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Orquesta Sinfónica FIMA & Pedro Cortejosa play Stan Getz’s Focus dirigido por Duccio Bertini


José Santiago Lardón 'Santi' - 18 julio, 2019 - 0 comments

Duccio Bertini (dirección) Pedro Cortejosa (saxo tenor solista). Sección de cuerda Orquesta Sinfónica FIMA: Alejandro Romero, Ana Querol, Guillermo Bustamante (violines primeros) Fernando Gallardo, Laura Hidalgo, Alfredo Morcillo (violines segundos) Berta Rodríguez, Alberto Saldaña (violas) Octavio Santos y Carmen Ballesteros (cellos) Combo de jazz: Pablo Mazuecos (piano, arpa) Miquel Álvarez (contrabajo) Martin Maretti Andersen (batería, invitado)Clasijazz, jueves, 18 de julio de 2019. 21:00 H

Stan Getz: la voz del tenor

«Mi vida es la música. Y de algún modo vago, misterioso o inconsciente me he visto siempre empujado por un intenso impulso interno que me ha llevado a buscar la perfección en la música, compulsivamente, a veces —es más, casi siempre— a costa de todo lo demás de mi vida». Stan Getz.

A finales de la década de 1950 Stan Getz (1927-1991) se vio acuciado de nuevo por esa suerte de impulso, dar un nuevo rumbo a su carrera musical, seguir dando lo mismo que hasta entonces había dado, divisa ineludible del gran creador y lo hizo recurriendo a un nuevo formato expresivo de riesgo, acompañado de orquesta de cuerda, al igual que hicieran con anterioridad Charlie Parker, Dizzy Gillespie o Clifford Brown, entre otros muchos. Primero con Cool Velvet (Verve, 1960) —colección de 10 standards con arreglos y dirección de Russell García— y de seguido, y sobre todo, con el magistral Focus (Verve, 1961) con música compuesta por encargo del propio Getz al prestigioso arreglista, compositor y trompetista Eddie Sauter (1914-1981). Una obra, y una grabación, que como veremos en su apartado macaría notables diferencias con las realizadas bajo el apelativo de jazz with strings.

Cool Velvet

¿Y por qué un cambio de rumbo? Para entonces Stan Getz, cumplida la treintena, ya se había labrado un lugar privilegiado en el universo del jazz y no solo como uno de los más destacados músicos del cool sino de otras derivas que transitó, superó y sobrepasó con más que notable éxito (be bop por su admiración hacia Parker, hard bop con sus colaboraciones con un jovencísimo Horace Silver…).

Lester Young

Pero sobre todo se erigió en la cima como un contador de historias, acaso el mejor de la historia del jazz, y aún más por el poderío de su voz expresiva, por su sonoridad —The Sound fue el justo apelativo adjudicado—, tomada de quien fue su ídolo confeso, Lester Young ‘Prez’, padre y forjador junto a Coleman Hawkins del lenguaje del saxo tenor en el jazz ‘Hawk’ y creadores de dos tendencias en las desde entonces militan la casi totalidad de los tenores que han sido algo en el jazz, sea pro influencia directa o derivada. ¿Prez o Hawk? ¿Madrid o Barça?, creo que pese a lo mucho escrito al respecto, ambos, al igual que cualquier amante del fútbol como deporte y carente de fanática filiación respondería que ambos.

Woody Herman

Getz inició su andadura musical en plena adolescencia en diversas bandas locales y en 1943, recién cumplidos los 16 años, comenzó una brillante y meteórica carrera profesional con la banda del trombonista Jack Teagarden y luego con las de Lionel Hampton, Jimmy Dorsey, Benny Goodman, Jimmy Dorsey y entre 1947 y 1949 fue solista con la de Woody Herman como miembro de sus Second Herd junto a los llamados Four Brothers —que completaban los saxos Serge Chaloff, Zoot Sims y Herbie Steward— y en cuyo seno alcanzó un extraordinario éxito por su solo en la interpretación de la canción “Early Autumn” en 1948.

West Coast Jazz
The Streaner

Tras forjarse al calor de tan competentes fraguas que son las big bands, incluido el inicial dixieland de Jack Teagarden en el que confesó que «fui destetado, creo que todos debería ser destetados en él», emprendió vuelo, se instaló en Nueva York liderando desde entonces sus propios combos circundando derivas más modernas como las citadas del cool pero también del be bop publicando numerosos y excelentes álbumes a su nombre — West Coast Jazz, Stan Getz in Stockholm, The Steamer, Sittin’ In, For Musicians Only coliderado junto a Dizzy Gillespie y Sonny Stitt y uno de sus grabaciones más intensas, o las extraordinarios sesiones recogidas en Stan Getz Plays, entre otros— o colaborando en no menos destacadas grabaciones con figuras señeras del momento y de muy diversa adscripción estilística, entre otras, Gerry Mulligam, Oscar Peterson, J.J. Johnson, Lionel Hampton, Cal Tjader o Bob Broomeyer.

