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Clasijazz Big Band Profesional. «Notas para un blues». Miguel Ángel López (dirección, composición)


- 7 abril, 2021 - 0 comments

Clasijazz Big Band Profesional.

Miguel Ángel López (dirección, composición)

Trompetas: Pep Garau, Julián Sánchez, Bruno Calvo, David Galera

Trombones: Miguel Moisés, Tomeu Garcías, Valentín García, José Diego Sarabia

Saxos: Mike Fletcher, Víctor Jiménez, Enrique Oliver, Daniel Torres, Irene Reig

Piano: Daahoud Salim

Guitarra: Peter Connolly

Contrabajo: Bori Albero

Batería: Guillermo McGuill

Paula Bilá (voz)

Clasijazz, viernes 9/04/2021. 19:00 H.

La poesía del jazz

Somos en esencia fabulatores hominum, criaturas condenados a contar historias por una por una ineludible y atávica urgencia, lo hacemos con palabras aunadas en frases, pero también con notas enlazadas en acordes que enriquecemos con acentos, rimas, ritmo, colorido, matices y significado, sobre todo, significado.

Jazz y poesía, en apariencia lenguajes ajenos, tiene un espacio de encuentro en el peculiar y primitivo territorio del ritmo, lugar donde la poesía torna musical y la música poética.

Un idilio que principió cuando una criatura a la que llamaron jazz abrió sus tímidos ojos a la luz de un nuevo día…

El jazz nació mestizo, y en su devenir ha sido continuo aforo de aportes y préstamos de variada procedencia que han ido alterando su discurso primitivo en una sucesión múltiple de estilos: hot, swing, bop, cool, modal, jazz rock, fusión étnica, fusión con la tradición clásica (third stream), o con músicas de otras latitudes. En un siglo, el jazz nacido de modo expósito como afirmación de un pueblo y con fuerte carga racial, incluso marginal, se transforma en expresión musical autónoma y universal: la música más singular del siglo XX. La razón de esta metamorfosis reside tanto en su potencial creativo y renovador del lenguaje, como en su capacidad de diálogo recíproco con manifestaciones artísticas y culturales coetáneas: música, artes plásticas, cine o literatura. Durante ese tiempo dejó de ser un arte marginal para gozar de aceptación social, dándose la paradoja de que aun siendo considerado minoritario y de escasa comercialidad, es utilizado como sinónimo de prestigio, calidad o ‘glamour’, y por tanto con dimensión publicitaria, por parte de los mass media en ostentosas campañas donde en su nombre se quiere destacar las excelencias de un perfume (Jazz, Ives Saint-Laurent) o un automóvil (Jazz, Honda), por ejemplo.

Desde su nacimiento el jazz ha sido fuente de inspiración para las artes plásticas hasta el punto que podría trazarse una historia del jazz en términos pictóricos de la mano de movimientos como expresionismo, futurismo, cubismo, abstracción o surrealismo —Picabia, Man Ray, Picasso, Kandisky, Matisse, Mondrian o Roberto Matta—, ha sido objeto de la mirada especulativa de la fotografía en un intento de expresar su espíritu y atmósfera (Guy Le Querec, Valerie Wilmer, William Claxton o Herman Leonard),cdel cine con quien ha compartido trayecto temporal parejo, aunque no siempre bien avenido, en una relación fijada desde una doble perspectiva: generando bandas sonoras o nutriendo la ficción fílmica en forma de documental histórico, fábula tangencial al jazz y su entorno o biografía novelada; y desde su propio ámbito de lo musical su esencia mestiza ha propiciado encuentros con culturas y tradiciones de raíces heterogéneas, con influencias y préstamos recíprocos.

Pero además ha inseminado el vasto campo de la literatura, anegando los territorios de la narrativa, el teatro, el ensayo, la poesía, la biografía e incluso creando un género propio, la crítica de jazz. De todos ellos abundan los ejemplos tanto a nivel nacional como internacional…

Desde la poesía, y en particular la escrita en castellano, cabría citar obras como Poeta en Nueva York de García Lorca y toda una nutrida nómina de representantes de la Generación del 27 y poetas posteriores que hallaron en el jazz objeto de reflexión, asombro o inspiración. Valgan los ejemplos de Joan Margarit, Pedro Salinas, Jorge Guillén, Gabriel Celaya, Blas de Otero, Ángel González, Francisco Brines, Félix Grande, Antonio Gamoneda, entre otros muchos, pero también mujeres que tomaron la palabra para proclamar a los cuatro vientos el contenido de sus sueños y desvelar la realidad de una existencia demasiado tiempo oculta, mujeres confabuladas bajo el revelador epíteto de Las Sin Sombrero que a través de su arte y activismo desafiaron y cambiaron las normas sociales y culturales de la España de los años 20 y 30, entre otras la filósofa María Zambrano, la pintora Maruja Mallo, la novelista Rosa Chacel y las poetas Concha Méndez, Josefina de la Torre o Ernestina Champourcín que en su poema Atardecer (1927) escribió:

«Los autos persiguen, borrachos de prisa,

Un jazz que devora su propia estridencia».

