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Enrique Oliver & Jaume Llombart Dúo. «Everything I Love»


José Santiago Lardón 'Santi' - 24 diciembre, 2020 - 0 comments

Enrique Oliver & Jaume Llombart Dúo. “Everything I Love”. Enrique Oliver (saxo tenor) Jaume Llombart (guitarra). Clasijazz, jueves, 7 de enero de 2021. 20:30 H.

Entre cuerdas y cañas

La asociación dúo guitarra y saxo (sea soprano, alto o tenor), sin acompañamiento de sección rítmica, es poco habitual, aunque hay casos notables en el llamado jazz tradicional —amplia horquilla que abarca desde clásicos a modernos bopers, hardbopers o simplemente grandes estilistas—. Valgan dos ejemplos bien conocidos y de gran nivel musical: Zoot Sims & Joe Pass, Blues For 2 (Pablo, 1983) que incluye temas de ambos y algunos standards de Ray Noble, Waller o I. Berlin, y Scott Hamilton & Bucky Pizzarelli, The Red Door (Concord, 1988), álbum donde el exquisito guitarrista Pizzarelli acompaña a Hamilton en un sentido homenaje al también saxo tenor Zoot Sims.

Pero si ampliamos el campo e incluimos formaciones con acompañamiento rítmico, sea a trío, cuarteto o combo más extenso, encontraremos infinidad de casos donde ambos instrumentos profundizan en un fértil diálogo, sea en su totalidad o en alguno de sus temas. Legendario es el sútil y delicado vis a vis “Why Was I Born?”, incluido en Kenny Burrell & John Coltrane (Prestige, 1958), o diálogo entre el tenor Ike Quebec y el guitarrista Grant Green “Born to Be Blue” del álbum homónimo (Grant Green, Blue Note, 1962). Y de igual belleza y creatividad son los que mantienen el guitarrista Jim Hall y el saxofonista y clarinetista Jimmy Giuffre grabados entre 1956 y 1957 y reeditados como Jimmy Giuffre & Jim Hall, The Original Trio (Gambit, 2005), o los del mismo Hall —apasionado de estos retos— con Greg Osby, Joe Lovano o Bill Evans recogidos en la antología de 5 álbumes grabados entre 1995 y 2001 y editados como Downbeat Critics’ Choice (Telarc, 2002), o con Wayne Shorter, sobre todo en el tema “Bimini”, publicado como Power of Three (Blue Note, 1986) a nombre de Michel Pretrucciani.

Y al genial Jim Hall recurrió Sonny Rollins para su reaparición, tras años de autosequía creadora y duros ensayos de más de 15 horas diarias en el neoyorquino puente de Williamsburg, con el álbum pletórico de intercambios de texturas titulado precisamente The Bridge (Bluebird, 1962). En cualquiera de sus temas, en especial en los rollinianos “John S” o “The Bridge” se pueden admirar los maravillosos tapices sonoros que ambos entretejen.

En esta misma línea, acaso más moderna, está la versión de “Tears in Heaven” de Eric Clapton incluida en el álbum de Joshua Redman y Pat Metheny Wish (Warner Bross, 1993) que algunos críticos consideran como una de las más hermosas grabadas.

El dúo saxofón/guitarra es más frecuente a partir de la década de los 70 y de modo especial en el campo del free o de la libre improvisación, en parte como consecuencia del concurso de nuevos recursos y efectos electrónicos con los que modificar la sonoridad expresiva de ambos instrumentos (sintetizadores, amplificación, varitone, etc.) y sobre todo por el afán de relevantes figuras de ir más allá de los límites de la tradición —la vanguardia de ayer es la tradición de hoy—, con especial incidencia en el ámbito anglosajón y nórdico.