For Musicians Only
Getz Plays

Sin embargo, a medida que avanzaba la década y pese a la calidad y cantidad de sus trabajos se fue convirtiendo en una figura cada vez más aislada en la escena jazzística debido a razones de diversa índole, entre otras, problemas derivados de su adicción, su personalidad cambiante, su exilio en el extranjero pero sobre todo factores ajenos a su personalidad, en especial, como señala Ted Gioia —Historia del jazz—, que «la forma de tocar el saxo tenor se estaba alejando paulatinamente de los diseños cool de Getz, y músicos como Sonny Rollins o John Coltrane empezaban a crear un nuevo modo de como debía sonar el tenor». Mientras permanecía en su dorado exilio europeo o en Copenhague enseñando a tocar swing o bebop a jóvenes músicos, la escena americana experimentaba revolucionarios cambios como la aparición del jazz modal, el arranque del revitalizante hard bop o del liberador free jazz. Baste recordar la aparición de álbumes seminales publicados en los albores de la nueva década: Kind of Blue de Miles Davis, Giant Stetps de Coltrane o The Shape of Jazz to Come de Ornette Coleman, por citar solo tres ejemplos. Getz era un moderno reticente a los cambios pero le preocupaba sonar anticuado antes de cumplir los 33 años y, aún más, que después de 11 años perdiera las encuestas de Downbeta y Metronome contra John Cotrane.

Consciente de esas circunstacias, en su interior se encendió la luz de alarma y se activó el impulso motor que le alentó hasta el final de su vida, ya roto por el cáncer. Regresó a Nueva York y comprobó cuánto puede olvidar el público en solo unos años —su audiencia había disminuido y se cancelaban actuaciones— pese a que formó una gran banda que no logró despertar gran interés. Fue entonces cuando se dirigió al arreglista y compositor Eddie Sauter para comenzar a trabajar en Focus, un proyecto en el que de nuevo dio muestas de su gran capacidad como improvisador y del que solía repetir que era «el registro del que estoy más orgulloso. Fue un gran esfuerzo, coincidir con esas cuerdas sin música escrita para mí… Escucho ese disco y me siento orgulloso».

Jazz Samba
Getz/Gilberto

Pero la relativa acogida de crítica y público de Focus quedó eclipsada por el huracán que supuso su acercamiento a la bossa nova apenas un año después y a la que le introdujo el guitarrista Charlie Byrd y que luego compartió con João y Astrud Gilberto entre otros artistas, publicando exitosos y notables álbumes como Jazz Samba (1962) con Byrd, Big Band Bossa Nova (1962), Jazz Samba Encore! (Verve, 1963), Getz/Gilberto (1963) o Getz/Gilberto Vol. 2 (1964) cuyo tema “The Garota from Ipanema”, se convirtió en un éxito sin precedentes de público y ventas.

Captain Marvel
The Peacocks

Solo volvió a la bossa nova de forma esporádica, y de nuevo su impulso creador le empujó hacia las corrientes innovadoras y dominantes del momento, formando excelentes bandas para las que reclutó a jóvenes y talentosas promesas entonces como Chick Corea, Stanley Clarke o Tony Williams y en especial a pianistas como Jimmy Rowles, JoAnne Brackeen, Albert Dailey y finalmente Kenny Barron, junto a quien realizó sus prosteras grabaciones, The Final Concert Recording (Eagle Jazz, 1990) pero publicado en 2001 en Cd y DVD, grabada en julio de 1990 en un concierto de casi tres horas en el Munich Phiharmonic Hall y en el que participaron además los teclistas  Eddie del Barrio y Frank Zottoli, el bajista Alex Blake y la batería Terry Lyne Carrington y, al fin la última a dúo con Kenny Barron publicada como People Time (EmArcy/Gitanes), doble álbum que recoge la actuación en el mítico Café Montmartre de Copenhagen a principios de marzo de 1991, justo tres meses de su muerte y en el que da sobradas muestras de su incofundible sonoridad pese a los estragos de la enfermedad que apenas le permitían moverse o hablar y precisaban de asistencia médica continuada. Ejemplar despedida de un gran tenor.

People Time
Serenity

Entremedias y durante este periodo publicó excelentes álbumes como Captain Marvel (Verve, 1972), The Peacocks (Columbia, 1975) con Jimmie Rowles, Another World (Columbia, 1977), Children of the World (Columbia, 1978), The Dolphin (Concord, 1981), Poetry (Elektra, 1983) con Al Dailey, The Stockholm Concerts (Verve, 1983) junto a Chet Baker con quien además colaboró en otros, Voyage (Black Hawk, 1986), Anniversary! (EmArcy, 1987), Serenity (EmArcy, 1987), Yours and Mine (Concord, 1989), Soul Eyes (Concord Jazz, 1989) o Apasionado (A&M, 1989), entre otros muchos.

Just Friends
You Gotta Pay the Band

Especial interés tiene, además, su copiosa colaboración con otras grandes figuras, entre las que destacan las realizadas con vocalistas como Ella Fitzgerald, Sarah Vaughan, Annie Ross, Diane Schuur, Abbey Lincoln o Helen Merrill, quienes buscaron el abrigo de la calidez lìrica y poderío emocional de su saxo tenor como queda de manifiesto, por ejemplo, en dos álbumes registrados en los últimos años de su vida, Just Friends (EmArcy, 1989) junto a Helen Merrill y You Gotta Pay the Band (Verve, 1991) con Abbey Lincoln y que tanto nos trae a la memoria a los trabajos del trompetista Clifford Brown precisamente con Helen Merrill o Sarah Vaugahn.

Singular sonido

En cuanto a su estilo —por llamar de algún modo a la suma de elementos que configuran la expresividad de un artista—, se inspiró básicamente en Lester Young, empleando el sonido y recursos estilísticos del maestro para expresar su propia imaginación y lirismo en esencia romántico y en modo alguno fue un imitador sino que utilizó un idioma o un lenguaje para contar historias muy personales fruto de la experiencia y de una vida fértil y compleja, de igual modo que un escritor refleja sus lecturas o autores favoritos pero para contar otra historia, una historia diferente, o como escribe Stanley Dance en las notas del doble álbum recopilatorio Echoes of an Era. The Best of Stan Getz «un estilo plenamente apropiado para la personalidad de Getz».

