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Clasijazz Quintet plays Sonny Rollins. «Coloso inconformista»


- 9 mayo, 2023 - 0 comments

 

Clasijazz Quintet plays Sonny Rollins

José Carlos Hernández (trompeta) Antonio González (saxo tenor)

Pablo Mazuecos (piano) Dan Sheppard (contrabajo) Miguel Canale (batería)

Port of Spain, 12 de mayo de 2023. 21:30 H

Sonny Rollins: coloso inconformista

Saxo tenor, compositor. Un coloso del saxofón, impetuoso pero indeciso: Solista torrencial de apabullante sonido expresa entre la duda y la alegría su necesidad inalterable de encontrar lo absoluto en la música.

Gigante tanto por su talla musical como por su impresionante presencia física, ha atravesado el jazz moderno desde el bop hasta hoy, pasando por el free, con una constante duda interna sobre su capacidad creativa que le llevan a replanteamientos y consecuentes períodos de retiro (1959-1962 y 1969-1971), y de cuyas experiencias renacerá como fénix de sus cenizas, diferente y a la vez siempre el mismo. Riguroso y austero, preocupado por la perfección, sin cesar jamás de explorar el jazz.

En su estilo mantiene una constante referencia al maestro o hermano mayor Hawkins, llevando al límite del instrumento su sonoridad densa y voluminosa (grabación de “Body & Soul”. pieza canónica de Hawkins más como homenaje que como  reto), así como un anhelo atormentado y apasionado por la libertad de improvisación de Parker, sus principales inspiradores. También destaca su frecuente recurso al folclore de sus orígenes (el Caribe, los calipsos: Saint Thomas, Don ‘t Stop the Carnival), su afición a exponer los temas una y otra vez, a estirar las introducciones y las codas, el gusto para incluir a mitad de la improvisación citas inesperadas (himnos, canciones infantiles., etc.), salpicando sus frases de un humor sardónico, de ritmos que cambian, se encadenan o se destruyen a velocidad vertiginosa, todo ello con un trabajo muy elaborado sobre la técnica de emisión de aire o respiración circular —en esencia, inspirar aire por la nariz a la par que se sopla—, así como un exquisito cuidado con los timbres, lo que le valió ser solicitado por músicos de diferente ámbito y estilo como los Rollings Stone (Tatoo You, 1981) o el guitarrista Pat Metheny (1994).

Convertido en uno de los improvisadores más aventurados del momento, los directos se convierten en auténticas catarsis, justo en ese instante del concierto cuando la violencia o el arrebato se tornan júbilo comunicativo con el público donde pone en escena recursos como arriesgadas reiteraciones, prolongación hasta el éxtasis del sonido, introducciones más extensas de lo esperado, citas sorprendentes, rupturas, humor sarcástico o refinado, cambios bruscos y repentinos de ritmo… hasta el punto de que cada actuación se convierte en suma de toda sus carrera tormentosa en un acto de entrega total, en un viaje sin fin donde se integran tradición y aventura, serenidad y furor.

Rollins by Sonny: una biografía personal*

Uno: Nacido en el lugar adecuado

«Nací en el momento y lugar adecuado. En los años treinta Harlem era el centro de la cultura negra. Todo el mundo venía a Harlem y la música estaba por todas partes. Fats Waller tocaba al otro lado de la calle donde yo vivía. Louis Jordan, mi primer ídolo, en un club enfrente de mi colegio. Al salir de clase solía ir al Savoy o al Apollo Theater y escuchaba a Buddy Johnson, Ellington, Lionel Hampton, Jimmie Lunceford. Estaba en medio de todo aquello y, sin darme cuenta lo absorbí todo, solo por estar allí. Esa fue mi verdadera escuela».

Dos: El sueño del saxo tenor

«Empecé con el saxo alto, luego escuché a Coleman Hawkins y se acabó la discusión. Caí rendido ante aquel sonido tan profundo, intrincado y colorido».