Saxofonistas como el noruego Jan Garbarek, los norteamericanos John Zorn, Tim Berne o Anthony Braxton o el inglés Evan Parker han afrontado poliédricos vis a vis con guitarristas como los estadounidenses Ralph Towner, Bill Frisell, o los británicos Fred Frith o Derek Bailey, quien grabó con Lee Konitz una desmesurada versión de “Lover Man” que Lee, pese a las diferencias estilísticas, recuerda con hondo sentir. Valgan sólo algunos álbumes de una cuantiosa cosecha: Tim Berne & Bill Frisell, Theoretically (Empire, 1984) —para muchos especialistas uno de los mejores dúos—; Jan Garbarek & Ralph Towner, Dis (ECM, 1977 ); Evan Parker & Derek Bailey, Arch Duo  (Rastascan, 1999); John Zorn & Fred Firth, The Art of Memory (Broken Silence, 2006) o Anthony Braxton & Fred Frith, First Duo Concert y Duo (Victor, 2005).

Y en España, y muy reciente, es el proyecto a dúo entre el saxofonista Gianni Gagliardi y el guitarrista Joan Soler, presentado en el Jimmy Glass valenciano en 2015, del que desconozco si se ha editado, y claro y por supuesto el dúo que esta tenemos en el escenario de Clasijazz, acaso el más destacado de la escena actual por la excelencia de sus intérpretes, la empatía y la experiencia compartida desde hace tiempo.

Oliver & Llombart. La empatía de un dúo

Enrique Oliver y Jaume Llombart son dos destacados músicos y viejos conocidos pese a su juventud. Juntos han colaborado en numerosos proyectos ajenos —por ejemplo, y entre otros, en álbumes como Uno (Moskito, 2014) de Ernesto Aurignac o Voces (Nuba, 2015) de Perico Sambeat—.

Dúo simbiótico y único de dos creadores a la vanguardia de su generación, con una larga trayectoria de experiencias compartidas que se manifiesta en la complicidad de su música y la belleza del diálogo sincero y creativo entre dos instrumentos donde la guitarra y el saxo se complementan para trazar un tejido sonoro de singular belleza.

Una música que se erige como un lenguaje muy personal con la mirada puesta en el futuro y, respetando la tradición, aportar una nueva perspectiva a un repertorio clásico.

Su asociación se remonta a 2005, cuando ambos fueron invitados a participar en el Festival Internacional de Jazz de Birmingham. Tras su exitosa experiencia, fueron invitados en las siguientes dos ediciones. Desde entonces han compartido infinidad de experiencias y escenarios.

En 2007 viajaron a Nueva York donde pasaron a ser músicos residentes del club Café Brama, tocando cada semana con invitados de lujo como el batería RJ Miller, los contrabajistas Chris Higgins y Chris Van Woorst o los saxofonistas Mariano Gil y Javier Vercher, entre otros.

De regreso a España —y al margen de los compromisos al frente de sus respectivos proyectos y colaboraciones con otros músicos— realizaron juntos giras y actuaciones a lo largo de la geografía nacional: más de un centenar de conciertos en los últimos diez años. Una experiencia fructífera y enriquecedora que quisieron registrar en tres espléndidos álbumes autoeditados. El primero, Plays Standards (2007) con una gran selección de clásicos. En el segundo, Play Ellington (2011), rinden tributo al gran maestro Duke Ellington y el tercero, I Surrender, Dear (2014), de nuevo con novedosas relecturas de clásicos del cancionero americano y brasileño, como la hermosa “Voce vai ver”, del maestro Jobim.

Por supuesto que esto no podía ser todo y que la fiesta recién comenzaba: llevados por su pasión dan un paso adelante en su camino, haciendo lo que les gusta… Everything I Love

Everything I Love

Quince años después, ahora con la colaboración del trompetista barcelonés Félix Rossy en dos de temas (“If I Ever” y “Love Me Tender”), ahondan en una serie de estándares de compositores, sobre todo estadounidenses, en un álbum cálido y entrañable, cuyo título Everything I Love (UnderPool, 2020), resulta más que relevante, o sea, todos los clásicos que aman y, diríamos, por extensión todo aquello que les gusta, una manera de entender conceptos como el jazz, la tradición, el futuro, la vida misma. Para ello han rescatado temas del legendario cancionero americano —Great American Songbook—, en particular de compositores como Hoagy Carmichael, Jimmy Van Heusen, Cole Porter o Billy Strayhorn y los han hecho propios con una hondura íntima y cómplice.