En este sentido es reveladora su posición entre la tradición y el futuro, como manifestó en una entrevista con el prestigioso crítico inglés Max Jones para la revista Melody Maker:

«Los nuevos estilos en la música han evolucionado a partir de los viejos. Una vez cada veinte, treinta, tal vez cincuenta años, surgirá alguien al estilo de Charlie Parker que fue realmente vanguardista y que cuando tocaba la gente decía: Eso tiene sentido, y es nuevo».

Dueño de una formidable técnica, un lenguaje personal y gran una invención lírica y capacidad de improvisación que le permitió mantenerse en primera línea a lo largo de tres décadas de una carrera musical plagada de olvidos y reveses pero también de periodos de éxito, fama y fortuna. Nutrió su música con el material emocional de su experiencia vital —tristeza, dolor, desengaño, felicidad— con el urdió un complejo mundo de historias nuevas, frescas, cargadas de esperanza.

Y sobre todo su sonido, poderoso a veces, frágil y quebrado otras, siempre a compás de la urgencia del momento y que le valió el sobrenombre de The Sound y el reconocimiento unánime de la comunidad jazzística.

«Una técnica impecable, compás perfecto, gran sentido de la melodía, suficiente técnica con los armónicos, memoria fabulosa y un oído estupendo. Añádale un excelente sentido de la dinámica, tempo y estructura. Cúbralo con un sonido de oro puro y tendrá a Stan Getz». Lou Levy, pianista.

«Admitámoslo. A todos los saxos tenores nos gustaría tocar como él lo hace, si pudiéramos». John Coltrane.

El propio Getz dejó numerosas reflexiones en torno a las características de su estilo o sobre sus influencias:

«Nunca traté de concebir conscientemente lo que debería ser mi sonido… Creo que fue por las bandas con las que toqué desde los 15 a los 22 años… Jack Teagarden, luego Beny Goodman cuando tenía 18 años, después Woody Herman y la época de los Four Brothers…».

«Jamás intenté imitar a nadie, pero cuando amas la música de alguien, estás influenciado… Lester Young, por supuesto, fue una experiencia especial escuchar a alguién como Lester, que sonaba tan bien, como un clásico, de forma tan cálida».

«Realmente no sé cómo desarrollé mi sonido, pero proviene de una combinación de mi concepción musical y, sin volumen de sonido que pude… y estar más atento a la respiración».

«Tengo que trabajar duro para obtener mi sonido porque uso una caña más dura (med-hard Van Doren). La gente piensa que tocó sin esfuerzo. Recuerdo que despues de una grabación con Bill Evans, éste me dijo: ‘¡Haces que parezca tan fácil, pero estando a tu lado veo que trabajas duro para hacelo sonar fácil!’».

Pedagogo de lo cotidiano

Pero además fue un gran pedagogo en el sentido amplio del término porque además de impartir clases en la Universidad de Stanford como artista residente de su prestigioso taller de jazz, su labor docente descendía al terreno del tú a tú, recibiendo a quienes se le acercaban en busca de consejos:

«Yo no descubro a jóvenes músicos, son ellos quienes viene a verme. Desean expresarme a través de su música y saben que conmigo tienen una oportunidad […] Hago todo lo que puedo por ayudarles, pues para mí el amor es un elemento esencial para quien quiera crear música. En realidad son dos cosas, el amor y una mentalidad muy abierta, abierta hacia los otros músicos, hacia uno mismo y hacia el mundo que nos rodea. Uno no puede ir por la vida como un caballo con orejeras, hay que abrirse a la vida, a la música». Jazz Hot, septiembre, 1978.

Una actitud que corroboran muchos jóvenes músicos, como por ejemplo la saxo alto danesa Christina von Bülow, a quien tuvimos en Clasijazz en mayo de 2018, y que viajó hasta la residencia de Getz en Malibú en 1990 para recibir clases privadas durante dos meses, un año antes de la muerte del maestro. Una experiencia que relató a la revista danesa Politiken:

«Sabía que estaba enfermo y que tenía que aprender de él, que debía hacer todo lo posible por encontrarme con él. Era el sueño de mi vida y una experiencia que durará toda mi vida. Me recibió con gran hospitalidad, nos encontramos en numerosas ocasiones y pasé muchas horas de inspiración junto a él durante los dos meses que permanecí en Los Ángeles. Se convirtió en mi mentor».

A las 3 de la madrugada del jueves 6 de junio de 1991, Stan pidió que lo ayudaran a subir a su silla de ruedas y lo acercaran hasta la ventana para poder mirar el océano. Allí permaneció con la mirada fija en el horizonte hasta que dos horas después su espíritu se esfumó. Tenía 64 años. Tres días después sus cenizas fueron vertidas desde el estuche de su saxo seis millas mar adentro por su nieto Chris desde el yate de su viejo amigo de infancia, el trompetista Shorty Rogers. El cielo estaba despejado, el mar calmo, en el reproductor portátilo sonaba “Blood Count” de Billy Strayhorn.