«Quería cambiar mi saxo alto por un tenor, pero mis padres no podían comprarme un instrumento nuevo. Pero yo quería tocar un tenor como fuera, solo quería sonar como Coleman Hawkins. Hasta cuando tocaba el alto leía como si fuera un tenor. Al fin, cuando lo conseguí arrinconé el alto para siempre».

«El saxo es un instrumento tan complejo que la música que se haga con él depende de quien lo toque, de lo que cada cual haga, de lo que cada uno sienta al tocarlo. No admito ser el mejor, aunque puede que esté muy cerca de serlo. De todos modos solo trato de seguir la tradición».

«Claro que mis ídolos eran Hawkins y también Webster. Gente que tenía un sonido gigante, Byas también, por supuesto, Don Byas. Me gustaba ese tipo de sonido… Coleman Hawkins me impactó mucho y supe que ese era mi instrumento y que eso era lo que quería hacer. Así que tocaba el saxo alto con una caña de tenor que hacía que sonora como un tenor o al menos eso pensaba. Tal vez solo tenía un sonido un poco más  pesado».

Tres: Aprendizaje y formación

«Mi formación es autodidacta. Mi hermano estudió violín, es muy buen. Y mi hermana tocaba el piano y tuvo educación académica».

«En cuanto a mi educación musical soy bastante autodidacta. He tenido la suerte de haber estado rodeado siempre de buenos músicos de jazz y haber podido tocar con ellos… El jazz no se aprende, lo llevas contigo».

«Músicos que admiraba me aconsejaban qé hacer y cómo sonar. De alguna forma aprendí solo, pero en el camino recibí mucha ayuda de músicos más grandes. Y descubrí que tenía que tener un sonido grande. Para sobrevivir en esa época tenías que tener un sonido así. Tener un sonido grande era la moda del momento. Además, muchos clubes no tenían micrófonos como tienen ahora, así que tuve que desarrollar un sonido potente».

Monk fue mi gurú. Aprendí mucho de todos con los que toqué, pero Monk era un artista muy progresista y éramos muy amigos. Así que me beneficié mucho de lo que él sabía que yo no sabía Era diferente porque era tan único, tan singular. Siempre fue diferente tocar con Monk porque tenías que tocar como él. No podías tocar algo que no tenía nada que ver con su estilo, su enfoque y las cosas que él había establecido, lo que significaba que no podías alejarte de eso mientras tocabas. Y todo eso me influyó».

«Tuve ocasión de compartir escena con músicos como Monk, Powell y todos los grandes. Como era algo más joven que ellos fue un auténtico aprendizaje».

«En esa época escuchábamos muchos discos. Conseguíamos discos, los llevamos a casa e intentábamos copiar todos lo solos. Creo que aprendí así. Era difícil porque tenía que mantenerme en la escena sin tener que andar preguntado ¿Cómo haces eso? Así que intentaba aprender sin preguntar».

Cuatro: Trío sin piano

«He tocado con muchos grandes pianistas pero me sentí más libre. y capaz de escuchar lo que necesitaba escuchar cuando tocaba sin un instrumento armónico. Fue por mi propio desarrollo y creatividad que quería tener un ritmo detrás de mí. Quería crear las secuencias armónicas que podrían ser necesarias para ser yo y mostrar lo que podía hacer como intérprete individual. Sentí que el trío me estaba dando la mejor oportunidad para mostrar a Sonny Rollins y expresar lo que podía hacer».

Cinco: Improvisación y creación

«No es algo que pueda explicar porque mientras improviso todo sucede demasiado deprisa y no tengo tiempo para pensar. Improvisar es  como vivir un trance espiritual, no es algo que pueda analizar con la razón. La esencia de la improvisación es permitir que la música surja por sí misa. Es un ir siempre adelante, no puedo quedarme tocando cosas que ya sé».