Everything I Love es un disco hermoso de principio a fin —a todos nos gustan esos clásicos de toda la vida, valga la redundancia, hemos crecido a compás de sus sones—, interpretado de esa manera tan íntima y arriesgada del dúo, del tú a tú, y lo que a priori pudiera parecer una drástica reducción al prescindir de una sección rítimica, muda en sublimación de sonidos originales, destilados con inspiración a su esencia más limpia, quizás más bella.

De este modo, cuando Oliver se erige en solista, Llombat busca la apoyatura armónica con las cuerdas y, a la inversa, cuando la guitarra asume el papel solista, la cosa se complica y entonces Oliver demuestra por qué es un referente del tenor nacional.

Ambos asumen el rol de solista o de acompañante con la fluidez de una conversación entre amigos, porque cuando hablamos de jazz se trata de eso, de establecer una conversación en cuyo transcurso surgen ideas novedosas, acaso insospechadas, pero siempre sugerentes como lo es un paso hacia el más allá, al futuro.

Solo dos músicos de la talla, y el saber hacer, de Oliver y Llombart son capaces de transformar canciones conocidas en sugerencias de una riqueza extraordinaria y, así, “But Beautiful” emerge como una delicada balada con aire brasileño, “Lush Life” en puro sentimiento, “Tangerine” en toda una fiesta, el conocido “Everithing I Love” de Porter en un breve estallido de perfecta complejidad o “For Heaven’s Sake” en una emotiva balada que te envuelve en sus secretos, y así sucesivamente a lo largo de las 12 canciones incluidas en el disco:

  1. There Shall Be No Night (Abner Silver, Gladys Shelley). 2. For Heaven’s Sake (Donald Meyer, Elise Bretton, Sherman Edwards). 3. Tangerine (Victor Schertzginer). 4. Daydream/After All (Billy Strayhorn). 5. Everything I Love (Cole Porter). 6. But Beautiful (Jimmy van Heusen). 7. If Ever I Would Lose You (Alan Jay Lerner, Frederick Loewe). 8. Georgia (Hoagy Carmichael). 9. I Surrender, Dear (Harry Barris). 10. Raincheck (Billy Strayhorn). 11. Lush Life (Billy Strayhorn).. 12. Love Me Tender (George Rodway Poulton).

Enrique Oliver (saxo tenor)

nrique Oliver (Málaga, 1985) Comenzó a estudiar el saxo a los 8 años y pronto se interesó por el jazz sumergiéndose en el ámbito de la improvisación, recibiendo clases, asisitiendo a seminarios y estudiando a los grandes maestros del tenor que le apasionan como Sonny Rollins, John Coltrane y Coleman Hawkins. En sus inicios compartió experiencias con el saxofonista Ernesto Aurignac y el vibrafonista Arturo Serra, a la par que asistió a seminarios impartidos por Bobby Martínez, Perico Sambeat, Jesús Santandreu, Jerry Bergonzi, Dave Santoro, George Garzone, Jack Walrath, Steve Grossman, Greg Tardy, Seamus Blake, Barry Harris o Mark Turner, entre otros.

En 2005, terminados sus estudios en el conservatorio de Málaga, se trasladó a Barcelona donde enseguida pasó a formar parte activa de la escena jazzística de la ciudad, trabajando asiduamente en locales y festivales  como músicos como Albert Sanz, Jorge Rossy, Felix Rossy, Jaume Llombart, Albert Bover y Joan Chamorro, entre otros.