Referencias

Sobre su vida, obra y discografía abundan los estudios, entre otros, los monumentales estudios sobre su extensa discografía —Nicholas Churchill, Stan Getz. An Annotated Bibliography and Filmography (2005) y Ron Kirkpatrick, Stan Getz: An Appreciation of His Recorded Work (1992) y en torno a su vida y carrera musical destacan los estudios de Richard Palmer, Stan Getz (Apollo Press, 1988), Donald L. Maggin, Stan Getz. A Life in Jazz (Harper Perennial, 1996) y Dave Gelly, Stan Getz. Nobody Else But Me (Rowman & Littlefield, 2002). E igualmente destacable es la información incluida en su página web oficial (stangetz.net) que mantiene Bev Getz.

Focus, catalizador de un venturoso cambio de rumbo

Un álbum de referencia

A principios de la década de 1960 Getz se hallaba frente a una cruda encrucijada: tras varios años en Europa, en especial en Suecia, regresó a Nueva York y se encontró con que su nombre había perdido relevancia, los contratos se anulaban y la escena jazzísta había emprendido nuevas aventuras encarnadas en derivas como el jazz modal, el hard bop o el free jazz.

Fue entonces y en ese contexto cuando apostó por un nuevo y ambicioso camino al álbur de una idea, si no original, sí que brillante y, sobre todo, vibrante como ha de ser todo eso que para entendernos llamamos jazz with strings. Algo inusual pero con amplio recorrido si tenemos en cuenta que cuerdas hubo en legendarias orquestas desde la década de los años veinte y que con cuerdas grabaron leyendas como Charlie Parker, Dizzy Gillespie, Clifford Brown y toda una larga nómina de maestros de la más diversa adscripción estilísta, desde el bebop a las vanguardias, free jazz incluido, entre otros Cannonball Adderley, Art Pepper, Bill Evans, Gary Burton o Chick Corea).

Stan Getz y Eddie Sauter durante la grabación de «Focus»

Sin embargo ninguno de estos trabajos alcanza la categoría del Focus de Stan Getz, no porque no sean excelentes en la mayoría de los casos, sino por la propia especificidad. Al contrario que el resto de grabaciones with strings —por lo general arreglos de clásicos del jazz para orquesta sinfónica o seccion de cuerda en la que el acompañamiento actúa a modo de telón de fondo o cortina sonora, si acaso con la excepción del álbum de Gary Burton Seven Songs for Quartet and Chamber Orchestra (ECM, 1973) con música del gran compositor, arreglista y trombonista Mike Gibbs, aunque no está escrita especificamente para la grabación— Focus es una obra creada especificamente para un músico y con ese fin concreto.

Matt Groom escribió en la revista Presto Jazz sobre Focus que «es posiblemente el trabajo with strings más importante escrito y grabado para y por un músico de jazz» y se debe al genio e imaginación del compositor, arreglista y trompetista Eddie Sauter que tocaba en la banda de Red Norvo a finales de los años 30 y compuso para numerosas orquestas, entre otras la de Benny Goodman en la década de 1940 y era muy apreciado por Stan Getz, quien de hecho conocía su obra e incluso tocó algunos de sus arreglos.

Crucial, por tanto, en el resultado final fue la labor de composición y arreglos de Sauter, quien desde que aceptó en encargo tuvo claro qué quería y qué no:

«Al escribir las siete piezas deseché la idea de la habitual sección de ritmo con cuerdas, no quería ese sonido de fondo plano y carente de significado en sí mismo. Tenía claro que no quería hacerlo de ese modo. Lo que quería era componer al modo de los músicos de jazz, con las cuerdas como una sección de ritmo propia, sin mezclarse con el solista».

Pero además tuvo muy presente la singular personalidad expresiva de Getz:

«Tenía que hacer algo por Stan, sacar algo de él y mostrarlo. No me gusta la música que es solo técnica o memoria. Quería que la música tuviera alma; que hubiese algo de verdad en ella. Escribir piezas que tuvieran continuidad de pensamiento y forma y que poseyesen la suficiente fuerza temática para mantener coherencia y unidad».

Conocedor de la capacidad improvisadora de Getz, Sauter no escribió para el solista —salvo algunas pautas—, dejando espacio para que inventase, imaginase e interactuase con la orquesta creando a través de la improvisación la parte faltante, como expresó el propio Sauter:

«Ese fue el espacio que deje a Stan. No sabía que iba a pasar… y sin embargo supo encontrar de forma instintiva su espacio sin siquiera saber que era un tributo a su sensibilidad. La forma en que reaccionó al ambiente de la orquesta fue una de las cosas más gratificantes que he experimentado. Encajó su parte en la obra y formó un todo. Posee una sensibilidad inusual a la forma musical y una expresividad y agilidad mental extraordinarias. Abordó cada pieza sin imponer nada arbitrario a su entorno y sin dejar de ser en ningún momento él mismo. Realizó todas esas maravillosas improvisaciones sin convertirse en la prima donna de su homenaje. Ni se le pasó por la cabeza exhibir su virtuosismo o destacar por encima de la orquesta. Se ajustó a ella. Este tipo de respeto por la música es poco común».

En este sentido es significativa la especial empatía de Getz con el proyecto y, en especial con Suater:

«Me sentí orgulloso de que Eddie dedicara su tiempo para escribir una música tan hermosa para que yo la tocara… Una música difícil y compleja, pero estimulante, cargada de sensibilidad».

«Siempre admiré a Eddie Sauter. Cuando tenía 18 interpreté su música con la banda de Benny Goodman y desde entonces no he dejado de preguntarme porque no se le reconocía como el gran compositor que es».