«Sonny, ¿en qué piensas cuando tocas un solo?” Les cuento que cuando estoy tocando a mi mejor nivel, que no es a menudo, tengo la mente en blanco. No estoy pensando en nada en absoluto. Es como estar en una especie de trance. A menudo, cuando toco, mis colegas del grupo tienen que avisarme de que ha llegado el momento de bajarse del escenario».

Seis: Abandonos

«Sentía que estaba decepcionando a la gente. Tenía muchos seguidores, me adulaban pero sentía que no lo había hecho bien. Creía que era porque no tenía las ideas claras y eso me empezó a afectar. Me afectaba mucho. Así que me dije ‘O te quedas como estás y afrontas noches así o haces algo para mejorar’. Pulir esto, aprender aquello, mejorar esto otro, cosas diferentes. Y eso fue lo que hice. Me dije: voy a desaparecer por tiempo, voy a dejar la escena, me encierro a estudiar y a organizar todas estas cosas. Y eso fue lo que sucedió con todo ese asunto del puente».

«Fue la mejor decisión de mi vida. Tengo a gala escuchar  mi propia voz interior. Esa voz no estaba afinada… Williamsburg estaba cerca de casa. Subía a casa y tocaba para los oficinistas  que volvían de Manhattan derotados, frustados… Cuando hacía frío de verdad bajaba a una licorería de chinos del Lower East Side y me subía una botella de brandy… Los oficinistas, el brandy, el rumor del río… ¿Qué más podía pedirse en este mundo. Para mí, absolutamente nada».

Siete: Compromiso y conciencia

 

«Quiero realmente llegar a un punto donde no me sienta obligado a pensar en lo que estoy tocando… Intento prepararme para ello, manteniéndome en forma y trabajando los acordes que podría necesitar, y luego espero que ocurra. Eso es lo esencial: dejar que la música me invada antes que intentar crearla… Quiero sencillamente alcanzar un nivel a partir del cual no dejaré de progresar. Sé que nunca estaré satisfecho de mí mismo. Probablemente es imposible, pero sigo intentando mejorar mi nivel. Debería ser mejor de lo que soy para que, incluso en las malas noches, no sea tan malo como para estar desesperado… La música me dio una visión de eso, un vistazo de lo que podría ser, de vez en cuando en las pocas ocasiones en que tuve una gran actuación. Pero, muchacho, tuve que seguir practicando para llegar allí».

Ocho: Testamento musical

«Lo mismo que cuando empecé, la búsqueda de algo que no creo haber encontrado aún. Algo que quiero expresar con mi música. El qué, no lo sé. Sé que está ahí. Quizá sea lo que algunos llaman el acorde perdido…, solo sé que trabajo en ello espero aproximarme poco a poco a mi objetivo. Quizá nunca llegue a conseguirlo, pero sé que  estoy en el buen camino».

«No hay nada de lo que esté más seguro. Y créame, lo sé desde hace nada menos que 80 años. Tenía ocho cuando vi un saxo por primera vez y sigo tocando con la misma pasión y el mismo entusiasmo. El día que acerté dos notas  seguidas tuve claro que había nacido para esto».

«He tenido la suerte de hacer música toda mi vida. No llegué a donde quería, pero siempre estaba tratando de llegar allí. Tenía una carrera, la gente me conocía, me gustaba, así que no puedo estar triste por eso, pero todavía es una de estas cosas de las que realmente tengo que estar al tanto.

Nueve: Silencio

Mi respiración parece estar bien. Mi principal problema es que ya no puedo tocar el saxo. Al principio me sentí muy angustiado,  me costó mucho superarlo porque me gusta tocar saxo, fue traumático pero luego me conformé y ahí entró en juego el mundo espiritual y mi interés por el más allá. Comprendí que tenía más en la vida de lo que quería. En lugar de lamentar el que ya no podía tocar más, pensé que debería sentirme muy agradecido de haber tenido una gran carrera. He tenido una vida realmente hermosa, realmente, a pesar de todos los problemas y dificultades».

