grandes orquestas, escribió obras sinfónicas, para cine y televisión, es autor del seminal Patterns of Improvisation, impartió clases, realizó infinidad de arreglos. Lo hizo todo y lo hizo antes de cumplir los 44 años. Dejó un amplio y diverso catálogo de música majestuosa, bella y poderosa que desafía no solo al oyente o al alumno, sino también a algunos de los destacados músicos con lo que colaboró. Para algunos críticos podría considerarse como un auténtico hombre del renacimiento de la música.

Su música, tan difícil de interpretar como de analizar, es sumamente fácil de escuchar razón por la que se dice que atraía a las audiencias.

Aunque era un instrumentista original y sólido se le ha definido como músico de partituras y sus composiciones generalmente simples al oído del profano, responden a desafios musicales que unen la vanguardia más compleja, su arraigo en el jazz y el blues y los gustos más pronunciados o, incluso, comerciales del momento.

Entre el éxito y la creación

Nelson era consciente de que su intenso y absorbente trabajo para la industria del cine le dejaba poco tiempo para escribir música libremente, minando su espíritu creativo e impidiendole dar respuesta a “esa voz interior que pugna por salir”, según sus palabras recogidas por Phyl Garland en The Many ‘Bags’ of Oliver Nelson (Ebony, 1968). Sin embargo necesitaba el dinero que Hollywood le ofrecía o, como confesó: “No veo como puedo renunciar a todo esto”, en alusión a su pertenencia al exclusivo club de compositores de los estudios cinematográficos y a disfrutar de una acomodada posición económica (casa con piscina de la que apenas tenía tiempo de disfrutar, terreno para sus padres en las afueras de San Luis). Podría decirse que en cierto modo fue víctima de su propio éxito.

El ritmo y el volumen de su trabajo de los últimos años como compositor, arreglista, intérprete y maestro, contribuyeron al deterioro de su salud y provocaron el ataque cardíaco que acabaron con su vida el 28 de octubre de 1975, a los 43 años.

Como computo de su carrera podría afirmarse que su faceta de compositor y arreglista superó a la de  intérprete.

The Blues and the Abstract Truth

Si embargo, el gran éxito y los mayores elogios le vinieron con el álbum The Blues and the Abstract Truth (Impulse, 1961), considerado un clásico de la historia del jazz y que popularizó el tema principal, “Stolen Moments”, antes grabado por el saxofonista Eddie ‘Lockjaw’ Davis. El álbum contó con la participación de figuras estelares —Eric Dolphy, Freddie Hubbard, Bill Evans, Paul Chambers y Roy Haynes— y del que fue autor tanto de los temas como de los arreglos. Similar recepción tuvo el álbum More Blues and the Abstract Truth (Impulse, 1964), en formato de sexteto, septeto y octeto, con arreglos y dirección propios pero donde Nelson no toca.

Fue el quinto álbum publicado por Prestige, sello creado por Creed Taylor que anteriormente trabajó en Prestige donde publicó álbumes anteriores de Nelson. Le ofreció grabar con total libertad y buen presupuesto en el estudio de Rudy Van Gelder. Para ello reunió un destacado elenco de músicos — Eric Dolphy, Freddie Hubbard, Bill Evans, Paul Chambers y Roy Haynes, con George Barrow al barítono—. El éxito del disco fue inmediato e incluye excelentes temas como el inicial “Stolen Moments”, antes grabado por Eddie ‘Lockjaw’ Davis y se convirtió en un clásico con numerosas versiones (Phil Woods, Jimmy Smith, Kenny Burrell, Milt Jackson, Ahmad Jamal, Chick Corea, las cantantes Betty Carter y Carmen McRae e incluso Frank Zappa.

El álbum es un intento de explorar las diversas formas y estructuras de los blues, aunque la mayoría de los temas no esten estructurados como blues convencionales de 12 compases, sí añaden el componente fundamental del blues, el feelin’ o sentimiento. Además del tema estrella hay que reseñar piezas como “Hoe-Down” donde realiza un genial arreglo de un tema de Aaron Copland (también hay versión de Emerson, Lake & Palmer en su álbum Trilogy); “Cascades” y “Butch and Butch” muestran su modo de entender el bop; “Yearnin”, una hermosa balada blues o “Teenie’s Blues”.

Selección discográfica

Solo se incluyen las grabaciones realizadas como lider o colíder.

  • Meet Oliver Nelson (Prestige, 1959).Quintet.
  • Taking Care of Business (Presige, 1960). Quintet.
  • Screamin’ the Blues (Prestige, 1960). Sextet.
  • Nocturne (Prestige, 1960). Quintet, con Lem Winchester.
  • Soul Battle (Prestige, 1960) Sextet.
  • The Blues and the Abstract Truht (Impulse, 1961) Septet: F. Hubbard, Eric Dolphy, Bill Evans, Paul Chamber, Roy Haynes.
  • Straight Ahead (Prestige, 1961). Quintet: Eric Dolphy.
  • Main Stem (Prestige, 1961). Sextet: Joe Newman.
  • Afro/American Sketches (Prestige, 1961). Oliver Nelson Orchestra.
  • Impressions of Phaedra (United Artists, 1962). Oliver Nelson Orchestra.
  • Full Nelson (Verve, 1963). Oliver Nelson Orchestra.
  • Fantabulous (Argo, 1964). Oliver Nelson Orchestra.
  • More Blues and the Abstract Truth (Impulse, 1964).Sexteto, Septeto y Octeto, arreglos y dirección Oliver Nelson.
  • Rita Reys Meets Oliver Nelson (Philips, 1965). Rita Reys y orquesta, arreglos y dirección de Oliver Nelson.
  • Oliver Nelson plays Michelle (Impulse, 1966). Oliver Nelson Orchestra.
  • Sound Pieces (Impulse, 1966). Oliver Nelson Orchestra.
  • Happening (Impulse, 1966).Hank Jones y Oliver Nelson Orchestra, featuring Clark Terry.
  • Encycolpedia of Jazzk (Verve, 1966). Encyclopedia of Jazz All Stars.
  • The Sound of Feeling (Verve, 1966). Encyclopedia of Jazz All Stars.
  • The Spirit ot ’67 (Impulse, 1967). Pee Wee Russell y Oliver Nelson Orchestra.
  • The Kennedy Dreams (Impulse, 1967). Oliver Nelson Orchestra.
  • Live from Los Angeles (Impulse, 1967), Oliver Nelson Big Band.
  • Jazzhattan Suite (Verve, 1967). Jazz Interactions Orchestra.
  • Soulful Brass (Impulse, 1968). Oliver Nelson con Steve Allen.
  • 3-2-1-0 (Columbia, 1969) Nobuo Hara & his Sharps & Flats, composición y arreglos de Oliver Nelson.
  • Black, Brown and Beautiful (Flying Dutchman, 1969).Oliver Nelson Orchestra.
  • In Tokyo (Columbia, 1970). Nobuo Hara & his Sharps & Flats, composición y arreglos de Oliver Nelson.
  • Berlin Dialogue for Orchestra (Flyng Dutchman, 1970).Oliver Nelson & Berlin Dreamband.
  • Swiss Suite (Flyng Dutchman, 1971). Oliver Nelson Orchestra featuring Gato Barbieri y Eddie ‘Cleanhead’ Vinson
  • Oliver Nelson in London with Oily Rags (Flyng Dutchman, 1974).
  • Skull Session (Flyng Dutchman, 1975).
  • Stolen Moments (East Wind, 1975).

©José Santiago Lardón ‘Santi’ (Enero, 2019)

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