Una vez escritas las siete piezas que integraban Focus ya no hubo dudas ni reescrituras. Getz entró en el estudio y comenzó el proceso de grabación realizado en una sesión, improvisando sobre lo recogido previamente en una cinta, orientado solo por unas suscintas  anotaciones de lo escrito para una orquesta integrada por 10 violines, cuatro violas, dos violonchelos, contrabajo, piano, arpa y percusión.

Suele considerarse a Focus como una forma de suite o concierto, sin embargo escapa a tal categorización. Al igual que hiciera Modest Mússorgsky en Cuadros para una exposición —obra que compuso en 1874 y para la que se inspiró en diez pinturas de su gran amigo el pintor y arquitecto Víktor Harmann (1834-1873) con motivo de la exposición póstuma celebrada tras su muerte—, Sauter se inspira en diferentes facetas de la personalidad de Stan Getz para elaborar una suerte de patchwork musical integrado por siete piezas que expresan variados estados de ánimo.

En I’m Late, I’m Late, el tema inicial, Getz establece una enérgica interacción con la sección de cuerdas a un ritmo trepidante al que se une el baterista Roy Haynes, en su única intervención. Un tema casi idéntico a los primeros minutos del segundo movimiento de Music for Strings, Percussion and Celesta de Béla Bartók, fuente de inspiración y defensor de Sauter, que de este modo rinde tributo al maestro. Her es sin duda el retrato de una hermosa mujer —se aventura que la madre de Stan— tratado a modo de balada en la que Stan establece un delicado diálogo con la melodía trazada por los contrabajos. Pan, evidente referente al dios de la fertilidad e intérprete de flauta, es un tempo lento en el que las cuerdas esbozan una melodía que  Getz completa con otra muuy personal. En Remember When da muestras de una profunda ternura elaborando una nueva melodía sobre el trazo dejado por la sección de cuerdas. Night Rider es un tempo rápido cargado de aceleradas pulsaciones sobre las que Getz improvisa con una sonoridad dura y cortante mientras que en One Upon a Time teje una atmósfera sombría al compás de la orquesta hasta alcanzar un recogido climax que culmina en A Summer Afternoon, el tema que cierra la grabación y título y música apropiados para la lánguida melodía que Stan improvisa sobre las cuerdas en pizzicato a modo de relajante bostezo tras una agradable jornada.

Focus es un álbum poco común y una música que no es jazz si por tal entendemos lo hasta entonces aceptado como habitual y si de algún modo debiera clasificarse, bastaría con decir que es música de muy alto calibre, tanto en la parte escrita como en la improvisada.

Stan Getz / Eddie Sautier, Focus (Verve, 1962) Stan Getz (saxo tenor) Alan Martin, Norman Carr, Gerald Tarack y otros (violines) Jacob Glick y otros (violas) Bruce Rogers y otros (cellos) pianista desconocido, John Neves (contrabajo) Roy Haynes (batería) Eddie Sauter (composición y arreglos) Hershy Kay (dirección)

Pedro Cortejosa (saxo tenor)

Foto de Antonio Porcar

Pedro Cortejosa (Cádiz, 1968). Profesor de saxofón por el Conservatorio Profesional de Música Manuel de Falla, completó sus estudios de saxofón, armonía y música moderna en el Taller de Músics de Barcelona, seminarios de jazz de Sevilla, viajes a Berkleey (Boston) y Nueva York y Workshop Internacional de Tavira (Portugal), con profesores como Mark Turner, Jerry Bergonzi, Frank Tiberi, Paolo Fresu, Mike Mossman y Dave Santoro.

A lo largo de más de una década de carrera se ha consolidado como un referente ineludible del jazz andaluz, formando parte de bandas como Confirmation, Jambá Dixieland, Big Band del Teatro Central, Sonora Big Band, o al frente de su propio cuarteto con el que editó Mosaico (2002), ganador del Primer Premio al mejor grupo de jazz andaluz en el Festival Internacional de Jazz de Granada 2005. Ese año publicó su segundo álbum, Numen, que contó con la colaboración de destacados artistas como Perico Sambeat, Arturo Serra o Marku Ounaskari.

Con Arturo Serra editó Sin Bergonzi (2007), homenaje a Jerry Bergonzi, con temas del gran saxofonista americano. En 2009 Trivio, su tercer disco, en septeto y cuyo punto de partida son tres historias diferentes: vampiros, lugares y personas. Temas libres sobre los que elabora una propuesta musical creativa para los miembros de la banda y el oyente. En el directo aparece la figura del Narrador, quién a través de textos hilvana historias que interpretan los músicos. De 2010 es su cuarto álbum, Intercambio, de nuevo con Arturo Serra, y con temas firmados por ambos.

En 2011 creó Songbook Trío (SBT) —con el bajista  Javier Bermúdez y el batería  David León—, con el que a partir de una cuidada selección de algunos temas de sus álbumes como líder realiza una nueva lectura. La ausencia de piano o instrumento armónico se complementa con recursos que van desde la efectiva desnudez del trío hasta el uso de efectos electrónicos o loops grabados, consiguiedo que la paleta tímbrica gana en rango dinámico y al doblarse los instrumentos logra intensidades compactas y nuevas sonoridades. La experiencia quedó recogida en Simetrías (New Steps, 2012), el primer álbum del trío con música original de Cortejosa.