Diez: Esperanza

«Cumplo noventa años en unos pocos meses, así que no es gran cosa, vivir. No estoy tratando de vivir. He vivido todo este tiempo, mucho más allá de cualquiera de mis compatriotas. El universo no me debe nada en lo que respecta a la duración de mi vida.

«Viví el 11 de septiembre. Estaba justo en mi departamento, a seis manzanas del World Trade Center, cuando escuché un avión que chocaba…Y luego otro avión. Todos bajamos las escaleras. Fui evacuado al día siguiente».

«El jazz tiene que conservar su integridad, su espiritualidad. Tiene que significar algo. Ese es el número uno. Hay muchos grandes intérpretes que piensan así de la música. Está todo bien. No creo que debamos lamentar el hecho de que, oh, ya no podemos tocar en el club. Eso pasa. Como músicos podremos tocar jazz en serio. Creo que eso prevalecerá. No puedo profetizar, pero tengo la poderosa intuición de que será más poderoso que nunca y de que tendremos otra oportunidad  de intentar cambiar este mundo».

«Tienes que respetar a tu audiencia y estar agradecido a ella, pero tienes que tocar tus propios sentimientos y tu propia verdad. Toca por ti mismo porque, en última instancia, eso es lo que el público quiere escuchar. Quieren escuchar lo que sientes, esa es la música. Eso es jazz».

*Nota: Texto elaborado libremente a partir de entrevistas realizadas a Sonny Rollins:

  • Sonny Rollins by Ben Sidran, Talking Jazz: una historia oral, Letra Sudaca, 2017
  • Entrevista Ira Gitler, Down Beat, 2006
  • New’s Time: Sonny Rollins interview Joshua Redman, Jazz Times (01.06.2006)
  • Entrevista Daniel King , The New Yorker (11 de junio de 2020).
  • I Was Alwasy Trying to Get Better: Sonny Rollins on a Life in Jazz, interview Charles Waring, U Discover Music (07.09.2019)

Ocho décadas de jazz

Theodore Walter ‘Sonny’ Rollins (New York, 1930). A principios de los años 30 su familia (emigrantes de origen antillano, Islas Vírgenes) se instaló en Sugar Hill, barrio neoyorquino de Harlem donde entonces vivían Andy Kirk, Don Redman, Erskine Hawkins y Nat King Cole. Estudió sin excesivo ahínco el piano, frecuentaba el Apollo de Harlem después de la escuela, practicó el saxo alto (que pidió a su madre con 8 años, por admiración a Louis Jordan, entonces muy popular). En 1947 debutó con el tenor en orquestas de rhythm & blues, de las que conservará el gusto por una poderosa expresividad. En 1948 el cantante Babs Gonzales le invitó a una sesión de grabación para la discográfica Capitol.

Dueño ya de una gran reputación y madurez artística frecuenta los ambientes boppers, destacando entre los más grandes para luego mudar en maestro esencial del del hard bop más duro, iniciando una extraordinaria carrera discográfica con figuras señeras: Jay Jay Johnson (Savoy), Art Blakey (1949), Bud Powell (impagables Bouncing With Bud y Dance of the Infidels (Blue Note), Tad Dameron (1950), Miles Davis (6 meses en 1951), Fats Navarro, Modern Jazz Quartet, Roy Haynes, Tkelonious Monk, Art Farmer o con Miles Davis —en una de sus sesiones con su idolatrado Charlie Parker— y en cuyo álbum Bag’s Groove (Prestige, grabado en 1954 y publicado en 1957) incluyó algunas de sus primeras composiciones en la actualidad transitados standards (Oleo, Airegin o Doxy).

