Kenny Barron
Piano Solo
Clasijazz. Sala Principal. Martes, 28 de febrero de 2023. 21:00 H
Kenny Barron
«Cada vez que me siento a tocar, intento desafiarme a mí mismo para ver si se me ocurre algo nuevo. Si no sucede, bien, pero es el objetivo que siempre trato de lograr». Kenny Barron
Piano solo
Para un pianista de jazz enfrentarse al piano cara a cara supone un intenso ejercicio de reflexión, un ajuste de cuentas con su bagaje

Pero este tour de force frente al piano posee una rica tradición en la historia del jazz y todos los grandes pianistas transitaron por este sendero solitario que permite una exploración interior con infinitas posibilidades, un continuo proceso de improvisación en el que la habitual pregunta / respuesta acontece en la ilimitada imaginación del músico.

Bud Powell, fundamento seminal del bebop y del jazz moderno en numerosas pistas de The Genius of Bud Powell (Mercury, 1956). Otro de los pilares básicos de la modernidad como Thelonious Monk en álbumes como Solo Monk (Columbia, 1965) o Piano Solo (Vogue, 1954).





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Precisamente Harris citó a Kenny Barron cuando le preguntaron por algún pianista joven que le gustara, le insistieron en lo de joven y reiteró, “¡Barron, por supuesto!” Enterado poco después Kenny se mostró complacido de que pensará en él como un pianista joven, “pese a que ya tengo mis años, aunque Barry es bastante mayor que yo”.

Enfrentarse a solas al piano bien pudiera ser esa sensación de “sentir que se está en la zona, un lugar especial donde todo funciona, corazón, mente y técnica”, como escribió Fred Hersch en las notas del álbum Solo.
Y, por supuesto, Kenny Barron quiso y supo abismarse ante al espejo lacado del piano, con todo el respeto que un diálogo de tal envergadura supone:
«El piano solo siempre me ha dado miedo. Ese es el número uno. Pero la única forma de lidiar con eso es lidiar con eso, ¡sabes! […] Es una oportunidad para mí de desafiarme a mí mismo en cada concierto y, al mismo tiempo, ser consciente de que no soy Art Tatum. Porque a veces eso está en el fondo de tu mente. A nivel humano. Tal vez no estoy haciendo lo suficiente. Tal vez no soy lo suficientemente brillante. Eso sigue en tu mente. Así que estoy tratando de llegar al punto en que eso es como un ruido del que puedo olvidarme. Ni siquiera te preocupes por eso. Preocuparse por ese tipo de cosas, o cómo dejar de preocuparse por eso. Pero, de nuevo, la única manera de dejar de preocuparse por eso es enfrentarlo todo el tiempo. Sólo contar mi historia, sea lo que sea. Y creo que la gente responde, si eres honesto». Entrevista de Peter Hum, Otawa Citizen (20.06.2017)
Dos, cuarenta, ochenta

