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Free Art Ensemble: El sendero del futuro


José Santiago Lardón 'Santi' - 13 octubre, 2015 - 0 comments

Free Art Ensemble 1

Free Art Ensemble es una formación singular integrada por: Iván González (trompeta) Julián Sánchez (trompeta) Pol Padrós (trompeta) Albert Cirera (saxos tenor y soprano) Tom Chant (saxos tenor y soprano) Oriol Fontclara (saxos alto y barítono) Marc Cuevas (contrabajo) Alex Reviriego (contrabajo) Ramon Prats (batería) Arnau Obiols (batería).

«El jazz mira hacia delante, el verdadero creador no mira hacia atrás sino para buscar inspiración». Phil Woods (1931-2015)

Free Art Ensemble es un colectivo de reciente formación integrado por 10 músicos andaluces y catalanes que se conocieron en Barcelona y decidieron emprender un azaroso y fructífero camino hacia el futuro. Les unía el deseo y la urgencia de explorar nuevos territorios musicales y estéticos, les alentaba la pasión de lo desconocido, de todo cuanto se descubre durante un viaje. Sus miembros forman parte de la corriente más actual e inconformista del jazz hispano y cuentan con experiencia en el campo del free-jazz compartiendo una particular visión desde la que trabajan e investigan. O en palabras de Julián Sánchez: “un colectivo de músicos o artistas inquietos que constantemente se renueve y nutra de aquello en lo que creen, haciendo posible nuevas vías de diálogo creativo”.

Viaje, o aventura, en su foma de afrontar el jazz, lo que fue su larga historia, no como algo estático o compartimentado, sino como algo vivo y mutante, con lo que interactuar, dialogar, debatir, modificar o absorber para, enriquecidos con ese bagaje y con la propia experiencia de sus miembros, avanzar hacia el futuro decididos, con pasos de gigante.

Escribió Sthendal en Rojo y negro, que una novela es un espejo que se pasea por un camino y ese espejo refleja unas veces el azul del cielo y otras los barrizales, todo cuanto acontece en su recorrido, palabras idóneas con las que definir la aventura musical de Free Art Ensemble: cúmulo y reelaboración de todas las influencias atesoradas a lo largo de la carrera de sus jóvenes integrantes, a la par que inequívoca declaración de intenciones, o si quieren, un manifiesto.

Su actitud abierta y comunicativa se apoya en su propia denominación, Free Art Ensemble, en la que encontramos conexiones con agrupaciones interdisciplinares (danza, teatro, recitados) adscritas a movimientos del free jazz histórico de los 60 (Ornette Coleman, Art Ensemble of Chicago, Eric Dolphy, Albert Ayler), de los 70 o los 80, así como a las vanguardias de la tradición musical europea, a los grupos seminales de improvisación libre como los holandeses ICP, WBK, o a las propuestas de músicos contemporáneos como Tony Malaby o John Zorn.

Free Art Ensemble 2

Una experiencia única ligada al respeto y el amor por la música, irrepetible mientras están en acción y cuya intención es hacer avanzar la idea, o como dijera el pianista y compositor de vanguardia Anthony Braxton, “la idea consiste en extender la tradición”.

Cabe hablar de jazz —o música— arriesgada, de actitudes valientes, de música que sobrevuela modas, convenciones y lugares comunes. Música que brota de las entrañas, de lo más profundo del sentimiento, que se aventura y no teme correr riesgos, que se lanza al vacío sin temor alguno, porque en el horizonte se divisa el brillo del futuro y el hallazgo de la recompensa. Una aventura de la que salen venturosos porque son excelentes músicos y por tanto capaces de alcanzar tan difícil reto. Mùsica sobrecogedora, fértil, fruto de su modo de entender el jazz como algo en constante evolución y transformación, que asume riesgos y no teme el peligro del callejón sin salida.

Pese a su breve carrera Free Art Ensemble ha desarrollado interesantes y creativos proyectos como el derivado de su relación con el pianista y libre improvisador Agustí Fernández, recogido en el doble álbum Live at Jamboree (2013), el que ha llevado a la grabación del reciente Cap de toro (2015), o el denominado “Antes existió el grito”, donde con la colaboración de la voz de Carlos Denia y el baile de Sonia Sánchez, exploran las conexiones más primitivas y originarias entre el free jazz, el flamenco y la música contemporánea unidos por el grito y la danza, el quejío y el baile para ofrecer un diálogo creativo entre esas culturas ofreciendo sonoridades melancólicas, desesperadas y hermosas, acompañadas de imágenes vivas, elegantes y un sonido cautivador.

Free Art Ensemble 3

Hasta la fecha Free Art Ensemble ha editado dos álbumes, Free Art Ensemble + Agustí Fernández, Live at Jamboree (Discordian Records, 2013) y Free Art Ensemble, Cap de toro (Discordian Records, 2015)

Live at the Jamboree es un doble álbum en colaboración con el gran pianista e improvisador Agustí Fernández, maestro e inspiración para todos ellos, que además de su toque y conducciones les cedió algunos temas. En el hay alegría africanista que recupera un espíritu muy de los 70, blues que va desfragmentándose lentamente, líneas en perfecta sintonía con la improvisación contemporánea que hoy se practica en Europa, cascadas de disonancias, modelado de cacofonías, ritmos apabullantes, fogonazos aylerianos, atmósferas cinematográficas, ambientes selváticos, intrigantes y esquizoides, y sobre todo, obstinación por un jazz de futuro. Albert Cirera, Iván González y Julián Sánchez son autores de diez de las composiciones. Agustí Fernández aporta dos (“Zahorí” y  “Una excusa”), y otras dos son versiones de “Trumpet Piece” de Kenny Wheeler y “Arhythm Songy” de Muhal Richard Abrams, músico experto en exponer su música en formaciones medianas y grandes.