Durante su estancia en Barcelona colaboró en proyectos como Organics (cuarteto de Albert Sanz) con el que fue seleccionado para el circuito INJUVE en 2006, Roger Mas Group, Felix Rossy Quintet, Julián Sánchez Sextet, Ivan Rojas Quartet, Vila 5, Juan Pablo Balcazar Quintet o Nono García. ´

En 2007 y con el objetivo de completar su formación y adquirir experiencia viajó a Nueva York donde recibió clases de Bill McHenry y Ethan Iverson.

Ha formado parte de numerosos grupos junto a grandes maestros como Benny Golson y músicos como Dimitri Skidanov, David Mengual, DeeJay Foster, Bori Albero, Masa Kamaguchi, Chris Higgins, Chris van Woorst, Matt Brewer, Rai Ferrer, Arturo Serra, Jon Robles, Toni Berenguer, Raynald Colom, Nat Su, Ernesto Aurignac, Pedro Cortejosa, Dani ‘Ertato’ Torres, José Manuel ‘Tete’ Leal, Chris Kase, Perico Sambeat, Roger Mas, Albert Bover, Carlos Azevedo, Pascual Morente, Lianne Carroll, Albert Sanz, Juan Galiardo, Jorge Rossy, Marc Ayza, Dani Domínguez, Andrea Michelutti, RJ Miller, Marc Miralta, Jo Krause, David Xirgu, Ramón Prats, Xavi Hinojosa, André Sumelius, Guillem Arnedo, Juanma Nieto, Jaume Llombart, Jordi Matas, Andreu Zaragoza, Albert Vila, Carlos Pino, Marcelo Saenz o Manolo Perfumo. Asemás ha colaborado en proyectos con músicos como Perico Sambeat, Jorge Rossy, David Kikoski, Peter Bernstein, Avishai Cohen, Benny Golson, Barry Harris o Bill McHenry.

Ha actuado en conciertos e importantes festivales de jazz tanto a nivel nacional como internacional. Entre los nacionales cabe destacar los de Barcelona, San Sebastián, Getxo, Madrid, Valencia, Sevilla, Málaga, Granada o Sevilla. Y entre los internacionales los celebrados en países como Alemania, Suiza, Bélgica, Holanda, Inglaterra, Bélgica, Dinamarca, Finlandia, Estados Unidos, países de Sudamerica y África del Norte. Además se ha presentado en míticos clubes, entre otros, Club 21(Nueva York), Jamboree (Barcelona), Bimhaus (Ámsterdam), Jazzkeller (Frankfurt), L’Archiduc (Bruselas), Hot Clube (Lisboa) o Clasijazz (Almería).

Como sideman ha colaborado en más de cuarenta álbumes, entre otros, Qurtuba Jazz 2005 I festival de jazz andaluz (Cero decibelios); La Sonora por Cádiz Big,  Big Band de Cádiz (Producciones Bujio); Rebujao de Ivan Rojas Quartet; Mason Roger de Roger Mas Quintet (Fresh Sound New Talents). A. Vila Quintet (Fresh Sound New Talents). Ida e volta de Xan Campos Quintet (Free Code); Wicca de Jorge Rossy (Fresh Sound); Voces de Perico Sambeat; el monumental Uno (Moskito, 2015) de Ernesto Aurignac Orchestra, El Camino de José Carra, Lua Amarela de Joan Chamorro y Rita Payés o Symphony in the Clouds de Kenny Werner.

Como líder debutó con el álbum Introducing Enrique Oliver Quintet (Ámbar, 2012), al frente de un quinteto de lujo integrado por el trompetista Julián Sánchez, Roger Mas al piano, Bori Albero al contrabajo y Ramon Prats a la batería y la colaboración de Tete Leal a la flauta en el corte 10. El álbum incluye composiciones originales de los miembros del grupo, con composiciones propias y de los miembros del grupo.

Además colidera la banda Wild Bunch — integrada por cinco de los músicos jóvenes con mayor proyección del jazz actual de España y Portugal: Felix Rossy (trompeta) Enrique Oliver (saxo tenor) José Carra (piano) Romeu Tristão (contrabajo) y João Lopes Pereira (batería)— con la que ha grabado dos álbumes, Sexy Drogs (2014) y Wild Bunch (2016), así como el simbiótico dúo Llombart & Oliver junto al guitarrista catalán Jaume Llombart, antes referido.

