M. CÁRCELES ALMERÍA. Domingo, 3 junio 2018, 02:59
Es probablemente el mejor exponente para demostrar que se puede generar un movimiento cultural del más alto nivel desde la base. Clasijazz -oficialmente Asociación Cultural Indaliana Jazz Band- nació hace veinte años. Casi entre amigos, surgió como un modo de generar movimiento musical en Almería, de compartir el placer por la interpretación musical, de dotar a la ciudad de una programación ajena a lo oficial y que permitiera extender el amor por la música -y el baile-. Y desde el Real Conservatorio Profesional de Música de Almería, del que provienen gran parte de sus valedores, ha acabado extendiéndose y calando hasta lo más hondo de la sociedad.
Tras un primer periodo de andadura en un sótano en Nueva Almería, Clasijazz se mudó al centro, a Oliveros. Y ahora produce una programación cultural, social y de difusión de la música que bien quisieran firmar incluso ayuntamientos con sus siempre mejor dotados talonarios de fondos públicos. Figuras de talla internacional como Eric Alexander, Ignacio Berroa, Enrico Pieranunzi, Jim Rotondi, Joe Magnarelli o Jerry Bergonzi han hecho hueco en sus apretadas agendas para ofrecer conciertos íntimos en su sede o participar de actividades más ambiciosas bajo el auspicio de unos auténticos enamorados de la música que se dejan la piel, el tiempo, el esfuerzo -y el dinero- en ofrecer para Almería una programación musical de primer orden en la esfera nacional e internacional.
Han creado una Big Band, la Dixieland Clasijazz y un coro gospel. Ofrecen talleres formativos para todas las edades -incluso lecciones de swing-, tiene salones de ensayo disponibles para quienes lo deseen y, en su local, ofrecen un clima fraternal incluso a quienes, por casualidad o arrastrados por quienes conocen de su prolija actividad, se suman a una tarde de buena música. Porque eso es lo que les importa: la sensibilidad musical a flor de piel.