Para el álbum 12 Días (Blue Asteroid, 2015), contó con la colaboración de un veterano grupo de músicos con quienes ya compartió trabajos anteriores —el guitarrista Elie Massias, el pianista Juan Galiardo, el contrabajista José López y David León a la batería— e incluye 12 temas de autoría propia de música improvisada que oscilan entre la faceta más pausadaa e intimista y la cercanía al free o al rock. Además incluye un hermoso libreto con textos de Cortejosa, Elie Massias y el poema “El Príncipe” de Amada Blasco Vallés e ilustraciones de Fernando Rivas, Aurora Villaviejas, Fernando Pérez, Guiridi, Federico Granell, Sergio Olivotti, Inma Serrano, Ximo Abadía, Raúl Ruíz, Jimi Macías, Nanen García y Jante.

En 2014 creó con el baterista David León la discográfica Corleone Música Creativa, generadora y editora de proyectos como Ocho, Corleone Dúo o Multiverso Imagen y el más reciente Corleone + Uno, proyecto de música creativa con el que el dúo recorrió gran parte de la geografía andaluza con paradas en las sedes de cada una de las asociaciones para poner en escena un concierto junto a destacados músicos de cada localidad, convirtiéndose de ese modo el dúo en trío, un trío diferente cada día. El proyecto, con el auspicio del extinto Circuito Andaluz de Andajazz, recorrió las ciudades de Huelva, Granada, Algeciras, Sevilla y Cádiz, quedando pendiente Almería por problemas de salud donde estaba prevista la participación del pianista Pablo Mazuecos.

La música de Pedro Cortejosa tiene su origen en el jazz pero bebe de otras muchas influencias, enriqueciéndose con elementos del pop, de ritmos prestados del rock o de la improvisación colectiva heredada del free.

Forma parte de las bandas andaluzas Tumbando a Monk, Evora Cool Project o Parkerland Nonet. Además experimenta con grupos de música improvisada donde la falta de reglas es el punto de partida para crear canciones en el momento. Músicos como Elie Massias, Harris Eisenstadt o Baldo Martínez son referencias con las que ha transitado este terreno. Otros proyectos propios son Fled (mezcla de instrumentos acústicos y electrónicos con percusiones), Multiverso (fusión artística interdisciplinar) y Oto (unión de música y danza). En el campo del flamenco ha colaborado y grabado, entre otros, con Raimundo Amador, David Palomar o Diego Carrasco.

Inició su labor didáctica con el grupo Grupo Jazz A-4, con el que durante 5 años recorrió centros de secundaria y universidades impartiendo conciertos didácticos y charlas sobre jazz. Fue fundador del Curso de jazz de la Universidad de Cádiz, que ha cumplido su X edición (clases de improvisación, saxofón, combo, teoría, armonía y lenguaje musical. Ha impartido numerosos master class y cursos de jazz en conservatorios y escuelas andaluces. En la actualidad es profesor de saxofón en el Conservatorio Profesional de Música Manuel de Falla (Cádiz), donde imparte el itinerario de música moderna y jazz para la especialidad instrumental de saxofón y las asignaturas Jazz y El músico en el escenario.

Duccio Bertini (dirección)

Duccio Bertini (Florencia, 1968) Arreglista, compositor y director de orquesta, en la actualidad desarrolla sus proyectos musicales entre Italia y España. A los 8 años inició el estudio del piano dirigido por su padre Sergio, pianista que le inculcó la pasión por el jazz. A los 14 comenzó a estudiar clarinete con Dario Goracci (de Maggio Musical Fiorentino Classical Orchestra) y después saxofón con Mirko Guerrini, Nico Gori, Marco Bini, Renato Cordovani, Daniele Malvisi, Pietro Tonolo y Barend Middlehoff. En 2008 se graduó en jazz en el Conservatorio de Música de Bolonia G.B. Martini.

Estudió composición y arreglos de jazz con Klauss Lessmann, Giancarlo Gazzani, Giancarlo Schiaffini, Bruno Tommaso, Mario Raja y Roberto Spadoni; música para cine con Luis Bacalov (premio Oscar) y dirección de orquesta con Carlomoreno Volpini y dirección de orquesta de jazz con Bruno Tommaso.

Fue finalista y ganó varios concursos internacionales de arreglo y composicòn para orquesta de jazz, entre otros, primer premio en la XVI International Competition Bargajazz 2003, en cuyo jurado participó el saxofonista norteamericano Lee Konitz, y en 2004 y 2005 ganó el tercer premio en la citada competición. En 2006 fue finalista en la I International Competition for Arrangement and Composition of PiacenzaJazz.

Ha colaborado como director, arreglista y compositor con numerosas formaciones de diverso formato (combos, bandas, big bands, orquestas sinfónicas), entre otras, Obiettivi Sonori (2003), Incapaci Orchestra, band del cómico italiano Alessandro Paci (2004), One Nite Stand (2004), Millennium Bug’s Orchestra, dirigida por Mirko Guerrini (2004–2005), Blue JazzBand (desde 2001); Frances Swing Orchestra (2005-2006), Radio 39 Orchestra (2006), Verona Improvisers Orchestra (desde 2007), Futura Jazz Orchestra (desde 2007), deciBel Orchestra (desde 2008), Cromatos Project (desde 2009), Barcelona Jazz Orchestra (2012), Big Band Banda Municipal de Granada (Retroback Festival, Granada 2012), Cam Big Band (desde 2012), Rainbow Jazz Orchestra (desde 2012), Andalucia Big Band (2012, 2014), No Slavery Life Orchestra (2012), Original Jazz Orquesta del Taller de Musics (Barcelona, 2013, 2014, 2015), Royal Big Band (Stockholm, 2013), Collettivo Musicadabra Extended (Giotto Jazz Festival, 2013), USAL Big Band (Salamanca, 2013, 2015), Eskimo Jazz Band (2013,2014), Città di Grosseto Symphonic Orchestra (2013), La Locomotora Negra (Voll-Damn Festival Internacional de Jazz de Barcelona, 2013), Florentine Swing Orchestra (2014), EMM Big Band (Vilafranca, 2015), Duccio Bertini Big Band (2015).