Ahora, a los ochenta años y cuarenta años después y, tal vez, a en una suerte de ajuste de cuentas o legado testimonial nos deja The Source (Artwork, 2023), grabado en julio de 2022 en el Theàtre de L’Athénée Lousi Jovert de París. Al igual que en At the Piano incluye conocidas composiciones propias —“What If”, “Dolores Street”, “Sunshower” y “Phantoms”), lecturas de Monk (“Teo”, “Well You Needn’t”), revisita al binomio Ellington-Strayhorn (“Isfahan”, “Daydream”) y un clásico del Great American Songbook (“I’m Confessin’”).
En ambos álbumes Barron establece una viva conexión con el oyente para brindar un discurso musical nada forzado, ajeno a cualquier sentido de la pretensión para transitar diversas corrientes estilísticas con suma elegancia y virtuosismo —desde el straight ahead jazz, los clásicos, el blues, la bossa nova e incluso la improvisación libre— que dan fe de por qué está considerado uno de los maestros del jazz de la historia. «Álbum que bien podría haberse titulado Kenny Barron: All The Things You Are», ha escrito Ed Enright en Downbeat (enero, 2023)… En efecto, todo lo que es.
Un largo e intenso viaje: biografía musical
Ochenta años cumple Kenny Barron (Filadelfia, Pensilvania, 1943). Comenzó a tocar el piano a los seis años —«era obligatorio en casa y mi madre me puso a estudiar piano clásico hasta los 16» —entre sus profesores, Vera la hermana de Ray Bryant, también pianista y oriundo de Filadelfia, ciudad pródiga en jazzmen: Benny Golson, Tommy Bryant, Philly Joe Jones, Bobby Timmons, Archie Shepp, Lee Morgan, Hank Mobley, entre otros—. Ver lo del buen oído o que se le daba bien…
«Mi interesé por el jazz gracias a mi hermano Bill, saxofonista, que tenía discos de Charlie Parker, Dizzy, Dexter Gordon… Y en Filadelfia había también una emisora que emitía jazz las 24 horas. Mi hermano me llevó a dar mi primer concierto con su banda cuando tenía 14 años [con la banda local de Mel Levin] y tocábamos estándares y piezas de las grandes orquestas. Luego me mudé a Nueva York, en 1961, que en esos momentos era un lugar fantástico. Así comenzó todo».
Estando aún en la escuela secundaria trabajó con el baterista Philly Joe Jones. Y a los 19 años se mudó a Nueva York iniciando una vertiginosa carrera como freelance, acompañando a músicos como el batería Roy Haynes, el trompetista Lee Morgan o con el flautista y saxo tenor James Moody, después de que éste le escuchara tocar en el Five Spot. Condición de músico solicitado que atribuye:
«Me llaman porque puedo tocar bien, también influye la empatía y la interpretación que uno hace de las intenciones musicales de los demás, intento que sea todo fácil, o eso creo»
Clave en su carrera fue su ingreso en 1962 en la banda del trompetista Dizzy Gillespie por recomendación de James Moody y sin que Dizzy le escuchara tocar una sola nota. Con Dizzy, en cuya grupo estuvo cuatro años, absorbió y desarrollo un gran conocimiento y experiencia del lenguaje jazzístico así como el aprecio por los ritmos latino y caribeños que luego reflejaría en álbumes como Sambao o Canta Brasil.
«Entré en su banda con 19 años, qué voy a decir, fue una gran ser humano y una de las mayores experiencias de aprendizaje que he vivido […]. En primer lugar, era muy fácil llevarse bien con Dizzy. No era un tipo de jefe dictatorial, solo un tipo muy agradable. Y fue muy generoso con sus conocimientos. Sabía mucho de acordes y armonía, y era muy generoso. Siempre compartía. ‘¿Por qué no intentas expresar este acorde de esta manera?’ Me enseñaba cosas en el piano. Y algunas noches, si el último set no estaba lleno, me sacaba del piano y tocaba una canción o dos con Moody. No era un gran solista, pero sí conocía las voces y cosas por el estilo. Y también sabía mucho sobre ritmos, especialmente ritmos brasileños y ritmos latinos y de dónde venían. De qué región de Cuba o de qué región de Brasil. Y también cosas no musicales sobre cómo tratar a las personas. Siempre trató a las personas con el mayor de los respetos. En los cuatro años que estuve con él, nunca lo vi enfadarse».
Tras dejar la banda de Gillespie trabajó con Freddie Hubbard, Stanley Turrentine, Milt Jackson y Buddy Rich. A principios de los setenta, Kenny trabajó con el gran saxofonista Yusef Lateef, a quien Kenny atribuye una influencia clave en su arte para la improvisación. A Lateef le conocía de antes, cuando aún vivía en Filadelfia y con quien recién terminada la secundaría tocó en varios conciertos y contribuyó, no como intérprete sino como compositor y arreglista a su álbum The Centaur and the Phoenix (Riverside, 1960) con el original “Revelation” y un arreglo del estándar “Ev’ry Day (I Fall in Love)”.
Fue Lateef quien le animó para que compaginara las giras con una educación universitaria, obteniendo una licenciatura en música en el Empire State College (Nueva York). Así habló Kenny de Lateef:
«Era honesto. Cuando decía algo, podías creerlo. Musicalmente, era abierto y muy liberador. No fue específico con las instrucciones. Solo llegar a tiempo y sin drogas».
Su debut discográfico tuvo lugar con el álbum The Tenor Styling of Bill Barron (Savoy, 1961) dirigido por su hermano Bill y que contó
«Mi hermano y yo solíamos hablar de música. Él no era pianista, así que no podía enseñarme piano. Pero hablamos mucho de música. Hablamos de algunos de sus conceptos y de quién le gustaba. Se inclinó un poco más hacia la izquierda, en el sentido de que le gustaban Cecil Taylor, los compositores clásicos como Webern y Stockhausen. Así que estaba metido en algunas cosas experimentales. Esa era su inclinación musical».



«Mi mayor influencia fue en realidad Tommy Flanagan, a quien escuché por primera vez durante la escuela secundaria en una grabación. Lo que me atrapó de Tommy fue su toque y su lirismo, esas dos cosas. Tenía este toque muy ligero y delicado, y cuando lo tocaba era muy, muy lógico. Era como hablar en oraciones, con puntuación y todo eso. Esa fue mi mayor influencia. Y luego descubrí su influencia, Hank Jones. Así que ese estilo particular, eso es lo que me atrapó».


