Clasijazz Big Band Profesional. Residencia artística. Diferentes repertorios.
Clasijazz, enero 2021-Junio 2021
La grandeza de una big band
«Hay un sinfín de bandas en los colegios y universidades con jóvenes muy preparados que se aplican y quieren convertirse en músicos profesionales, del mismo modo que hay muchísimos músicos muy buenos que se dedican a la enseñanza de esos jóvenes». Duke Ellington, La música es mi amante: memorias (1973).
Una big band es mucho más que una gran orquesta, es grande no sólo por el número de intérpretes que la integran, sino por su estructura en secciones —madera, metal, rítmica, incluso cuerdas—, por la existencia de un repertorio que le da sentido y unidad, por sus arreglos, cobrando la figura del arreglista un papel fundamental, junto al director, en muchas ocasiones encarnando esta faceta.

Desde su época dorada, la era del swing —Fletcher Henderson, Duke Ellintong, Count Basie—, pero 


Desde Ellington a Bob Mintzer o Anthony Braxton, pasando por Glenn Miller, Benny Goodman, Shorty Rogers, incluido ese genio malhumorado a veces, entrañable tantas otras con trazas de oso glotón, que fue Charles Mingus, las big bands fueron la voz cantabile de los sueños de grandes creadores, además de fuente de gozo sin límites.
Con las big bands la gente bailaba, saltaba, zapateaba, claqueaba, repiqueteaba con los pies en el suelo, porque mal asunto sería si “mientras tocamos la gente no mueve los pies” como dijo en cierta ocasión Count Basie. Era también la época de las batallas de orquestas y de los nuevos bailes de moda: big apple, black bottom, swing, suzy ‘Q’ o el famoso lindy hop, que ya conocerán y cuyos ejecutantes suelen aparecer como por ensalmo en cuanto estalla su estentóreo desenfreno de metales para dar paso a una barahúnda danzabile.
La crisis, el cambio de moda, lo oneroso de su mantenimiento marcaron el inicio de su progresivo declive, incluso Count Basie tuvo que renunciar por un tiempo a su aguerrida tropa sonora. Y Duke Ellington, allá por la década de 1950, reconoció que perdía dinero.
Sin embargo, a partir de la década 1980 estas grandes formaciones empezaron a recuperar su papel motor en la vida del jazz, tanto como orquestas de repertorio como, sobre todo, auténticas escuelas vivas para músicos de todas las edades y estilos. Por ejemplo, en Estados Unidos no existe universidad que se precie que no tenga la suya, y quien haya paseado por algunos de sus inmensos campus o visitado sus auditorios habrá tenido ocasión de oir una algarabía de pitos y de seguido el saxo alto de Phil Woods, o el de Lee Konitz, impartiendo una master class, y sobre todo transmitiendo el copioso peso de la tradición.



En Almería tuvimos la UAL Jazz Band creada en el curso 2000-2001 —auspiciada por el Aula de Jazz-Aula de Música. Vicerrectorado de Extensión Universitaria y Relaciones Internacionales de la 
Y desde entonces y tomando como ejemplo ese sendero de futuro se han ido sumando otras tantas en diversos municipios de la provincia, entre otras, Bigbandarax (Gádor y Alhama de Almería), Red Prawn (Garrucha), Levantina Big Band (Carboneras), The Train Big Band (Huércal de Almería), sin contar las que en estos momentos palpiten en la mente de algún inquieto aventurero.
Aventura y aventurado riesgo, desde luego, y tesón y esfuerzo para mantener —manutención, viajes, arduo aprendizaje, estudios…— a cuadrilla de tanta gente pero también sembrar ilusión y mantenerla viva que ya se sabe lo que ocurre con ciertas ilusiones al cabo pasa el tiempo: no queda otra cosa que mero recuerdo, unos instrumentos arrumbados en cualquier rincón y un rimero de partituras revoloteando al compás del viento… y crudo silencio.
Pero no hay silencio cuando el espíritu aventurero pone rumbo al horizonte del futuro, qué si no es hablar de big banes, diría Pablo Mazuecos, que sueña con una en cada pueblo, cada barrio, a la vuelta de cualquier esquina. ¿So much? ¿Excesivo?, pues no, aún hay más, algo insólito, lo nunca visto… ¡Una big band profesional!
¡Una big band profesional!
Una big band profesional es la que se mantiene con carácter estable, ensaya habitualmente, elabora repertorios diferentes como método de investigación y formación, inmenso sueño que solo dista de la realidad el empeño y la voluntad, el querer hacer y poner los medios necesarios.