En la actualidad desarrolla importantes proyectos con los que ha realizado conciertos tanto en Italia como en Europa. Es director, compositor y arreglista de la Futura Jazz Orchestra, integrada por 17 músicos y considerada como una de las mejores orquestas de jazz contemporáneo en Italia, así como de laRainbow Jazz Orchestra, también de 17 miembros y con sede en Florencia, con la que grabó el álbum A View on Standards (Temps Record, 2014) en el que participó Perico Sambeat, y sobre el que el saxofonista David Liebman escribió en las liner notes: “La música es realmente excepcional, bien hecha y Perico toca de manera fantastica”. Y desde 2015 dirige además la Duccio Bertini Big Band, conbase en Barcelona.

Ha escrito más de 180 arreglos y composiciones para combos (jazz, rock, blues latin), y más de 120 arreglos y composiciones para big band y orquestas de jazz, además de suites para orquestas sinfónicas y composiciones para orquestas de cámara (cuarteto de cuerdas, conjuntos de viento). En noviembre de 2013 la prestigiosa asociación ‘Amici del Loggione del Teatro alla Scala’ de Milan le encargó la composición de un cuarteto de cuerda y clarinete (Quintet for Strings & Clarinet) estrenado en Milán.

Como docente ha impartido cursos y masterclass de dirección de big band, arreglos y composición para combos y grandes formaciones en numerosas escuelas, entre otras, Taller de Músics de Barcelona, Universidad de Salamanca, SedaJazz (Valencia) y Scuola CAM (Florencia, Italia). En la actualidad es profesor de Arreglos y Composición de Jazz en el Conservatorio de Protenza (Italia).

Ha participado en prestigiosos festivales, entre otros, Festival On the Road of Pelago (1994), 50 International Festival of Mandorlo in Fiore in Agrigento (1995), International Festival of SchlossHof 2004 (Germany), 13 International Festival of Dixieland in Tarragona (Spain), NeustadtNacht Festival 2006 (Germany), Civitavecchia Summer 2005, Cittadella Jazz and More 2006 of Viareggio, TschirgArt Jazzfestival 2007 (Austria), Valsugana Jazz Tour 2007, Millenium Concert (Rignano sull’Arno, 2008), Retroback Festival (Granada, 2012), Giotto Jazz Festival 2013. Y realiza conciertos en Italia, España, Alemania, Suecia y Austria.

Ha colaborado y tocado con destacados artistas, entre otros, Perico Sambeat, Scott Hamiltom, Patti Wicks, Joyce Yuille, Gianni Basso, Claudio Fasoli, Fabrizio Bosso, Marco Tamburini, Fabio Morgera, Nico Gori, Mirko Guerrini, Ignasi Terrasa, Franco Nesti, Walter Paoli, Alessandro Galati, Claudio Giovagnoli, Rossano Emili, Riccardo Onori, Susana Sheiman, Esteve Pi, Dani Alonso, Javier Delgado, Carlos Bermudo, Nacho Megina, Karima, Nicola Vernuccio, Lello Pareti, Andrea Melani, Dario Cecchini, Stefano Scalzi, Luca Mariannini, Sergio Gistri, Diego Carraresi, Paco Peña, Stefano Rapicavoli, Tony Cattano, Emanuele Parrini, Francesco Maccianti, Filippo Pedol, Giovanni Sanguineti, Daniele Gorgone, Mirco Rubegni, Luca Signorini, Ian Da Preda, Federica Gennai, Piero Bittolo Bon y Piero Borri.

Una labor heroica

Encomiable y titánica labor la que Bertini viene realizando desde hace tiempo en Clasijazz, manifiesta, por ejemplo, en la serie de conciertos didácticos dirigidos a escolares concluida hace unos días, o al frente de  la Clasijazz Big Band Swing & Funk junto al maestro Arturo Sandoval, o la que perdura en el recuerdo con ardiente centelleo y que tuvo lugar hace ahora un año: transcripción y dirección del mítico álbum Lady in Satin de Billie Holiday al frente de la Orquesta Sinfónica FIMA y con la cantante Susana Sheiman como solista y el coro de voces de Mª Cruz Romera, Mar Salvador, Mª Ángeles Castaño y Ana Pedrosa.

Y de más allá de cualquier límite, más allá de las fronteras de lo humano, cabría calificar su labor al frente de la Orquesta Sinfónica FIMA en la residencia artística que a lo largo de los meses de junio y julio ha puesto en escena cuatro magistrales trabajos de maridaje de jazz y cuerdas, dos dedicados a la música de Antôni Carlos Jobim, y los otros a dos magistrales álbumes, Clifford Brown with Strigs —para el que hubo de transcribir nota a nota, instrumento a instrumento todas las partituras— y el complejo y difícil Focus de Stan Getz, con música escrita por Eddie Sauter.