Y el reciente Cap de toro supone la consolidación de la banda. Ilustra la portada un fragmento de Saturno devorando a su hijo de Goya, con Saturno en clara referencia al tiempo que todo lo consume, y de nuevo el concepto de la improvisación coral, la libertad de ejecución y las referencias a las vanguardias y al jazz libre. Composiciones de Alex Reviriego (“Dansa Xinesa #2” y “Cap de Toro”), Julián Sánchez (“La antigüedad” y “Bocimarx”), Iván González (“To AECen”, a modo de inroducción en dos partes), Albert Cirera (“Little Eril”) y Pol Padrós (“Hombre pequeño”). Sonoridades orientales, bucólicas que rememoran la quietud y los trinos del campo, referencias a la guerra y la desolación, homenajes a Ornette Coleman, a New Orleans, conversaciones profundas entre los instrumentos, en un trabajo espléndido y arriesgado.

La libertad del jazz

Toda la historia de la creación artística, y por supuesto la de la música y el jazz, fue un hollar libre hacia el futuro. Un mirar al horizonte eludiendo el tantas veces gravoso peso de la tradición y el reclinarse en lo ya hecho para avanzar por el sendero del futuro, enriqueciéndose y contaminándose de todo cuanto de interés se encuentre en el camino.

Por eso cuando se habla de free jazz cabe señalar que el jazz nunca dejó de ser libre, sino música que avanza hacia el futuro pero con el corazón y el alma puesto en la tradición. Nació libre, fue libre desde su mismo nacimiento porque surgió como un grito, máxima expresión del alma humana, aun anterior al habla, a la escritura… Grito como manifestación del sufrimiento, el sinsabor y la alegría del ser humano. Desde muy antiguo, aún antes de la aparición de lo que hoy conocemos como jazz, en África, los negros lanzaban gritos al ritmo de tambores y otros instrumentos primitivos, y llevaron esa expresión con ellos al ser transplantados al nuevo continente como esclavos, como seres desprovistos de libertad.

La libertad siempre estuvo presente en el jazz, desde sus orígenes remotos hasta su nacimiento y consolidación en la ciudad de Nueva Orleans. Libre fue Boddy Bolden, Louis Armstrong, Coleman Hawkins, Lester Young, Charlie Parker, Miles Davis, Mingus, Monk… Libertad de crear nuevos sonidos precisos con los que expresar aquello que tenían que contar, lo que sentían. Porque siempre había algo que contar y debía contarse sintiéndolo, como le recomiendan al aprendiz de trompetista en la obra de Gunther Schuller, Journey into Jazz.

Es la historia de una búsqueda constante a lo largo de su desarrollo, o si quieren sus estilos, con puntos álgidos como el bebop, fase de ruptura pero a la vez puerta por la que entraron sucesivas revoluciones: hard bop, funk, mestizaje con otras música —el jazz siempre fue mestizo— y, claro, lo que conocemos como free jazz, otro punto crucial que debe su nombre al álbum homónimo de Ornette Coleman editado en 1959. El free jazz nació como un grito de libertad total vinculado a la creciente autoafirmación del pueblo negro, y a los movimientos sociales y políticos del blackpower, y la lucha por los derechos civiles, en una década de gran turbulencia politica y social (Guerra de Vietnam, protestas estudiantiles, asesinato de Malcolm X, etc.), y abrió nuevas puertas que llenaron la casa del jazz de nuevos sonidos, de rupturas, de cambios de envergadura tanto en lo melódico como en lo armónico, y sirvió de conexión con otros universos buscando inspiración en culturas musicales milenarias: India, Arabía, Japón, tradiciones africanas, el Islam, o a la tradición de vanguardia europea, hasta entonces ajenas, transformando la “música del mundo” en música con swing.

Es la historia de navegantes aventureros que jamás temieron al naufragio, que sólo les alentaba mantener el rumbo seguro hacia lo desconocido, hacia la aventura, como se refleja en la obra de creadores como el John Coltrane de la última época, Ornette Coleman, Albert Ayler, Art Ensemble of Chicago, Archie Shepp, Cecyl Taylor, Carla Bley, Michel Mantler, Don Cherry, John Zorn, por citar algunos, en una suerte de “unidad espiritual por unificación total con el mundo y amor, paz para todos y liberación por ascensión cósmica”, como divisa.

Lo que persigue el free no es que la música siga al oyente, sino que el oyente siga a la música, la persiga, se adentre en sus complejos entresijos, se deje llevar por su trazo. Audiciones con niños demostraron que no rechazaban esta música, sino que mostraron interés y curiosidad, acaso por no tener aún el oído deformado por la normativa del convencionalismo. Porque el free jazz va más allá de la reinvindicaciones raciales y se enfrenta cara a cara con el tema de la alienación.

 

 

Clasijazz, 16 de octubre de 2015

©José A. Santiago Lardón ‘Santi’ (15 de octubre de 2015)

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