En el excelente Whtat If? (Enja, 1986) se presentó a quinteto con el trompetista Wallace Roney, el saxo tenor John Stubblefield y Cecil McBee y Victor Lewis en la sección rítmica incluyendo originales como “Phantoms”, “What If?” o “Voyage”.

Paralela a su labor como líder colaboró como invitado en numerosos álbumes como el liderado por los saxofonistas Fran Foster y Frank Wess Franklin Speaking (Concord Jazz, 1985); en el homenaje coletictivo al trompetista Clifford Brown, Time Speaks (Timeless, 1985) junto a Benny Golson, Freddie Hubbard, Woody Shaw, Cecil McBee, y Ben Riley, así como en Moon Alley (Criss Cross Jazz, 1986) con el quinteto liderado por el trompetista Tom Harrell y que contó además como invitado con un joven KennyGarrett.
La década de los noventa fue igualmente fructífera tanto en cuanto a conciertos y giras como en colaboraciones y grabaciones, registrando una treintena de álbumes a su nombre o como colíder para sellos como Verve, Reservoir, SteepleChase, Red, Candid, Concord o Enja.
En formato de trío es el brillante The Only One (Reservoir, 1990) con Ray Drummond y Ben Riley y un magistral recorrido por 
Excelente es People Time (Verve, 1992) a dúo con el saxo tenor Stan Getz, registrado en directo en el Café Monmartre de Copenhague en marzo de 1991, tres meses antes de la muerte de Getz. Doble álbum que recoge 14 canciones con memorables diálogos piano-saxo. Con posteridad se publicaron las sesiones completas en un cofre de 7 Cds: Poeple Time: The Complete Sessions (Sunnsyde, 2010). Es oportuno recordar la especial empatía de Barron con Getz, con quien ya había colaborado anteriormente con su cuarteto en giras y álbumes como Anniversary o Serenit:
«Trabajar con Stan Getz fue también una gran experiencia. Éramos una especie de almas gemelas en el sentido de que a ambos nos gustaba el lirismo y la belleza. Tenía ese sonido que te hacía llorar, especialmente cuando tocaba una balada. Estábamos en la misma onda, creo».
En Sambao (Verve, 1992) aunó al batería Victor Lewis con músicos brasileños —el guitarrista Toninho Horta, el bajista Nico Assumpçao y el percusionista Mino Cinelu— para brindar un homenaje a los ritmos brasileños a través de ocho composiciones originales
En Other Places (Verve, 1993) junto a Bobby Hutcherson, Ralph Moore, Rufus Reid, Victor Lewis y Minu Cinelu, incluye originales como “Anywhere”, “Other Places”, “Mythology”, “Ambrosia” o “Nikara’s Song”.

Algunas grabaciones de este periodo son Things Unseen (Verve, 1997) en el que incluye 8 composiciones propias, al frente de una banda integrada por John Scofield, John Stubblefield, Eddie Henderson, David
Situado ya como una referencia del piano de jazz afrontó el nuevo siglo con renovada energía creativa, alternando su trabajo entre giras y conciertos, grabaciones y labor docente: en el año 2000 abandonó su puesto en Rutgers University que venía ejerciendo desde 1974 para unirse a la Julliard School of Music.

De nuevo a trío, en Superstandards (Venus, 2004) con el bajista Jay Leonhart y el batería Al Foster, es un brillante ejercicio de lectura de clásicos del jazz tradicional pero también del moderno con originales de Rollins (“Doxy”) u Oliver Nelson (“Stolen Moments”)

Con Minor Blues (Venus, 2009), regresó al expresivo formato de trío con George Mraz y Ben Riley, un recorrido por clásicos de Mercer, Young, Mandel o Berlin, una impresionante lectura de “Don’t Explain” de Billie Holiday y su original “Minor Blues” y un excelente ejemplo de su capacidad improvisadora en un entorno pequeño.
A dúo publicó varios álbumes con destacados músicos de diferentes instrumentos, con los contrabajistas Harvie S [Swartz] —Now

De nuevo se reunió a trío en álbumes como Thrasher Dream Trio (Whailing City Sound, 2013) liderado junto al contrabajista Ron

