Cienciajazz: Cuando el desierto estornuda
Jue 6 noviembre a las 20:00
Sala Principal | Entrada Libre
Sergio Rodríguez (Instituto de Productos Naturales y Agrobiología. IPNA-CSIC)
Cada día flotan en la atmósfera unos 25 millones de toneladas de polvo, que son emitidas mayoritariamente en los desiertos subtropicales y zonas adyacentes. Este polvo es transportado a lo largo de centenares o miles de kilómetros, e influyen en el clima, los ecosistemas y la calidad del aire.
Aunque la mayor parte de estas emisiones son naturales, las antropogénicas han experimentado un importante aumento desde la mitad del siglo XIX. Los paleo-registros muestran que las variaciones en el clima y el polvo en suspensión presentan fuertes vínculos y una potente retroalimentación, que involucran a procesos biogeoquímicos y los ecosistemas, llegando incluso a afectar a la migración de especies marinas de interés pesquero.
Estudiar estos procesos contribuye a una mejor comprensión de la influencia del cambio climático en las emisiones de polvo, a su relación con el uso del suelo y a la desertificación, y en los cambios en las rutas de transporte.
Aunque las emisiones de polvo en la Península Ibérica son muy inferiores a las del norte de África, un estudio reciente, en el marco del Atlas de la Desertificación de España, ha permitido identificar cuáles son las principales regiones de emisión.
Entre 2020 y 2022, España ha sufrido las calimas de polvo sahariano más intensas desde que existen registros. Este es el motivo por el que las sociedades científicas de medicina están resaltando la importancia de identificar las afecciones ligadas a la mala calidad del aire por el polvo en suspensión.