Sin Funk No Hay Paraíso- Gata Brass Band & Sara Soul 17-7-2025
Tercera en la serie de conciertos “Conciertos a la Puesta del Sol” en el Cable Inglés, el 17/7, la “Gata Brass Band” se presentó con la cantante invitada Sara Soul en un espectáculo musico-teatral para toda la familia, titulado “Sin Funk No Hay Paraíso”. El paisaje, con el mar tranquilo y sereno y el sol hundiéndose poco a poco en él, parecía estar listo para recibir a los músicos. El ambiente ya se sentía familiar incluso antes de que empezara el concierto.
Aunque no quiero revelar mucho — para no arruinar las sorpresas que incluye el espectáculo — puedo decir que no fue solo un concierto. Fue un show que lo tenía todo: teatro, música, improvisación y, sobre todo, la participación total del público, algo fundamental en conciertos dirigidos a niños. Padres, personas de todas partes y especialmente niños pequeños tuvieron la oportunidad de conocer la música jazz y sus instrumentos no a través de una clase ni de un concierto clásico y estático, sino mediante el teatro, el baile y el canto, expresándose como sentían, guiados por la música, ¡sin límites!
Cada canción fluía naturalmente hacia la siguiente, mediante una serie de preguntas periodísticas y respuestas ingeniosas de los músicos. Con su actuación teatral, sus expresiones faciales intensas y la forma lúdica en que producían la música — adaptada perfectamente al público infantil — lograron mantener viva la atención del público.
Su acento inglés — gracioso, debo decir — le dio un toque ligero y divertido, mientras explicaban de forma sencilla el recorrido del jazz desde África hasta Nueva Orleans.
Su truco de usar canciones conocidas del jazz que requerían la participación del público en forma de “pregunta-respuesta” fue lo que elevó el espectáculo, ¡haciendo que todos cantáramos al ritmo! Además, en ciertos momentos, los músicos tocaban entre el público, interactuando con los niños, que mostraban una gran curiosidad por los instrumentos. Esto rompía con el formato típico de concierto estático y añadía un aire festivo, casi de fiesta.
Los músicos animaban constantemente al público a participar — ya fuera invitando a voluntarios al escenario o pidiendo a todos que aplaudieran al ritmo del jazz.
Un momento especialmente divertido fue cuando el juguetón sonido de “chu-chu-chu” del tren vocal del público durante Memphis Train arrastró a niños y padres por igual.
Mires donde miraras, la gente disfrutaba del espectáculo con el corazón. Personas de pie, familias bailando en círculo de la mano con sus hijos, y lo más emocionante: niños pequeños saltando y abrazando a sus amigos, envueltos en un ambiente puro, alegre, sin preocupaciones.
Todos los miembros de la banda dieron lo mejor de sí sobre el escenario. Desde la cantante, con su expresividad en cada verso y cada palabra — tanto en su voz como en sus movimientos — hasta el trompetista, que en un momento nos llevó de viaje con su… helicóptero, haciendo Beat Box. Y para mí, como para muchos asistentes, el protagonista inesperado fue el susafón, ya que era la primera vez que escuchaba ese instrumento.
¿Y qué mejor forma de cerrar que con un Jam Session con protagonistas al público — sobre todo los niños — que con maracas, panderetas y… su pequeño amigo el pez payaso “Nemo”, acompañaron musicalmente a la banda en Don’t Worry, Be Happy, creando una experiencia inolvidable?
Después del concierto… sinceramente sonreía como una niña… poniéndome en el lugar de los pequeños que saltaban felices alrededor del escenario… y, sinceramente, si no hubiese estado trabajando, seguro me habría dado una vuelta también.
Mis felicitaciones más sinceras y los mejores deseos a la banda y a la cantante, que con su música colorida, sus improvisaciones y su entusiasmo, nos hicieron viajar atrás en el tiempo, acercándonos al niño que llevamos dentro y ayudándonos a comprender que:
“¡Sin funk… NO HAY PARAÍSO!”
Crítica de Zoi Michailidou
Fotos de Emilia Studnicka