Lucidos versos cuyo carácter de destrucción traen a la memoria el poemario La nota del blues (1996) de la poetisa gaditana Ana Rossetti:

«…cuidado con la nota del blues

… porque no te dejará vivir.

Te saldrá al paso vayas a donde vayas,

asomará los ojos tras todo lo que veas,

…Y si la atiendes, no podrás librarte jamás;

el mundo te dará un vuelco y ya nada seguirá siendo como antes».

La nota del blues es el hermoso e inquietante poemario que Ana Rossetti escribió en 1996 en memoria de Ella Fitzgerald, fallecida en junio de ese mismo año. Y sus últimos versos, titulados, Notas para un blues, son la fuente de inspiración para la composición musical escrita con el mismo nombre por Miguel Ángel López Blázquez. Un doble homenaje, por tanto, que conmemora los 25 años del texto como de la desaparición de la cantante.

Miguel López toma las Notas del blues como instrucción para un particular “himno de San Juan” compuesto por siete blueses que se inician con las notas de la escala (en este caso dórica) de Do y que ascienden de una en una por las sílabas iniciales, hasta completar los siete versos finales del texto.

Así “DOlor”, “REcordar”, “MIedo”, “FÁcilmente”, “SOLo”, “LAbios sellados” y “SI crees” forman la particular serie guidoniana [o mano guidoniana, sistema utilizado en la música medieval para ayudar a los cantantes a leer a primera vista que debe su nombre a Guido de Arezzo, músico y autor de varios tratados sobre teoría de la música], con la que Rossetti comienza cada verso y el compositor recrea musicalmente.

La partitura muestra las ocasionales referencias a Thad Jones, Bill Holman, Marty Paich, Clare Fischer o Quincy Jones como fuente principal de este trabajo, aunque hay también guiños más contemporáneos. También se da un ejercicio con la forma blues más allá del estilo, con la intención de dotar de carácter propio a cada una de las piezas.

La Clasijazz Big Band Profesional será la encargada de dar vida a la suite compuesta por Miguel López, recientemente galardonado con el 1º premio en el Concurso de Composición y Arreglos para Big Band organizado por la Fundación SGAE y la Asociación de Jazz de Granada Ool-Ya-Koo, en un encuentro que consolida un proyecto de banda profesional de jazz único en España y que abre camino a un amplio sector de músicos y compositores de jazz en el país.

Miguel Ángel López Blázquez

Pianista, saxofonista, arreglista, compositor y profesor, ha dedicado, y dedica, al jazz la mayor parte de su labor como músico. Títulado en piano por el Real Conservatorio Profesional de Música ‘Manuel de Falla’ de Cádiz, ha desarrollado una intensa experiencia docente:. Fue profesor de piano jazz y teoría en la Escuela de Música Moderna y Jazz de la UCA (2000-2005), de piano complementario y dirección de combo en la HfK (Universidad de las Artes) de Bremen. En la actualidad, y desde 2011, de formación auditiva y  composición en Musikene (Escuela Superior de Música del País Vasco), así como de piano jazz y combos en el Taller de Músicos de Madrid.

Como intérprete, compositor y arreglista de jazz es miembro de diversas y destacadas bandas, entre otras, Alfonso Gamaza Septet, Pedro Cortejosa Quartet —con el que ganó el premio a Mejor Grupo Andaluz del Festival de Jazz de Granada 2003 por el álbum Mosaico— o la Big Band de Andalucía dirigida por Perico Sambeat. Además ha participado en proyectos con músicos como Guillermo McGill, Antonio Mesa, Miguel Blanco, DeeJay Foster o Arturo Serra.

Entre sus proyectos más destacados cabe señalar La Sonora por Cádiz (2005), último trabajo de la Sonora Big Band, que contó además con el pianista Chano Domínguez y el saxo alto Ernesto Aurignac. Ha participado de forma activa en el proyecto Kind of Cai + Rubem Dantas, grabado en 2007 y que vio la luz en 2009, para el que contó con músicos invitados como el saxofonista estadounidense David Binney y el percusionista Guillermo McGill. El proyecto es una suerte de relectura del mítico Kind of Blue de Miles Davis pero con ritmos flamencos que se ha paseado con notable éxito por varios festivales, entre otros, El jazz viene del Sur, Festival de Jazz San Juan Evangelista (Madrid), Veranos de la Villa (Madrid), Fundación Carlos de Amberes o en el  Festival de Jazz de Manchester (2012) con Guillermo McGill.

Compone para distintas formaciones de jazz, entre otras, la Big Band de Andalucía (Sevilla), Reunion Big Band (Donostia), Sonora Big Band y Musicarios Octeto (ambas de Cádiz). Junto al pianista Javier Galiana compone, arregla, dirige y ejecuta diversos repertorios inspirados en la música de la ciudad de Cádiz.