Selección discográfica

  • Duccio Bertini & Susana Sheiman, A Day in Barcelona (Temps Record)
  • Duccio Bertini & Rainbow Jazz Orchestra, A View on Standards (Temps Record, 2014)
  • Franco Nesti & Duccio Bertini, Cromatos Project (Caligola Records)
  • Duccio Bertini Quintet, Moving Off (Splasc-h Records)
  • Futura Jazz Orchestra, Introducing FJO (Relampago)
  • DeciBel Orchestra & Jubilation Gospel Choir with Joyce Yuille, Millennium Concert Live at Rignano 2008 (ADR-001)
  • Futura Jazz Orchestra, Live at Teatro Metastasio 2010 (video) (Relampago)

Reseñas críticas

«Me he impresionado la maestría musical del álbum A View on Standards (Duccio Bertini & Rainbow Jazz Orchestra), prueba de su talento para la escritura de jazz. Le deseo mucha suerte en tus proyectos musicales. Creo que Duccio tiene grandes perspectivas de futuro». Sammy Nestico

«Un proyecto muy elegante y los músicos que participan son buenos». Paolo Fresu.

«La música de Duccio Bertini es realmente excepcional». David Liebman

«Un repertorio de arreglos de standards que interpretan de maravilla… Un álbum pleno de energía». Jordi Martì Fabra (Enderrock)

«Arreglos creativos e interesantes, con espacio para la improvisación». George Hulme (Jazz Journal).

«Arreglos escritos con buen gusto, impecables, ligeros y sutiles como cirros en un caluroso día de verano». Vincenzo Roggero (All About Jazz).

«Duccio Bertini es un joven arreglista atento a la potencialidad de los solistas y timbres de la orquesta que mezcla en un contexto moderno».Vittorio Formenti (Mescalina)

«Su firme raíz en su propia cultura e historia le permiten mirar alrededor y hacia adelante; o sea un ADN pleno de curiosidad, sin prejuicios y sin provincianismo, esencial en lenguajes como el jazz orquestal, que exigen una sólida mezcla de habilidad práctica, gran capacidad para confrontarse con la gente —músicos y no músicos—, lucidez en el proyecto y en su elaboración y dosis industriales de perserverancia y dedicación». Bruno Tommaso (contrabajista, director, arreglista y ex director de la European Youth Orchestra).

Orquesta Sinfónica FIMA

Una de la tres orquestas sinfónicas de Almería (junto a la OCAL y la OJAL), la Orquesta Sinfónica de la Fundación Indaliana para la Música y las Artes (FIMA), conocida como la FIMA, nombre que comparte con la fundación privada que la sustenta. Ambas, orquesta y fundación, fueron creadas por un grupo de músicos almerienses, treinta en total, gran parte de ellos profesores del Real Conservatorio Profesional de Música de Almería y de otros centros como los de El Ejido y Roquetas de Mar. Tras esta iniciativa está Pablo Mazuecos pianista y profesor del Conservatorio, inagotable motor de la música de esta ciudad en sus múltiples variantes, desde el jazz al dixie a través de la asociación del Club Indaljazz hasta este otro último proyecto. “Fue una idea de un grupo de músicos almerienses y llevamos ensayando desde hace meses. La orquesta está dirigida por el violinista y director almeriense Emilio José Fenoyque la define como: “Un proyecto idealista, pero con base, es un proyecto de futuro”. El director considera que, además de potenciar la cultura en Almería, la Orquesta FIMA colaborará con la Orquesta Ciudad de Almería (OCAL) y que no habrá trabas ni obstáculos entre ellas. Los conciertos de presentación de la orquesta tuvieron lugar los días 28 y 29 de junio de 2011 en el teatro Cervantes de la capital.

Integrada por una gran plantilla, tanto en número de músicos como en calidad, con invitados de diferentes rincones de Europa y con el violinista y director almeriense Emilio Fenoy a la cabeza, ya ha dado pasos de gigante, interpretando un amplio repertorio de los más importantes compositores, como por ejemplo el programa dedicado a L.V. Beethoven, Sinfonía nº 5 en Do menor, op 67 (14.12.2014), una de las obras más importantes y conocidas de la literatura musical de todos los tiempos.

Entre sus actuaciones más recientes cabe destacar las del pasado 1 de marzo en el concierto Chico y Rita. Tributo a Bebo Valdés, junto a la Big Band Clasijazz, en el Auditorio Municipal Maestro Padilla, la del 22 de marzo de2015 junto al cuarteto del vibrafonisa valenciano Arturo Serra en la sede de Clasijazz, o las interpretaciones de signficadas obras de la historia del jazz como Journey into Jazz de Gunther Schuller o Parker with Strings con Antonio González como saxo solista que tuvieron lugar en la sede de Clasijazz el 22 de septiembre de 2015 bajo la batuta de su director titular Emilio Fenoy y el más reciente Lady in Satin dedicado al mítico álbum de Billie Holiday y con la cantante Susana Sheiman como solista, estrenado en Clasijazz del 17 de junio de 2018.

Y como una gran orquesta, o una big band, es un organismo mudable, cambiante y flexible que precisa amoldarse a las urgencias precisas de la expresión musical, es su oriente y su instrumento expresivo, su razón de ser. En esta ocasión, la brillantez lírica y melódica, pero sobre todo rítmica que alienta en Focus es la responsable de su peculiar configuración de habitual sección de cuerda pero reforzada en extensión

Miembros de la Orquesta Sinfónica FIMA durante un ensayo del «Focus»

© José Santiago Lardón ‘Santi’ (Julio, 2019) i

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