Entonces, allá por 2017, se nació la primera big band profesional —reunida en residencia artística— dirigida por el compositor, arreglista, director y trombonista inglés Mike Gibbs. A lo largo de tres meses se desarrollaran diversos programas musicales basados en la obra y arreglos de Mike Gibbs que luego mostraron a través de sucesivos conciertos en la sala Clasijazz. La plantilla la integraban músicos de primer nivel que durante ese tiempo residieron en Almería, trabajando y ensayando diferentes propuestas musicales, pero además se incorporaron destacados directores invitados como el saxofonista valenciano Ramón Cardo —director titular de la Clasijazz Big Band— o el pianista catalán Luís Vidal, entre otros. Y en algunas sesiones se incorporarán destacados solistas del panorama jazzístico nacional e internacional, como la joven trombonista y cantante catalana Rita Payés, el trompetista inglés Percy Pursglove o pianistas como el alemán Pablo Held y el menorquín Marco Mezquida. La experiencia mantuvo sus citas anuales en 2018 y 2019, suspendiéndose en 2020 a causa de la pandemia.
De nuevo por el sendero del futuro

Un proyecto descomunal e innovador también porque se plantea a modo de comunidad artística autosostenible que va más allá de lo artístico, proponiendo nuevas formas de vida: los participantes se proveerán de los alimentos precisos fruto de la tierra o del mar, colaborando en la granja escuela del Puntalillo, en la huerta Serendipia o pescando con sus propias mano en el cercano mar Mediterráneo bien de mañana, antes de comenzar los ensayos… Una locura de no ser cierto, como hermosa locura es la adquisición de una furgoneta que con el apropiado nombre de Caravana del amor sembrará por doquier esa especial felicidad que es la música.
Y lo más importante y algo esencial e implícito a una big band: el repertorio. Se llevarán a cabo una veintena de repertorios de la más diversa adscripción estilística y con destacados directores invitados, desde la vanguardia de Maria Schneider al clasicismo de Woody Herman, pasando por figuras como el trompetista Roy Hargrove, el guitarrista West Montgomery, la legendaria Mary Lou Williams o la propuesta flamenca del saxofonista Bernard van Russom al frente de su orquesta, incluidas dos extraordinarias suite de Duke Ellington. A modo de avance de los repertorios que la Clasijazz Big Band Profesional llevará a cabo, citemos por ahora los que tendrán lugar entre enero y febrero.













Siete excitantes y muy diversas sesiones para los meses de enero y febrero —¡y quedan otros 13 hasta finales de junio!— a lo largo de las que pasarán por el escenario destacados intérpretes de varias generaciones, entre ellos jóvenes talentos de Clasijazz como el saxo alto almeriense Álvaro Garrido o el batería José Carlos González, o como el saxo barítono siciliano Andrea Iurianello como miembro activo del programa Erasmus.
- Trompetistas: David Pastor, Pep Garau, Bruno Calvo, David Martínez, Julián Sánchez, José Carlos Hernández y David Galera.
- Tomeu Garcias, Paco Soler, Rita Payés y José Diego Sarabia.
- Saxofonistas: Mike Fletcher, Tete Leal, Enrique Oliver, Daniel Torres, Víctor Jiménez, Irene Reig, Álvaro Garrido y Andrea Iurianello.
- Piano: Daahoud Salim.
- Guitarras: Jaume Llombart y Peter Connolly.
- Contrabajo: Bori Albero.
- Baterías: Andreu Pitarch y José Carlos González.
¡Música! ¡Música! ¡Música contra viento y marea! Que no pare el espectáculo hasta el fin de los tiempos, por más que amenacen inoportunas ventiscas u oscuras pandemias. Puede a que alguien pueda parecerle un exceso tanto tiempo dedicado a alegrías, pero ya lo dijo el escritor, trompetista y patofísico Boris Vian a propósito de la orquesta de Duke Ellington:
«Harían falta seis horas de concierto para que uno comience a darse cuenta de lo que es capaz esta agrupación y todo pasa demasiado rápido». Escritos sobre Jazz.
© José Santiago Lardón ‘Santi’ (Enero, 2021)