Se habla con profusión y a menudo y con inconsciente ligereza de proyectos, cuando cabría hablar de mensajes, de difusión de ilusiones, de sueños que se materializan ante nuestra asombrada mirada con esa mágica ligereza con la que nace un brote nuevo.

A esta clase de sueño —consistente, de envergadura, amasado con esfuerzo e imaginación a lo largo de los últimos meses— pertenece el que nos ofrece el gran saxofonista malagueño Enrique Oliver que ha querido presentar con el revelador pero inquietante título de Incerteza (Blue Asteroid, 2020). Para tal logro se rodeó de músicos de primer nivel que respondieron solícitos a la invitación y aportaron su deje personal: el baterísta Jorge Rossy, el pianista Albert Sanz y el contrabajista Dee Jay Foster y con invitados especiales cuando la ocasión, y exigencia creativa, lo exigieron como el trompetista Voro García y el flautista Fernando Brox aportado sus personales destellos sonoros.

Se ha dicho que es su proyecto más potente, o su más esforzado mensaje. Se ha venido hablando desde antiguo de su gestación, de su fulgor, de su alcance, de tantas y tantas cosas, de todo eso que palpita en el seno de un sueño. Así lo presentó el propio Enrique:

«En este nuevo trabajo, presento dos arreglos de standards de jazz y ocho composiciones propias. Todo el material del disco ha sido escogido y compuesto durante los últimos 5 años en los que he vivido en 3 ciudades distintas, Lisboa, Basel y Málaga que me han aportado experiencias vitales y musicales totalmente extraordinarias».

Música reflejo de sus experiencias y afinidades, como el eco rolliniano del acompasado y vibrante “Calipsonny”, tributo a una de su grandes referencias, el guiño a Coltrane de “After This”, la arrebatadora, honda y emotiva balada “Rocío”, las creativas relecturas de los dos únicos standards —“How About You” y “I’ll Look Around”—, el aire de bolero de “Reconciliación”, el eco de bossa nova de “Incerteza”, tema que da título al álbum o el blues “Blues for Joshua” en homenaje a Joshua Redma, uno de sus ídolos.

El álbum se grabó en los estudios de Manolo Toro (Puerto Records) a la manera de antaño, de corrido, sin tomas falsas —una toma y listo— y con todos los músicos a la par como si de un directo se tratase —al igual que hiciera en su día para el sello Blue Note el célebre alquimista del sonido Rudy Van Gelder— para dar una idea precisa del cómo va a ser, con esa mágica impronta de la empatía entre músicos.

El álbum se presentó de manera oficial el sábado 28 de diciembre en el Clarence Jazz Club malagueño y el domingo 29 aquí, en Clasijazz, «uno de mis sitios favoritos del planeta tierra», en palabras del propio Enrique Oliver, en memorable concierto que sin duda ha pasado a los anales como uno de los más hermosos y desde luego destacados de la temporada. Oficiaron entonces, Jorge Rossy, Bori Albero, Albert Sanz, Fernando Brox y Enrique Oliver, con el trompetista almeriense José Carlos Hernández como invitado.

En el 2018 fue seleccionado para formar parte del programa internacional Focusyear de la prestigiosa Escuela Superior de Música de Basel (Suiza), contando con coachers como Joshua Redman, Kurt Rosenwinkel, Mark Turner, Wolfgang Muthspiel, Guillermo Klein o Dave Holland, entre otros.

En la actualidad reside en Málaga donde compagina su labor docente en el CAMM ‘Maestro Puyana’ (Centro de Artes y Música de Málaga, de la Asociación de Jazz de Málaga) con la participación en numerosos proyectos jazzísticos de la escena nacional e internacional.