Inicios como líder

Debutó como líder con el álbum Sonny Rollins with The Modern Jazz Quartet (Prestige, 1956) que en realidad es un recopilatorio con sesiones realizadas entre 1951 y 1953 y no solo con los integrantes del citado cuarteto sino además con otros como el pianista Kenny Drew, Miles Davis o los baterista Art Blakey y Roy Haines y el que incluye originales propios como “No Moe”, “Mambo Bounce” o “The Stopper”.

Moving Out (Prestige, 1956), grabado en 1954, al frente de un poderoso quinteto —Kenny Dorham, Elmo Hope, Percy Heath y Art Blakey, y Thelonious Monk, Tommy Potter y Art Taylor en uno de los temas—, incluyó 4 originales: “Moving Out”, “Swingin’ for Bumsy”, “Silk ‘n’ Satin” y “Solid”.

Work Time (Prestige, 1955) es otra brillante grabación de la época, ahora con Ray Bryant, George Morrow y Max Roach y un nuevo original “Paradox”.

Dejó Nueva York y se instaló en Chicago donde coincidió con su amigo el batería Max Roach, que entonces colideraba el quinteto con el trompetista de Clifford Brown al que se unió en sustitución del tenor Harold Land y en el que permaneció año y medio —hasta unos meses después de la muerte del Brown— colaborando en el álbum At Basin Street (Emarcy, 1956).

Ese mismo año y con el grupo de Clifford Brown grabó Sonny Rollins plus 4 (Prestige, 1956) en el que incluye los originales “Valse Hot” y “Pent-Up House”; Se confrontó a John Coltrane, el otro gran maestro del tenor, en el memorable álbum Tenor Madness (Prestige, 1956) con Red Garland, Paul Chambers y Philly Joe Jones en la rítmica y en el que incluye “Tenor Madness” y “Paul’s Pal”.

Grabado en 1956 aunque publicado en 1957 es el impresionante Saxophone Colossus (Prestige), considerado cumbre en su carrera que incluye “Saint Thomas” con el que inicia su inclinación por el calipso —herencia materna— y la obra maestra “Blue 7”, blues conceptualmente extraordinario, así como “Strode Rode”. Le acompañaron Tommy Flanagan, Doug Watkins y Max Roach. Fue ampliamente elogiado en los medios especializados..

Al margen de sus grabaciones como líder continúa colaborando en destacadas grabaciones, entre ellas y ese mismo año en el excelente Brilliant Corners (Riverside, 1957). Durante este periodo publica para Prestige álbumes como Sonny plays for Bird (1957), tributo a Parker, Tour de Force (1958) o Sonny Boy. Firma con Blue Note y publica Sonny Rollins Volume 1 y Volume 2 (1957) y el excelente New’s Time, grabado en 1957 pero publicado en 1959 junto a Winton Kelly, Doug Watkins y Philly Joe Jones a quien le dedica el original “Blues para Philly Joe”.

Modifica el formato de sus grupos, optando por fórmulas reducidas —graba solo el clásico “Body and Soul” como homenaje a Coleman Hawkins, uno de sus maestros—, pero sobre todo es el periodo de los tríos sin instrumento armónico.

Way Out West (Contemporary, 1957) con Ray Brow y Shelly Manne, en el que incluye “Come, Gone” y “Way Out West” y considerada otra de sus cumbres.

También a trío son las maratonianas sesiones grabadas en octubre en el neoyorquino Village Vanguard y publicadas por Blue Note en 1958 como A Night at the Village Vanguard alternándose al contrabajo Wilbur Ware y Donald Bailey y Elvin Jones y Pete  LaRoca en la batería, así como la célebre y seminal Freedom Suite (Riverside, 1958), con Oscar Pettiford y Max Roach y para muchos casi una obra maestra.

Cabe señalar cerrando ya la década el álbum Sonny Siode Up (Verve, 1959), grabado en 1957 y coliderado junto al trompetista Dizzy Gillespie y el saxo tenor Sonny Stitt.