Y entre otras colaboraciones puso su piano en álbumes de vocalistas como Claire Martin —Too Much in Love to Care (2012)—, así como en el segundo álbum de Patty Lomuscio Stars Crossed Lovers (Challenge, 2022), en el que además intervinieron el saxo alto Vincent Herring, el bajista Peter Washington y el batería Joe Fansworth.
The Source (Artwork, 2023) a piano solo, su reciente álbum —comentado con anterioridad— puede considerarse una especial celebración de su 80º cumpleaños pero sobre todo una obra maestra y pieza angular que cierra el círculo de un largo e intenso proceso creativo.
Un largo y fructífero viaje en busca de su propio camino, que el propio Kenny Barron definió en 2015 en una entrevista de Michael J. Westa para Jazz Times:
«Todavía lo estoy buscando! ¡Lo digo en serio! Estoy más cerca, pero todavía estoy intentando encontrarlo. Alguien dijo una vez que la música es un viaje, y es un viaje interminable. Y no quieres llegar nunca. Si llegas, se acabó».
Proceso y viaje de aprendizaje de un maestro cuyo secreto es en apariencia sencillo:
«Siempre he buscado músicos mejores que yo, que tuvieran un nivel alto, es la mejor forma de aprender, y así se lo trasmito a mis alumnos, que busquen colaboraciones motivadoras. Necesito salir de la zona de confort y esa es la mejor manera de hacerlo, asumiendo riesgos, y sigo en ello». Entrevista de 2021 de A. Naranjo para el diario Granada Hoy con motivo del festival Jazz en La Costa de Almuñécar.
Un viaje musical unánimemente reconocido tanto por los numerosos músicos con los que ha colaborado como por instituciones culturales y la crítica especializada: Jazz Master por la NEA (National Endowment For The Arts), miembro de la Academia Estadounidense de las Artes y las Ciencias, miembro del American Jazz Hall of Fame, doctor honorario por la SUNY Empire State y Berklee College of Music, premio Living Legacy Mid-Atlantic Arts Foundation, premio MAC Lifetime Achievement Award. Ha recibido doce nominaciones a los premios Grammy y ha ganado las encuestas de la crítica y de los lectores de prestigiosas publicaciones como DownBeat, Jazz Times o Jazziz. Y ha recibido en siete ocasiones el premio como Mejor Pianista de la Asociación de Periodistas de Jazz, la última en 2017.
Y una trayectoria musical que guarda cierto paralelismo con la de otros grandes pianistas, por ejemplo, Hank Jones o Tommy Flanagan: ha trabajado con muchos músicos y de diferentes estéticas musicales adaptándose en cada caso con proverbial capacidad.
En esencia, y según propias palabras, «básicamente, soy un intérprete de bebop», estilo que ha ido aquilatado y madurando desde su inicial influencia de Bud Powell —manifiesta en el original “Bud-Like” incluido en At the Piano (1982), su primer álbum a piano solo pero también con el lirismo y toque elegante de Tommy Flanagan y el gusto por las armonías y abstracciones de Thelonious Monk que pasaría a convertirse en una suerte de seña personal.
Educador generoso
Aún antes de impartir clases de forma reglada en prestigiosos centros ejerció de generoso educador en el día a día de sus bandas en las que acogía a jóvenes talentos. Una forma de devolver la oportunidad que tuvo cuando James Moody le recomendó a Dizzy Gillespie: «Me gusta hacer eso cuando escucho a un joven que realmente sabe tocar. Porque alguien me dio esa oportunidad cuando era joven. Entonces, si puedo devolver ese pago, me encanta poder hacerlo».
En 1974 ingresó Rutgers University (New Jersey) como profesor de piano y armonía donde tuvo como alumnos a talentos de la actualidad, entre otros, el trompetista Terence Blanchard, a los saxofonistas David Sánchez y Harry Allen o a la cantante Regina Belle. A finales de 1999 dejó Rutgers University e ingresó en la School of Music of Manhattan donde tuvo a destacados alumnos como los pianistas Aaron Parks y Gerald Clayton. En la actualidad ejerce en la neoyorquina Juilliard School, donde asesora a numerosos músicos.
Sobre el sistema de docencia en Juilliard:
«Lo que hacíamos era tocar. Tocábamos estándares, tocábamos todo tipo de repertorio, tocábamos algo de su música, porque traían música original. Y para mí, se trataba de escucharlos y ver cuáles eran sus debilidades. ¿Era su forma de tocar? ¿Tocaban demasiado? ¿Eran líricos? Ese tipo de cosas. Solo delicadeza. No podía enseñarles a tocar, ya sabían hacerlo. Fue solo delicadeza». Peter Hum, Otawa Citizen (20.06.2017)
© José Santiago Lardón Santi (Febrero, 2023)







francisco posadas
Extraordinario semblante, Gracias Santiago.