Pese a su juventud, Enrique Oliver está considerado como una de las grandes figuras de la escena del jazz nacional, un auténtico virtuoso con un sobresaliente torrente de creatividad e improvisaciones magistrales e impecables y con una amplia trayectoria profesional a sus espaldas.

Pero quizás la mejor carta de presentación sean las palabras que su colega, el saxo alto Ernesto Aurignac, escribió en su página web:

«¿Es John Coltrane, Stan Getz, Hank Mobley? No, es Enrique Oliver, mi tenor favorito. Son dos metros de libertad, de búsqueda constante, de genialidad, de fantasía, de locura, de frenesí, de sinceridad. Su saxo y él son uno y es pura inspiración para todos los músicos cuando lo oímos tocar, siempre es un viaje sublime oír su música porque es entrar dentro de su corazón».

Jaume Llombart (guitarra)

Jaume Llombart Jorba (Igualada, Barcelona, 1980). Inició sus estudios musicales en 1986, a la edad de 6 años, en la Escuela Municipal de Música de Igualada, donde cursó el grado medio en la especialidad de guitarra clásica, recibiendo también clases de flauta travesera, trombón y piano.

A los 15 años comenzó a interesarse por el jazz, participando en los seminarios de verano que la Escuela de Música de Igualada comenzó a organizar. Su creciente interés por el jazz le llevó a seguir clases de 3×4 en el Taller de Músics de Barcelona donde estudia guitarra eléctrica y armonía moderna con Javier Juanco, Marcelino Galán, Llorenç Ametller, comenzando a tocar en diferentes proyectos musicales de estilos diversos. En los años 1999 y 2000 participó en el conocido seminario del Palau de la Música de Valencia (Sedaví) donde recibió clases de músicos como Kurt Rosenwinkel, Mark Turner, Nasheet Waits, Ben Street, Bruce Barth, Perico Sambeat y Pat Metheny, entre otros.

A los veinte años ingresó en la Escuala Superior de Música de Cataluña (Esmuc), primera promoción del centro, donde siguió los estudios en la especialidad de guitarra jazz, recibiendo clases del instrumento con Marteen Van der Grintten, Jose Luis Gámez y Daniel Pérez. Además y entre otras muchas asignaturas, estudió piano con Lluís Vidal y Elisabeth Raspall, armonía con Lluís Vergés, improvisación con Agustí Fernández y Gary Willis y combo con Joan Monné, Eladio Reinón y Lluís Vidal. Sigue pequeños seminarios y/o masterclass con Dave Douglas, Kenny Werner, Jesse Van Ruler, Hein van der Gein, Álvaro Is, entre otros. A raíz del proyecto final de carrera en la Esmuc, creó un septeto con música y arreglos propios que combina el jazz con ritmos africanos.

Desde el año 2000 reside en Barcelona donde empezó a tocar con diversas formaciones, entre otras, la cobla orquesta internacional Nocturna, el grupo de jazz rock Happy House (con David González, Daniel Domínguez y Albert Cirera) con el que obtuvo el primer premio del concurso de jazz de Copons, que consistía en la grabación de un disco y su edición por el sello Fresh Sound New Talent. Además lideró el trío Trilogía (con Guillem Arnedo y Joan Motera) y el Jaume Llombart Quinteto (con Eladio Reinón, Jordi Berni, Bori Albero y Xavi Hinojosa), así como el Quinteto (con Ion Robles, Juanma Nieto, Roger Mas y Bori Albero), grupos con los que recorrió buena parte del circuito catalán de salas y festivales de jazz como los de Bañolas o Tarrasa.

Además es colaborador habitual de las más relevantes figuras del jazz nacional e internacional, entre otras, Jorge Rossy, Enrique Oliver, Marco Mezquida, Ernesto Aurignac, Roger Mas, Dee Jay Foster, Felix Rossy, Joe Smith, Bill McHenry, Eladio Reinón, Christian Coxholt, Silvia Pérez, Laia Cagigal, Celeste Alías, Juanma Nieto, Orquesta BCN 216, Jordi Matas, Santi de la Rubia, Xavi Hinojosa, Guillermo McGill, Dmitri Skidanov, Dani Domínguez o Jordi Berni.