Primer retiro

Para entonces Rollins era consciente de su versatilidad como músico y de su exigencia con su discurso musical: «Me atrevo a decir que todos los discos que he grabado hasta 1960 tienen la particularidad de ser diferentes entre sí. Resaltan no uno, sino varios estilos.». Una exigencia que le empujó a buscar nuevos horizontes creativos y, a pesar del éxito alcanzado y a ser considerado uno de los grandes tenores, la eclosión de la etapa moderna de John Coltrane (agitado y torrencial) y la aparición de Ornette Coleman (austero y vanguardista, de un extraño lirismo free) le provocan una gran crisis, quizás por sentirse desplazado de la vanguardia.

En 1959, sintiéndose presionado por la rapidez inesperada de su ascenso a la fama, se tomó una pausa de tres años para concentrarse en perfeccionar su oficio, viéndosele a menudo tocando de noche como si buscara su sombra, con la esperanza —dice— de encontrarse a sí mismo y aumentar la potencia de su sonoridad en el neoyorquino puente de Williamsburg.

El hecho dio lugar a un episodio de la serie de animación Los Simpson en el que Lisa, la adolescente saxofonista, acude al mismo lugar para practicar y una noche tiene  lugar el encuentro con el gran Rollins. Emoción de la admiradora y emoción del maestro que le dice: ¡Hey, baby, tocamos juntos el blues!

Regresó con The Bridge (RCA Victor 1962), con un estilo sereno y maduro, majestuoso y depurado. Le acompañaron el guitarrista Jim Hall, Bob Cranshaw al contrabajo y el batería Ben Riley salvo en el último tema, sustituido por Harry ‘HT’ Saunders. Aunque no supuso un radical cambio de su anterior estilo, el álbum alcanzó gran éxito, considerado casi un clásico (All Music) y considerado como uno de los mejores álbumes de uno de los mejores músicos de jazz, de hecho fue uno de los que recibió mayores elogios.

Para RCA Victor grabó ese mismo año What’s News con una formación similar y Our Man in Jazz en el que colabora Don Cherry a la corneta y cuya música contratsa con su anterior estilo, con un fraseo largo e impetuoso. Al año siguiente grabó Sonny Meets Hawkins! también para RCA, con Coleman Hawkins, su admirado maestro de quien tomó la densidad nervuda de su sonido, un disco extraordinario pese o por la diferencia de sonoridad y época. Le siguieron álbumes para el mismo sello como New’s Time (1964) o The Standard Sonny Rollins (1965).

Después firmó con Impulse publicando álbumes como There Will Never Be Another You, directo grabado en el Museo de Arte Moderno de Nueva York en 1965 pero publicado en 1978, así como el celebrado fue Sonny Rollins on Impulse (1965) para el que contó con una solvente rítmica: Ray  Bryant, Walter Booker y Mickey Roker. El mismo sello publicó Alfie (1966) con la música que escribió para la película homónima dirigida por Lewis Gilbert e interpretada por Michael Caine y Shelley Winters, con arreglos de Oliver Nelson, así como East Broadway Run Down (1967) con la sección rítmica de Coltrane —Elvin Jones y Jimmy Garrison— y el trompetista Freddie Hubbard en un tema y en que oscila entre el post bop y el free jazz

Segundo retiro

Se impone un segundo retiro y alejamiento de la escena (1969/1971) y a su regreso flirteo con el jazz-rock, experiencia que no le convence. Viajó a la India, estudió yoga y religiones asiáticas y desconcierta a críticos y puristas que no advierten que Rollins conserva más elementos del bop que ningún otro músico.

Vuelve con el excelente Next Album (Milestone, 1972) en el que colaboran George Cabales, Jack DeJohnette, Bob Cranshaw o Arthur Jenkins, el primer álbum en seis años tras su retiro dando muestras de nuevo de su potencial como, por ejemplo, su poderoso y extenso solo en el clásico “Skylark”. Para el mismo sello publicó álbumes como Horn Culture (1973), The Cutting Edge (1974), Nucleus (1975), Easy Living (1977), considerada una de sus mejores grabaciones de la década de 1970 y en el que adopta una sonoridad más poderosa y sensual o Don’t Stop the Carnival (1978).