Como sideman ha colaborado con artistas de variadas estéticas musicales, con especial inclinación por el flamenco, campo en el que destacan su trabajo con el guitarrista flamenco José Antonio Rodríguez, el bailaor Andrés Marín, así como con la Compañía de la bailaora jerezana Mercedes Ruíz en su espectáculo Juncá, con la que recorrió Europa y Estados Unidos.

Fue pianista acompañante de la gira de 2012 de la cantante Martirio —El aire que te rodea—, de la cantaora y bailaora Ana Salazar Trío. Formó parte del espectaculo Flamenco Hoy, con música de Chano Domínguez y escenografía de Carlos Saura y colaboró en el proyecto Quédate conmigo del cantautor Javier Ruibal, iniciado en marzo de 2014.

Más reciente es su implicación con el grupo madrileño de jazz folk Boreal Project, surgido en Suiza en 2012 tras un encuentro del pianista con la violinista y cantante Lorea Aranzasti Pardo y que cuenta con activos músicos de la escena madrileña  como el guitarrista Mario Quiñones, el bajista Gerardo Ramos y el batería Manuel Benito (batería), publicando el álbum Boreal con composiciones originales y presentado en la madrileña sala Galileo en noviembre de 2016.

En 2017, y al frente de la Andalucía Big Band, asumió la grabación de la Suite Trafalgar (Rizoma, 2017), escrita por el pianista Javier Galiana —que además ejerce como tal en la orquesta— y dedicada a su colega Julián Sánchez, trompeta solista a su vez, y cuyos movimientos expresan una honda relación con su entorno marítimo natal, por ejemplo, “Mar de fondo”, “Erizada caletera” o “Soledad del faro”. En Almería se estrenó en el memorable concierto que tuvo lugar en la Plaza de la Catedral en el marco del colosal Encuentro de Big Bands que tuvo lugar entre los días 24 a 27 de mayo de 2018.

Ana Rossetti

Ana María Bueno de la Peña —Ana Rossetti— (San Fernando, Cádiz, 1950) es una reconocida poeta, pero también autora teatral, narradora y ensayista. Su obra es rica en registros expresivos a través de los que lleva a cabo una mixtura de erotismo, esteticismo y culturalismo, y cuya militancia generacional cabría situar pareja a la llamada poesía de la experiencia o nueva sentimentalidad —Luís García Montero, Felipe Benítez Reyes, Carlos Marzal o Vicente Gallego—, pero con un sesgo muy personal y libre con anclaje en el erotismo como leiv motiv o fuente de inspiración, como dejó de manifiesto en su primer poemario Los devaneos de Erato (1980), inusitada irrupción lírica cargada de transgresores referentes eróticos en un panorama poético dominado por el cultismo practicado por los epígonos de la generación de los novísimos.

Su obra ha sido distinguida con señalados galardones, entre otros, Premio Gules —Los devaneos de Erato, 1980—, Premio Internacional de Poesía Rey Juan Carlos I —Devocionario, 1985— o La Sonrisa Vertical de novela erótica —Alevosías, 1991—..

Su obra poética está recogida en los poemarios Los devaneos de Erato (1980), Dióscuros (1982) Indicios vehementes (1985), Devocionario (1986), Yesterday (1988), Apuntes de ciudades (1990), Virgo potens (1994), Punto umbrío (1995), La nota del blues (1996), La ordenación: retrospectiva 1980-2004 (2004), Llenar tu nombre (2008), El mapa de la espera (2010) y Deudas contraídas (2016).

Aunque conocida sobre todo por su obra poética, ha transitado los territorios de la narrativa, la literatura infantil, el ensayo, el teatro e incluso escribió el libreto para la ópera basada en la figura de Oscar Wilde El secreto enamorado con música de Manuel Balboa y estrenada en la madrileña Sala Olimpia en 1993.

Ana Rossetti, que convulsionó el panorama literario de la España de la década de los ochenta y ahora es una de las voces poéticas más frescas y originales… se mantiene alerta y cauta frente al poder de la palabra, ante el abismo de sus límites

«Desde que era pequeña me gustaban las palabras para jugar, hasta que poco a poco comprendí que las palabras podían ser peligrosas. Porque la palabra te puede insultar, te puede destruir, las palabras te pueden condenar a muerte, con la palabra te pueden hacer la persona más infeliz del mundo, la palabra es grande. Tiene mucho poder, pero claro, poderes en ambas direcciones. Entonces, hay una responsabilidad que se tiene al manejarlas. Entonces en ese cuento, se va dando cuenta uno cómo incluso muchas palabras ya no valen, como las palabras que no pueden decodificar las demás personas, son nulas. Como lo que tú dices, no tiene por qué tener valor para los demás porque es muy difícil hacerte entender si los demás no están en tu mismo proceso. Y como te digo, eso se va reflejando en cuentos míos.

© José Santiago Lardón ‘Santi’ (Abril, 2021)

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