Músico versátil y creativo es muy solicitado para importantes proyectos entre los que cabe señalar sus colaboraciones en álbumes como Roger Mas Quintet, Mason (Fresh Sound New Talent); la Asociación Libre Orkesta dirigida por Joe Smith, ALO (Festina Lente Records); Eladio Reinón Quartet, Trencadís (Jazztones) y A flor de piel (Jazztones, 2012); Guillem Arnedo Band & Celeste Alías, Let’s Sing Again (Swit Records, 2014); Ernesto Aurignac, Anunnakis (Fresh Sound New Talent, 2015) y Uno (Moskito, 2015); Sergi Sirvent, Inferencies (Fresh Sound New Talent); la formación Amomg 3, Among 3 (Fresh Sound New Talent, 2006), José Carra, Verso (Romero Music, 2016) y destacable fue su participación en el álbum del saxofonista Chris Cheek, Saturday Songs (Sunnyde Records, 2016), donde toca el bajo eléctrico y que fue presentado en esta sala. Y celebrados son sus dúos con la cantante Mayte Alguacil o con el gran pianista Marco Mezquida.

Además desarrolla un intensa actividad docente como profesor de guitarra eléctrica, guitarra clásica y armonía moderna en varios centros de música de Cataluña.

En 2011 presentó su nueva formación, Jaume Llombart Sextet, con la que publicó su primer álbum como líder, Live at Robadors 23 (Cd Baby, 2011). Música anclada en las raíces del jazz e interpretada por un inusual conjunto formado por dos guitarras eléctricas, saxo tenor, clarinete bajo, bajo y batería, con una sonoridad potente, compacta a la par que dúctil y sensitiva. Incluye 8 temas, 5 de ellos del propio Llombart y el resto de Bill McHenry, en los que aborda desde el sistema de tres acordes de la escala cromática de Ornette Coleman como en “LA Cromatica” o “Violeta”, baladas, relecturas de clásicos emblemáticos como “¿Qué hay de nuevo?”, hasta blues muy personales.

El último proyecto de Jaume Llombart Sextet es el álbum Magenta (Fresh Sound New Talent, 2015), presentado en esta sala en concierto en octubre de 2015. Incluye 11 temas, 6 de Llombart, 2 de Joe Smith, 1 de Roger Mas y dos standards, “All Blues” de Miles Davis y “Liza” de Gershwin. El sexteto lo integraban el propio Llombart, el también guitarrista Alfred Artigas, el saxo tenor Miguel Villar, Pau Domènech al clarinete bajo, Marc Cuevas al contrabajo y el baterista Joe Smith.

Sobre Llombart y su sexteto la crítica ha escrito: «De la prestigiosa generación Emuc destacan músicos como Jaume Llombart, guitarrista inquieto, interesado en lenguajes poco convencionales, en formas de componer y arreglar próximas a la exploración, en el universo del jazz de vanguardia. Un buen ejemplo lo encontramos en este sexteto de altura, integrado por lo mejor del jazz más subterráneo de nuestra ciudad. Música fibrosa, enigmática, batida por un jazzman conocido por sus destacadas colaboraciones».

«Una instrumentación inusual ofrece un sonido de grupo en el que las jerarquías habituales de solista y ritmo se cambian cuidadosamente. Los dos guitarristas intercambian lugares y roles, mientras que los vientos alternan el acompañamiento de ostinato con excursiones en solitario sorprendentemente efectivas… El mundo musical de Llombart parece extenderse desde el bop-into-cool de la canción principal hasta los márgenes del rock». Brian Morton, Jazz Journal (agosto, 2015)

En enero de 2011 Jaume Llombart fascinado por la música de Thelonious Monk decidió grabar en el estudio Underpool una serie de standards inspirados en las interpretaciones que Monk había realizado. Cinco años después vio la luz la grabación como Jaume Llombart, Solo (Underpool, 2015), álbum en el que se aprecia la influencia de Monk, pero también las relecturas de una tradición que Llombart ejecuta con un lenguaje personal y maduro.