A principios de los 80 retomó su rol de improvisador impetuoso y lírico que ha dejado atrás sus inquietudes, revisita de nuevo los standards. Riguroso y austero, preocupado por la perfección, continuó explorando el universo del jazz, realizando giras y grabando para Milestone destacados álbumes como Love at First Sight (1980), No Problem (1981), Reel Life (1982), Sunny Days, Starry Nights (1984), The Solo Album (1985), G-Man (1987), Falling in Love with Jazz (1989), Here’s to the People (1991), Old Flames (1993), Sonny Rollins Plus 3 (1996) o Global Warming (1998) en el que expresa su compromiso medioambiental —lo llamó su Freedom Suite de 1998— con originales  como “Mother Nature’s Blues”, “Echo-Side Blues” o “Clear Cut Boogie”.

Cumplidos los 75 años afrontó el nuevo milenio en la misma línea con álbumes para Milestone como This is Whaty it Do (Milestone, 2000) o Without a Song: The 9/11 Concert (2001) que recoge un concierto en Boston cuatro días después de los trágicos acontecimientos del 11 de septiembre. Considerado como uno de sus mejores álbumes de la década incluye clásicos como “Whitout a Song”, “Where or When” o su “Global Warming”.

Durante este periodo trabajó tanto en giras  como en estudio con un elenco de grandes músicos, entre  otros, el bajista Bob Cranshaw, el trombonista  Clifton Anderson, los pianista Tommy Flanagan y Stephen Scott, el teclista Mark  Soskin, los guitarristas Bobby Boom y Jerome Harris y los bateristas Jack DeJohnette, Perry Wilson, Steve Jordan y Al Foster.

Octogenario creó su propio sello, Doxy, en el que publicó Sonny Please (2006) y una serie de 4 álbumes que bajo el título genérico de Road Shows se publicaron entre 2008 y 2014 (Volúmenes 1, 2, 3 y 4).

Monumental proyecto de recuperación de grabaciones en directo no publicadas antes y para el que Rollins seleccionó los temas recogidos de las grabaciones que Clifton Anderson (su trombonista habitual y productor) había acumulado a lo largo de años de giras y las que un fan incondicional, Carl Smith, puso también a su entera disposición. Un amplio abanico de actuaciones a lo largo de giras realizadas durante los últimos 30 años en Estados Unidos, Japón y países europeos como Francia, Suecia, Reino Unido o Finlandia con una gran variedad de acompañantes, entre otros, Ornette Coleman, Clifton Anderson, Al Foster, Bob Cranshaw, Stephen Scott, Mark Soskin, Christian McBride, Roy Haines, Kobie Watkins o Peter Bersnstein.

El primer volumen, publicado en 2008, fue recibido con entusiasmo y considerado por el crítico Gary Giddins como «uno de los mejores álbumes de Sonny Rollins jamás lanzados. En concierto, se permite una magia espontánea casi irracional. Un disco lleno de pura magia».

Road Shows es un auténtico testamento musical que retrata al saxophne colossus en pleno vuelo, deslumbrando a las audiencias de todo el mundo.

Pero en 2012 anunció que por problemas respiratorios dejaba de tocar en público y en 2016 que dejaba de tocar el saxo con hondo pesar y decepcionado por no haber logrado todo lo que perseguía musicalmente.

Repertorio

El repertorio incluye composiciones originales de Sonny Rollins y clásicos jazzísticos grabados tanto en álbumes registrados a su nombre como bajo la de otros músicos, en especial Miles Davis en su álbum Bag’s Groove en el que se incluyeron algunas de las primeras composiciones de  Rollins (“Airegin” o “Doxy”). Cabe señalar además temas como los incluidos en Sonny Side Up registrados en una poderosa jam junto a Dizzy Gillespie y Sonny Sitt.

