«La batería es el fundamento del jazz». Roy Haynes
Andreu Pitarch

Sus padres —aficionados al jazz y comprometidos con el mundo cultural— viendo su resuelta obstinación y antes de que echara abajo media casa decidieron comprarle una baby drum adecuada a su edad y aquello fue como quien tiene una alucinación. Sentado frente a ella pasó más de media infancia zumbando sin descanso los ritmos que bullían en su memoria pero sin saber aún quienes eran Blakey, ni Elvin Jones, ni Max Roach ni siquiera qué era esa cosa llamada jazz. Y un recuerdo vivaz de uno de los muchos conciertos a los que le llevaba su madre: Weather Report, asombro, perplejidad, sorpresa. El jazz vino después y la batería destrozada: «¡Es que me gusta tocar la batería, no puedo evitarlo!», hubiese argüido remedando las palabras del veterano Roy Haynes de haber sabido de él entonces.
Como su inclinación iba in crescendo su padre alquiló un pequeño local por horas para que pudiera tocar y allí donde continuo dando pábulo a su afición y golpes a los parches y al poco al Taller de Músics donde de la mano de Javier Crespo Maurel —batería y colaborador de legendarias bandas como Orquesta Platería, Mirasol Colores y de artistas como Olga Guillot, Mayte Martín, Martirio o Peret— encauzó su ideario hacia ritmos a lo latino, sobre todo del batería y percusionista cubano Horacio Hernández ‘El Negro’.


… e insaciable curiosidad le guiaron en 2014 hasta Ámsterdam donde estudió durante un año en el Conservatorio de la ciudad de los canales y los mil garitos de música en vivo, pero también del impresionante Bimhuis —el nuevo, el antiguo situado en el distrito rojo fue fundado hacia 1974 por un grupo de improvisadores reunidos bajo el acrónimo de Bim—. Sus horizontes se ampliaron, estableció nuevas relaciones entre otras con algunos paisanos. Considera aquella experiencia valiosa por la diversidad de músicos de diferentes ámbitos geográficos y filiación estilística… Pero su ambición y hambre de aprendizaje lejos de cesar, fue en aumento.


—¿Un cafetito?
—Vale, perfecto, y un cigarro
—¿Y Tony Williams, eh?
—¡Ah!, Tony, eso vino después, hará tres años…


—Fíjate en la grabación John Coltrane and Johnny Hartman, no coge ni una sola vez las baquetas, todo escobillas y delicadeza —dice como quien recita un monólogo bien aprendido, o ensaya un solo de batería, a saber.
Corre una suave pero fría brisa, el cielo se tiñe de atardecida, nos miramos y espoleado por la reciente muerte de Chick Corea, saca a colación su álbum Now He Sings, Now He Sobs (1968), a trío con el bajista checo Miroslav Vitouš, y el batería Roy Haynes
—¡Ah, los tríos! —suspira como quien anhela un sueño.
En Nueva York vivió en Washington Heights —barrio situado en la zona norte de Harlem— y allí seguiría estudiando, pernoctando en clubes como el Small, el Smoke o el Village Vanguard de no ser porque la irrupción de la pandemia se llevó todo al garete. Hizo las maletas y emprendió el regreso: «Ahora hará casi un año, el 18 de marzo de 2020» —confirma con un acusado deje de nostalgia—. Pero antes dejó sellada una previsora estrategia: logró el visado de artista que se concede por un periodo de tres años y aún abriga la esperanza de volver, aunque reconoce que en la Gran Manzana hay mucha competencia y resulta difícil abrirse camino en una escena tan potente,,, «¡Y hay que buscarse la vida, en lo que sea»! —apostilla con esa manera suya suave de hablar al modo de las escobillas de Elvin Jones. Pienso, aunque me lo guardo: «No creo que allí tuviese el menor impedimento quien nació redoblando con los nudillos un improvisado 3/4 en los barrotes de madera de la cuna.
—¿Y proyectos? —prefiero el concepto de mensaje— ¿Tienes en mente uno personal?
—Lo he pensado, quizás pronto. Tengo que preparar material, escribir canciones… —duda, reflexiona y añade— En realidad me gusta ser sideman. Acompañar a la gente que conozco, que me gusta, con la que me siento cómodo tocando. Incluso como ahora, con la big band, ceñirme al espacio delimitado en los arreglos.
—¿A quinteto? ¿Para cuántas voces…?
—Trío, es el formato que te permite respirar mejor, que deja lugar para la interacción, para establecer un diálogo abierto con los compañeros…, con el pianista Xavi Torres. Aunque no descarto escribir para más instrumentos…






Tocar con quien media empatía lo ha hecho Andreu desde siempre, con viejos compañeros y con nuevos hallados en el camino que han solicitado sus elocuentes servicios para unirse a combos como el citado quinteto de Félix Rossy, Rita Payés & Jaume Llombart Quartet, Oriol Vallès Quartet u Oriol Vallès & Irene Reig Group.
Activo profesionalmente desde hace más de una década ha tenido ocasión además de tocar y colaborar con otros destacados jazzmen de la escena nacional e internacional como el guitarrista Peter Bernstein, los saxofonistas Perico Sambeat, Lluc Casares y Ben van Gelder, los pianistas Ethan Iverson, Arturo O’Farrill, Lluís Vidal, Joan Díaz, Davis Whitfield, Isaiah Thompson y Steven Feifke, los trompetistas Jon Faddis, Raynald Colom y Bruno Calvo o el histórico contrabajista Horacio Fumero, entre otros muchos.
Reseñable fue su participación en 2017 en el Esmuc Jazz Project Univers Ornette, en el que la orquesta de la Escuela Superior de Música de Cataluña dedicó su programa anual a la música del saxo y compositor Ornette Coleman, abanderado de la vanguardia y el free jazz y uno de las figuras más influyentes de la historia de la música del siglo XX
Se ha presentado en clubes, salas y festivales de renombre de Europa, Estados Unidos y Canadá, entre otros, Dizzy’s Club, Birdland, Smalls Jazz Club, Mezzrow, Bimhuis, Jamboree, L’Auditori de Barcelona, Jimmy Glass Jazz Bar, Sunset Jazz Club, Hot Clube de Portugal, así como en festivales de jazz como los de Terrassa, Granollers o el SunFest Country Music Festival de Canadá.
Al margen de su carrera como intérprete, dedica parte de su tiempo a la docencia. Con seis años de experiencia, he impartido clases en escuelas de música de Barcelona y clases particulares a alumnos de diferentes edades y niveles. En 2019 fui profesor invitado en el seminario de música Tenerife Jazz Camp, organizado por el saxofonista canario Kike Perdomo. Durante su estancia en Nueva York, trabajó para S’Cool Sounds, organización cuyo objetivo es brindar acceso a la educación musical en las escuelas públicas para niños y niñas de comunidades más desfavorecidas.

No soy adivino pero intuyo que nos hablará con mayor conocimiento de causa de los misterios de la batería, de cómo montarla, de los secretos de cada una de sus elementos, del lenguaje de la percusión, de su carrera profesional y hasta interpretará algún tema acompañado por el trompetista Bruno Calvo, otro esforzado remero de la Clasijazz Big Band.
Y, por supuesto, responderá y aconsejara, a todas cuantas cuestiones y dudas sean planteadas vía online.
Enlace de la master class de Andreu Pitarch: https://youtu.be/W9nJBCmMLJg
© José Santiago Lardón ‘Santi’ (Febrero, 2021)