Para la ocasión escribió el también guitarrista y compañero musical Alfred Artigas unas esclarecedoras notas:

«Cuando se habla de un músico y de su respeto por la tradición se está pensando en lenguaje, no en costumbre. La transmisión de los códigos y usos de una música concreta es, en la mayor parte de los casos, una línea discontinua en la que el artista elige uno o varios segmentos para incrustarse como puno de partida. Por encima de los lenguajes hay otra tradición: la de hacer sonar lo mejor posible todo lo que tocas. La de la respiración, la de la generosidad, la de la imaginación, la de la sinceridad. Al fin y al cabo, un metrónomo define un tempo, pero el vaivén acechante de los omoplatos de un guepardo también».

Con el comentario del guitarrista Alfred Artigas a modo de presentación y una dedicatoria a Monk, el álbum incluye diez clásicos, pero ninguno escrita por el legendario pianista aunque sí los había interpretado y hechos propios. Por eso huele a Monk, sabe a Monk, aunque no haya piano ni sean sus más emblemáticas canciones.

Y otra reseña, ahora de Jesús Mateu Rosselló, en Tomajazz, 25 de febrero de 2016.

«Jaume Llombart grabó un disco conceptual. Conceptual en el sentido en que el guitarrista interpreta diez standards. Hasta aquí algo muy habitual y lógico. A lo que hay que añadir que los interpreta inspirándose en las diferentes versiones que dejó el inimitable e imprescindible Thelonious Monk. Temas tan archiconocidos como “Satin Doll”, “Just a Gigolo” o “I Should Care”.

En todas y cada una de las interpretaciones anida una forma muy particular de tratar el tiempo, los ataques y los espacios de tensión que nos recuerdan asombrosamente a Monk pero pasado por el matiz personal y enriquecedor de Llombart.

Un disco de profunda hermosura, diez temas interpretados de una manera muy sencilla, sin recurrir en ningún momento ejercicios circenses, huyendo de los lugares comunes tan habituales en los repertorios de versiones. Está la esencia y el espíritu de Monk, pero sobre todo ese algo tan difícil que es expresar la propia personalidad del intérprete, la del magistra Llombart.

El gran saxofonista y afín musical Ernesto Aurignac escribió sobre Llombart a propósito de su álbum Uno unas hermosas palabras que definen meridianamente su personalidad musical y humana:

«Jaume Llombart es un genio, inspiración y admiración máxima. Nunca he conocido a alguien con tanto talento, los que le conocemos sabemos que es uno de esos músicos que toca en un circuito pequeño cuando podría estar tocando por el mundo, en los mejores festivales y con los mejores músicos del mundo. Pero él es extremadamente introvertido, generoso y humilde, le gusta mucho la huerta, Thelonious Monk y los calçots. Escucharlo siempre es una lección, no es normal el control que tiene de los sonidos y su capacidad creativa, no exagero cuando digo que es un verdadero genio. Nos conocimos en Barcelona hace ya 13 años, vivir con él una temporada fue una masterclass constante, aprendí mucho de lo que ahora sé. Recuerdo levantarme cada día a las 10, entrar en el salón y verle apoyado en la ventana con su café y su guitarra (siempre sin amplificación) desde las 7 de la mañana transcribiendolo todo, Coltrane, Parker, Monk, Tristano, Konitz. Cocina una pasta con nata, champiñones y calabacín de otro planeta, y hasta hace poco conducía un coche antiguo sin carnet de conducir y con una cinta de Joe Pass medio rayada que nunca cambiaba. ¡Tengo el honor y le placer de que grabe en mi disco! Su papel es muy importante y no sé cómo voy a hacer para gestionar sus solos con tantos músicos, teniendo en cuenta que mi cabeza se imagina a Jaume tocándolo todo».

© José Santiago Lardón ‘Santi’ (Enero, 2021)

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