  • “Whitout a Song” (Edward Eliscum Billy Rose, Vincent Youmans). Sonny Rollins, The Bridge (RCA Victor, 1962): Sonny Rollins (st) Jim Hall (g) Bob Cranshaw (b) Ben Riley (d).
  • “Bellarosa” (Elmo Hope). Benny Green: There Are Soulfoul Day (Blue Note, 1999): Benny Green (p) Russell Malone (g) Christian McBride (b).
  • “Airegin” (S. Rollins). Miles Davis, Bag’s Groove (Prestige, 1954, 1957): Miles Davis (tp) Sonny Rollins (st) Horace Silver (p) Percy Heath (b) Kenny Clarke (d).
  • “Doxy” (S. Rollins). Miles Davis, Bag’s Groove (Prestige, 1954, 1957): Miles Davis (tp) Sonny Rollins (st) Horace Silver (p) Percy Heath (b) Kenny Clarke (d).
  • “Valse Hot” (Sonny Rollins). Sonny Rollins, Sonny Rollins plus 4 (Prestige, 1956): Sonny Rollins (st) Clifford Brown (tp) Richie Powell (p) George Morrow (b) Maz Roach (d).
  • “Solid” (S. Rollins). Sonny Rollins, Moving Out (Prestige, 1954, 1956): Sonny Rollins (st) Kenny Dorham (tp) Elmo Hope (p) Percy Heath (b) Art Blakey (d).
  • “On the Sunny Side of the Street (Jimmy McHugh, Dorothy Fields). Dizzy Gillespie, Sonny Rollins, Sonny Stitt, Sonny Side Up (Verve, 1957, 1959): Dizzy Gillespie (tp) Sonny Stitt (sa) Sonny Rollins (st) Ray Bryant (p) Tommy Bryant (b) Charlie Persip (d).
  • “The Eternal Triangle” (Sonny Sitt). Dizzy Gillespie, Sonny Rollins, Sonny Stitt Sonny Side Up (Verve, 1957, 1959): Dizzy Gillespie (tp) Sonny Stitt (sa) Sonny Rollins (st) Ray Bryant (p) Tommy Bryant (b) Charlie Persip (d).
  • “Almost Like Being in Love” (Allan Jay Lemer, Frederick Loewe). Sonny Rollins, Sonny Rollins with The Modern Jazz Quartet (Prestige, 1953, 1956): Sonny Rollins (st) John Lewis (p) Milt Jackson (vib) Percy Heath (b) Kenny Clarke (d).

Documentación

Videos

Sonny Rollins on Monk and The Bridge: interview by Ben Sidran (1985)

Dick Fontanine, Beyond the Notes (2012)
https://www.youtube.com/watch?v=BWDz46YDVaE

Bibliografía

  • Baker, David N., The Jazz Style of Sonny Rollins: a musical and historical perspective (Warner Bross, 1983).
  • Blumenthal, Bob, Saxophone Colossus: A Portrait of Sonny Rollins (Harry N. Abrams, 2010).
  • Goodman, George, Biography of Sonny Rollins (Bloomsbury Publishing, 2002).
  • Levy, Aidan, Saxophone Colossus: The Life and Music of Sonny Rollins (Da Capo Press, 2022)
  • Niklas Wilson, Peter, Sonny Rollins: The Definitive Musical Guide (Berkeley Hills Books, 2001).
  • Nisenson, Eric, Open Sky: Sonny Rollins and His World of Improvisation (Da Capo Press, 2000).
  • Palmer, Richard, Sonny Rollins: The Cutting Edge (Continuum, 2004, edición revisada de la anterior de 1999).
  • Rowley, Elizabeth, Synopsis of Saxophone Colossu; The Life and Music of  Sonny Rollins (Autoedición, diciembre, 2022).

© José Santiago Lardón Santi (Mayo, 2023)

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